Sin ánimo de ser oportunista creo que es el momento de escribir algo sobre el agua, si estimado lector, ese bien considerado como un producto o un insumo pero sobre todo un derecho humano. Como valencianos estamos intrínsecamente unidos al ciclo del agua; desde tiempos ancestrales hemos sido beneficiados por el agua y, en ocasiones, también, hemos sido azotados por su rigor, escasez o sobreabundancia.
El agua es dúctil, maleable, moldeable y por ello su presencia es necesaria en casi todos los segmentos del mercado; sectores principales como el agrícola, industrial y municipal utilizan el 69%, el 19% y el 12% respectivamente del agua dulce disponible
Un par de científicos hídricos se preguntaban recientemente ¿qué tienen en común los incendios forestales en Occidente y la escasez mundial de semiconductores? Así es, el agua… o más bien la falta de ella. La Tierra es el “planeta azul” pero solo el 1% de su agua está disponible para su uso. Damos por sentado que el agua es una necesidad humana básica y un componente crítico para nuestras cadenas de suministro industrial, alimentario y energético, por ello, los gobiernos -nacionales y regionales, las empresas y las personas- nos enfrentamos a graves problemas de cantidad de agua (muy poca o demasiada), calidad e incluso de equidad.
Lo cierto es que tanto agua como clima están íntimamente relacionados y los fenómenos meteorológicos extremos (sequías, inundaciones, tormentas intensas…) se manifiestan a través de cambios en el ciclo del agua. Esto provoca consecuencias cada vez más variables, impredecibles y catastróficas en el agua por lo que debemos exigirnos una resiliencia y adaptación a estos cambios. Digo exigirnos, plural, incluyo, gobiernos centrales, autonómicos, municipales, empresas y ciudadanos. Pretendo analizar la cuestión desde una perspectiva no de emisiones, el agua puede ser tanto una fuente de emisiones (GEI) como una vía de mitigación, sino a través de una perspectiva más tecnológica, de innovación, inversión y previsión. No me gustaría que se me viera como alguien que intenta introducir ideas locas por la puerta de atrás, intentaré ser claro, como el agua, y preciso, si es posible de fácil comprensión…

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- Fuentes: ONU, Servicio geológico EEUU, Agencia Ambiental UE y Singapor
Como escribía más arriba, podemos afirmar que el agua está presente en todas las industrias así que la tecnología del agua sería cualquier solución vía innovación que tenga al agua como eje central de su propuesta de valor (recordemos los principios de la innovación) por lo que desde el acuífero hasta nuestro vaso y posteriormente de regreso al desagüe encontramos unos marcos independientes dentro del sector que nos permiten categorizar la cadena de valor de las soluciones de tecnología del agua sobre las que, tanto administraciones públicas (ministerios y confederaciones hidrográficas, consellerías, diputaciones y ayuntamiento) como empresas privadas y startups, podrían colaborar en la aportación de nuevas soluciones …
Dichos marcos en los que deberíamos centrar esa búsqueda de nueva tecnología serían:
1. Fuente-origen y gestión: salud de cuencas hidrográficas, recarga de aguas subterráneas, eficiencia y conservación, administración del agua en la cadena de suministro, hogares inteligentes…
2. Tratamiento y distribución: tratamiento del agua, instalación de nuevas tuberías, detección de fugas, distribución de agua potable, gestión de activos…
3. Recolección y reutilización: procesamiento y/o reutilización de aguas residuales, reparación y compensación ambiental, refrigeración industrial…
4. Tormentas e inundaciones: gestión de tormentas e inundaciones, detección y eliminación de descargas, predicción meteorológica…
Pero… el sector público solía comandar y financiar proyectos masivos de infraestructura hídrica, hace años que ya no lo hace sino que elimina recurrentemente los ya ejecutados con anterioridad; además nos está demostrando que no tiene incentivos para asumir riesgos tecnológicos (innovación). Claro, dichas inversiones no tienen un retorno electoral rápido, parece que no son prioritarias y echando mano de la estadística es improbable que se sucedan eventos meteorológicos adversos con relativa asiduidad. Y el sector privado no parece interesado en desempeñar un impulso a la innovación hídrica y aplicar soluciones para compensar la falta de inversión pública, parece que están más interesados, como recientemente he podido leer en Valencia Plaza, en el desarrollo del sector de video juegos…
Si a todo lo anterior añadimos que la mayoría de empresas que prestan servicios públicos hídricos están muy atomizadas, es decir, atienden a menos de 500.000 personas, y por tanto carecen de los recursos, financiación y la tolerancia al riesgo para implementar nuevas herramientas y acometer infraestructuras a gran escala lo que genera una atrofia inversora e innovadora que se refleja en la acusada antigüedad del sistema de tuberías, pérdidas y fugas cuantiosas, el marketing a los clientes (que no pueden elegir entre proveedores de servicios de agua) entre otras carencias.
Cuando hablo de infraestructuras me refiero al conjunto de elementos, dotaciones o servicios necesarios para el buen funcionamiento de los marcos antes mencionados que integran el sistema hídrico, con especial relevancia a los relacionados con las de carácter preventivo (tormentas, inundaciones, etc.) y de seguridad y bienestar de las personas, nos encontraremos con el rompecabezas perfecto.
