Opinión

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La derecha contra el mensaje del papa

Publicado: 24/04/2025 ·06:00
Actualizado: 24/04/2025 · 06:00
  • El papa Francisco.
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Las reacciones de la derecha a la muerte del papa Francisco son buen ejemplo de esa costumbre de hablar bien de quien se ha ido para siempre, mientras que en vida le vilipendiaban llamándole (¡atención!) comunista o incluso maligno por no comulgar con los ejes básicos del discurso reaccionario.

Así, el fallecido papa mantenía un discurso integrador respecto a la inmigración, estaba a favor de darle mayor protagonismo a la mujer en la Iglesia y afirmó que los homosexuales tienen derecho a formar una familia. Así mismo, manifestaba su preocupación por la inclusión social frente a la demonización de las políticas sociales, reconocía el problema del cambio climático como consecuencia de la acción del hombre frente al negacionismo o evidenciaba su sensibilidad con llamadas diarias al párroco de Gaza a las siete de la tarde, denunciando, con la información que le llegaba, que lo que está haciendo el ejército de Israel con los palestinos es terrorismo.

El problema que tenía la derecha con el papa era el altavoz, pues sus palabras resonaban en buena parte del planeta, donde -según el Vaticano- un 20% de la población es católica. Y esa ola reaccionaria global no está dispuesta a permitir ningún altavoz contrario a su fascismo discursivo sin insultarle y ridiculizarle, aunque sea el mismísimo papa.

Porque para esa derecha reaccionaria todo vale para alcanzar sus objetivos, aunque ello pueda suponer arder en el infierno de los pecadores. Y buena prueba de esto es, sin ir más lejos, la infinidad de mentiras que escupen sin rubor sobre lo ocurrido el 29 de octubre con la Dana que azotó al territorio valenciano, sin reconocer sus errores, o siquiera atreverse a explicar cuál era y es la verdadera prioridad de su gobierno. No hay penitencia que compense tanta mentira.

Esa derecha valenciana que se reivindica católica pero ninguneaba el mensaje del papa Francisco, nos satura con un batiburrillo de falsedades, ocultan datos de llamadas, borran imágenes de seguridad de la entrada al Palau de la Generalitat, y acusan sin razón a aquellos a los que expulsaron de las reuniones con ese “período de trabajo exclusivamente presencial” con tal de que no fueran testigos de su palmaria incapacidad para gestionar la situación, o en palabras de la jueza de instrucción del caso: “gravísima inactividad con resultado mortal”.

Al mismo tiempo que intentan reescribir lo sucedido, tramitan los presupuestos de la Generalitat con el pacto del diablo, que busca consolidar los mensajes de la derecha personificando al enemigo en las políticas de inclusión social, la cooperación, la participación, la igualdad, la transparencia, el valenciano y la protección del medio ambiente. Hasta Cáritas ha manifestado su preocupación por estos presupuestos que recortan políticas sociales y abundan en el discurso del odio.

  • Reunión del Consell valenciano.

A cambio, con estos presupuestos la derecha ensalza la tauromaquia, abandonan la educación pública y riegan de contratos a dedo a las empresas amigas condenadas en las múltiples tramas de corrupción del PP. Contratos sobre los que Vox ha exigido tajada en su pacto del diablo. De nuevo, se visualizan sus prioridades, muy alejadas de las manifestadas por el fallecido papa.

Pero lo más importante de ese pacto es la retórica que lo acompaña, pues el mayor objetivo de la derecha es que cale su relato de exclusión y odio, preparando el terreno para seguir avanzando en mayores recortes en derechos. Esto con el propósito de que sus medidas antisociales sean vistas como la única solución a problemas inventados, que de tanto repetir han devenido en verdades absolutas en el imaginario colectivo de demasiada gente.

Da igual los datos, da igual la realidad, lo que importa es convencer a la gente de que su enemigo es el de abajo y no el de arriba, el que viene en patera y no el que viene en avión a comprarse una casa al contado que la mayoría no podemos pagar en toda una vida, el pobre contra el pobre, mientras los ricos se hacen más ricos y migran sin problemas. Y se va desmantelando el Estado de Bienestar con la excusa de que no funciona cuando la realidad es que beneficia a todos y es la propia derecha la que juega a desmantelarlo sin confesarlo. Usan la mentira como instrumento y la falsa victimización para justificar sus actos.

Por ello, todos los altavoces que desmonten sus discursos de exclusión y odio que solo buscan consolidar y ampliar desigualdades sociales y desmantelar el modelo social empequeñeciendo la democracia, son fundamentales. También el del líder de una institución religiosa con la que se puede no compartir tantas cosas.

Ese miedo a que desmontemos sus discursos es, seguramente, el motivo por el que han reducido las sesiones parlamentarias en las Corts a la mínima expresión, pero seguiremos alzando la voz para denunciar cuáles son sus verdaderas prioridades, pues el silencio nos haría cómplices.

Toca elegir en qué mundo queremos vivir y en el que crezcan nuestros hijos.

 

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