Ahora que casi todo el mundo está de acuerdo en que Carlos Mazón debe dimitir, voy a discrepar de casi todo el mundo y de mí mismo.
Como escribí en su día, Mazón tendría que haber dimitido hace un año por ser el responsable político de una pésima gestión de la catástrofe y por no estar donde debía, independientemente de los avatares judiciales, que creo que acabarán en nada.
Debió seguir el ejemplo del ministro de Transportes griego Kostas Karamanlis, quien, pocas horas después del accidente ferroviario de Tesalia de 2023 en el que murieron 57 personas y donde él no tuvo ninguna responsabilidad penal, dijo: "Cuando ocurre algo tan trágico es imposible continuar y pretender que no ocurrió. Esto se llama responsabilidad política. Por esta razón, anuncio mi dimisión".
Pero la hora de dimitir con dignidad ya pasó para Mazón. No asumir la responsabilidad política a tiempo le llevó a una sucesión de mentiras para tratar de ocultar lo injustificable y a ser objeto de una cacería política y mediática implacable que lo hace parecer no solo culpable sino el único culpable de la tragedia.

- Foto: KIKE TABERNER
Pese a ello, lo importante no es tanto cuándo se va Mazón, sino cuándo podremos los valencianos elegir a un nuevo presidente de la Generalitat. Y lo mejor es que sea cuanto antes.
Unas elecciones autonómicas eran impensables justo después de la Dana porque lo urgente era la reconstrucción. No estábamos para meternos en una campaña electoral, aunque los partidos políticos hicieron de la reconstrucción una campaña faltando al respeto a los damnificados.
Sin embargo, una vez pasado un año y celebrado el funeral de Estado, los valencianos estamos preparados para elegir un nuevo presidente, que es una opción democráticamente más sana que dejar que lo elijan Les Corts entre diputados o diputadas que no se presentaron como candidatos a la Presidencia cuando se celebraron elecciones en 2023.
La dimisión de Mazón sin más tiene algunos inconvenientes y ninguna ventaja que no sea perderle de vista.
No resolvería un problema de gestión de la reconstrucción, ya que esta ha sido razonable, incluso buena en algunos aspectos, aunque es cierto que mejoraría si Pedro Sánchez retirara el veto a cualquier colaboración con la Generalitat que de manera infame estableció poco después de la tragedia. Si algo ha lastrado la recuperación, no ha sido la presencia de Mazón sino la vil actitud del Gobierno. La pregunta es si Sánchez se abriría a colaborar con la Generalitat en caso de que Mazón dimitiera y Les Corts eligieran a otro presidente.

- Mazón y Sánchez se saludan en el funeral de Estado.
- Foto: KIKE TABERNER
Con todo, el principal inconveniente de una hipotética dimisión de Mazón es que al nuevo presidente o presidenta no lo elegiríamos los valencianos en las urnas sino Vox. Dirás que a Mazón también lo eligió Vox, pero no es lo mismo. Mazón se presentó como candidato a presidente y obtuvo una amplia mayoría con 40 escaños de un total de 99. Vox respaldó al candidato más votado.
En caso de dimisión del president, el PP tendría que proponer a un nuevo candidato entre sus diputados. Todo apunta a que sería la alcaldesa de València, María José Catalá, favorita de Núñez Feijóo. Pero, ¿qué pasa si a Abascal no le gusta Catalá y prefiere por ejemplo a Juanfran Pérez Llorca, el otro diputado que suena como alternativa? ¿Va a elegir Vox al president o presidenta de la Generalitat?
Eso sin entrar en las repercusiones que la elección de Catalá tendría en el Ayuntamiento de València, donde también habría que buscar casi de un día para otro un sustituto, que también tendría que ser validado por Vox y por Badenas.
Por estos motivos, antes que una presidencia interina, parece más conveniente y sana una convocatoria anticipada de elecciones autonómicas, que ya no pueden ser para el 21 de diciembre como las de Extremadura porque se ha pasado el plazo para convocarlas.
Una fecha razonable, teniendo en cuenta el paréntesis navideño, sería el domingo 25 de enero, quince meses después de la Dana. Para ello, Mazón o quien esté al frente del Consell debería disolver Les Corts el 2 de diciembre, si no me fallan los cálculos.

- Vicent Mompó.
- Foto: EFE/MANUEL BRUQUE
La convocatoria electoral permitiría al PP organizar una candidatura –el PPCV prefiere a Mompó– sin tener que improvisar; a los partidos de la oposición, renovar sus grupos y elevar el paupérrimo nivel parlamentario actual, y a los valencianos, pasar página de esta legislatura maldita y elegir un nuevo presidente o presidenta con un programa electoral adaptado a las circunstancias.
La única duda sería si estos tres meses aguantamos con Pérez Llorca de presidente interino o con Mazón, que sigue sin querer irse, en una versión pato cojo, con menos exposición y menos presión una vez conocida su fecha de caducidad.
PS: Mazón ha seguido el mal ejemplo de Sánchez y no ha presentado proyecto de presupuestos en el plazo que marca el Estatuto de Autonomía. Merece un artículo de reproche, pero como no quiero repetirme, me remito al que le dediqué al presidente del Gobierno, y léase Mazón donde pone Sánchez. Otro motivo para convocar elecciones, el uno y el otro.