Opinión

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CORTITA Y AL PIE

Luces y sombras, un año después

Publicado: 24/10/2025 ·06:00
Actualizado: 24/10/2025 · 06:00
  • Dos hombres observan el barranco del Poyo en Paiporta.
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Cuando se aproxima el aniversario de la trágica Dana del 29 de octubre de 2024, resulta obligado hacer una parada para reflexionar sobre estos doce meses centrados en el enorme reto de la vuelta a la normalidad y la recuperación de la provincia de Valencia.

Antes que nada, quisiera expresar, una vez más, mi afecto y solidaridad con todas las personas afectadas. El recuerdo y el dolor por todos los que perdieron la vida siguen y seguirán presentes en la sociedad valenciana. Un año después, algunas heridas provocadas por las crueles riadas comienzan a curarse, pero las indelebles cicatrices que han dejado en nuestra provincia, y de forma profunda en muchos pueblos, siempre nos acompañarán.

El desolador horizonte que se abrió tras la peor catástrofe de nuestra historia reciente no nos dio otra alternativa que luchar y sacar lo mejor de nosotros mismos, como ha hecho ejemplarmente el pueblo valenciano (personas anónimas, empresas, entidades diversas), que durante todo este tiempo ha demostrado su compromiso social y su altura moral.

Declarado en junio el final de la situación de emergencia en todos los municipios, completándose así la desescalada, nos encontramos inmersos ya en otra fase, la de los trabajos de reconstrucción, que naturalmente presentan diferencias de envergadura y resultado, dados los muy diversos niveles de afectación de unos municipios y otros. Ante una tarea de dimensión descomunal, dada la inmensa devastación, es comprensible que pueda existir una percepción social de falta de agilidad en el desarrollo de algunas actuaciones.

Son los alcaldes, vecinos y entidades sociales y empresariales quienes nos trasladan y constatan los desafíos y dificultades que todavía persisten. La demanda de una mayor coordinación entre administraciones públicas, la plena reparación de infraestructuras de todo tipo, la recuperación del tejido económico y empresarial, la situación de pymes y autónomos, del comercio y del campo, la tardanza de determinadas ayudas y un largo etcétera, son algunas de las asignaturas pendientes de resolver por completo. A lo que se une la pesada carga psicológica que sufren los habitantes de las zonas afectadas, provocada por el miedo y la sensación de vulnerabilidad ante otra hipotética Dana. Somos conscientes de ello.

Las administraciones en su conjunto han venido realizando un esfuerzo económico extraordinario en forma de diferentes ayudas e inversiones. Pero también es cierto que aún queda mucho camino por recorrer hasta la consecución no solo de una total normalidad, sino de una reconstrucción que nos haga más fuertes y preparados ante fenómenos meteorológicos extremos como el sufrido.

Por ello, sería deseable desterrar de una vez batallas políticas estériles y centrarse en abordar debates constructivos y alcanzar acuerdos. Por ejemplo, en relación con la necesidad y urgencia de planificar y ejecutar los proyectos de infraestructuras hidráulicas de defensa contra avenidas y otras medidas de prevención que aún están pendientes.

Como diputada de Hacienda de la Diputación de Valencia, una administración con recursos limitados, puedo atestiguar el enorme esfuerzo realizado con un presupuesto récord de casi 785 millones de euros. Hasta la fecha se han ejecutado más de 150 millones en actuaciones relativas a la Dana, destacando la inversión en el área de carreteras, que se ha enfrentado a la reparación de casi 1.100 kilómetros afectados y 29 puentes dañados por las riadas, además de ayudas a municipios y sectores económicos, ciclo integral del agua, retirada de lodos o compra de equipos informáticos y vehículos.

Conocemos de primera mano los problemas burocráticos a los que se enfrentan nuestros alcaldes, desde las dificultades en el ámbito de la contratación de emergencia a la falta de personal en los ayuntamientos, lo que impide la rápida ejecución de obras muy necesarias. Precisamente a fin de reforzar los recursos humanos, la Diputación ha destinado más de 10 millones para que los 103 municipios afectados incorporen a técnicos municipales dedicados a la reconstrucción.

Al margen de las actuaciones de emergencia y reconstrucción tras la Dana, la Diputación no ha dejado de atender su compromiso inversor en todos los municipios. Seguimos ejecutando el Pla Obert d´Inversions (350 millones para el período 2024-2027), que al dar facilidades y una gran flexibilidad, está beneficiando a proyectos de servicios e infraestructuras presentados por los pueblos afectados por la Dana. De igual forma, el nuevo Plan de Recuperación del Patrimonio Cultural, impulsado también por la vicepresidenta Natalia Enguix, con más de 12 millones, resulta de especial interés para restaurar numerosos edificios catalogados que quedaron dañados por las riadas.

La Diputación, como altavoz de nuestros pueblos, continúa reclamando todo aquello que es justo, como que se permita a los municipios superar los límites de las reglas fiscales o la inclusión de 28 municipios afectados y no reconocidos por el Gobierno.

En cumplimiento del objetivo marcado por el presidente Vicent Mompó, que es hacer de la Diputación de Valencia una institución con las puertas abiertas, útil, sensible e implicada con cada rincón de nuestra provincia, vamos a seguir trabajando. Ahora más que nunca.

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