Inciso: conviene recordar que el agua, de momento, es barata pero el recibo del agua no, es carísimo y no sabemos, los clientes, como hemos llegado a esto. En un recibo estándar, de un importe de unos 75 euros, solo el 10% es por consumo de agua, unos 7,82 euros, el resto, el otro 90% se reparte entre: -tarifa inversiones Ayuntamiento, -cuota de servicio, -cuota de mantenimiento integral, -tasa alcantarillado x tres bloques, -cuota de consumo canon de saneamiento, cuota de servicio canon de saneamiento, -tasa Tamer, y Confederación Hidrográfica del Júcar CHJ, de triste recuerdooooo, además del IVA correspondiente a cada uno de estos conceptos. ¿Podemos afirmar que el agua y su recibo son asequibles? La asequibilidad del agua significa que todos los clientes residenciales en el área de servicio de una empresa de servicios públicos, independientemente de sus ingresos, pueden pagar los servicios de agua y aguas residuales sin tener que renunciar o recortar otros gastos necesarios como vivienda, alimentos, medicamentos, transporte u otros servicios públicos; y esto ya no está ocurriendo en Valencia.
Como podemos observar el costo de la mala gestión del agua es tangible y está aumentando sin olvidar que el agua es un derecho humano (ONU año 2002) lo que implica que no tiene precio y aquí entraríamos en la cuestión de la “equidad hídrica” que se debería producir cuando “todas las comunidades tienen acceso a servicios de agua potable y de tratamiento de aguas residuales seguros, limpios y asequibles; son flexibles e invulnerables (resilientes) frente a inundaciones, sequías y otros riesgos climáticos; participan en los procesos de toma de decisiones relacionados con la gestión del agua en sus comunidades y comparten los beneficios económicos, sociales y ambientales de los sistemas hídricos”.
¿Cómo resolvemos este rompecabezas? Sería imprescindible un pensamiento integrado, ya que el problema del agua es complejo y requiere de un pensamiento a nivel sistemas, además de innovación tecnológica y planificar con mucha anticipación.
Solemos situar el problema del agua en la casilla de “demasiado difícil” y esto conlleva a retrasar, dilatar e incluso abandonar soluciones que son prioritarias para la sociedad en general. Equivocarse con el agua es muy fácil y por ello no se ha visto en los últimos años el más mínimo interés por la inversión en infraestructuras y tecnologías. No se han buscado puntos críticos en áreas como las infraestructuras hídricas, aguas residuales (municipales e industriales) o la gestión de procesos, tanto para las empresas de agua como para las administraciones –léase la ineficiencia de los procesos que nos llevaron a la tremenda cifra de muertos durante la última riada en Valencia-y que hoy día resuelve cualquier empresa privada como Storm Sensor, que rastrea el riesgo de tormentas e inundaciones en tiempo real. Ante unos sistemas de aguas pluviales tan extensos como tenemos en la Comunidad Valenciana incluso invirtiendo cientos de millones de euros, si no se hace bien, tenemos sótanos inundados, carreteras y ferrocarriles intransitables, daños a empresas y comercios, pagos de seguros y contribuyentes cabreados, que luego votan, además de un número obsceno de víctimas mortales. Es la obligación de las administraciones rastrear y corregir lo que está sucediendo en el sistema hídrico.
Por si interesa a alguno de nuestros políticos y gestores de la recuperación, aquí va una lista de startups y el marco en el que centran su actividad.

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¿Le parece al lector que esto es lo que están haciendo o van a realizar los gestores de la reconstrucción? ¿Cuál será el planteamiento futuro de las administraciones ante el problema hídrico y los factores de riesgo asociados al ciclo del agua? ¿Nos van a consultar al respecto?
De momento lo que trasciende es que desde lo ocurrido el pasado 29 de octubre, unos están empeñados, únicamente en que dimita el presidente de la Generalitat y otros están trabajando o intentándolo en la recuperación y mejora de los sistemas. En más de cien días el grupo Compromís no ha presentado ninguna propuesta, al igual que PSPV, excepto pedir la consabida dimisión. Y ahora que ha fracasado con la PNL ¿cuándo va a dimitir usted señor Baldoví? Los valencianos lo que menos necesitamos ahora es odio e ideología.
Corrijo, sí, han presentado una propuesta/pregunta, y es ¿cómo va a ir vestida la alcaldesa a la Ofrenda? Nivelazo …
Tras casi siete años en Madrid, en el Congreso, el señor Baldoví ha votado recurrentemente en contra de los intereses de la Comunidad Valenciana, perjudicando todas las posibilidades de mejorar la infrafinanciación de la Comunidad y lo último que ha votado en contra es la propuesta de Gan Pampols de simplificar y adaptar los requerimientos y burocracia para mejorar y acortar los procesos en la recuperación y trámites de los damnificados. Olé!!!
Mi recuerdo para las 227 víctimas de las inundaciones y mi apoyo y cariño a sus familiares. Y nuestro esfuerzo y solidaridad para los damnificados y perjudicados.
Ricardo Romero es especialista en estrategia de impacto y sostenibilidad