La publicación el pasado viernes del "Real Decreto 1025/2025, de 5 de noviembre, por el que se declara el cese de don Carlos Mazón Guixot como President de la Generalitat Valenciana", no es solo un patinazo del Gobierno y de la Casa Real, sino un ensañamiento con un cadáver político, con un mal gobernante que ya ha tirado la toalla, un "hombre equivocado", como se definió a sí mismo en su despedida.
Para quien esto escribe, nostálgico del desaparecido respeto institucional, la disposición firmada por el Rey y refrendada Pedro Sánchez está fuera de lugar por haberse publicado a destiempo y por no incluir la habitual coletilla "agradeciéndole los servicios prestados".
Lo de no agradecer los servicios prestados es como dar patadas a un muerto. Dice más de quien da las patadas que del muerto, que ya ni siente ni padece. Se entiende que la ira continúe muy viva entre familiares de las víctimas que llaman "asesino" a Mazón en el Congreso; incluso, que algunos tertulianos pierdan los papeles e insulten al todavía presidente como si estuvieran en una manifestación.
Pero no es admisible que se utilice el Boletín Oficial del Estado como si fuera una red social para un escarnio póstumo al enemigo. Puestos a humillar, solo faltó que le quitaran también el tratamiento de "don".

La omisión de la coletilla tiene un precedente en el cese de Artur Mas en plena ola independentista, siendo presidente del Gobierno Mariano Rajoy, así que el PP no se puede quejar porque ellos fueron los primeros, en aquel caso con la probable complicidad del Rey.
Cabe preguntarse si en este caso Felipe VI estaba de acuerdo en esta redacción que lleva su firma y si a partir de ahora el protocolario pero no obligatorio agradecimiento va a depender de la consideración que tenga el presidente del Gobierno hacia el cesante. No hay que olvidar que, según el Estatuto de Autonomía, quien nombra y cesa al presidente de la Generalitat es el Rey, no el presidente del Gobierno, aunque sea este último quien redacta el Real Decreto.
Peor aún es la publicación apresurada del cese en el BOE, un hecho insólito que ha provocado que el Rey y Sánchez den oficialidad en toda España a algo que no ha ocurrido, puesto que Mazón no ha cesado como presidente y puede que no lo haga, en el peor de los casos, hasta mayo de 2026.
El BOE siempre publica los ceses de presidentes en funciones al mismo tiempo que los nombramientos de quienes les suceden en el cargo para que no haya un vacío en la institución. Así lo hizo con Camps o con Griñán, por poner dos ejemplos de presidentes que dimitieron por presuntos casos de corrupción y a quienes el Rey, con la firma de Zapatero y Rajoy, respectivamente, sí agradeció los servicios prestados.
Con la cantidad de abogados que tienen La Moncloa y la Casa Real, sorprende que ninguno haya consultado el Estatuto de Autonomía, que es una ley orgánica.

- Imagen del 31 de octubre de 2024.
- Foto: JORGE GIL/EP
Mazón está en funciones, funciones que son casi las mismas que antes de dimitir. Lo que ya no puede hacer, para desgracia de todos, es disolver Les Corts y convocar elecciones, por lo que sobran las llamadas de Sánchez, Morant y Compromís para que vayamos a las urnas.
La ley dice que ahora toca que Les Corts elijan un sustituto, una situación de interinidad que se puede alargar todo lo que Abascal quiera. La culpa es de Mazón, que en su despedida se la ha vuelto a jugar a Núñez Feijóo dos años después de amargarle las Elecciones Generales.
Vox manejará la situación según le convenga, pensando en sus intereses y no en el de los valencianos. Puede investir a Juanfran Pérez Llorca a final de mes o estirar la parálisis de la Generalitat hasta final de enero si sus analistas deciden que le dará mejor resultado en las elecciones de Extremadura, convocadas para el 21 de diciembre.
Lo mejor, como escribí la semana pasada, habría sido que convocara elecciones autonómicas, que los valencianos pasáramos página y eligiéramos un nuevo Consell para el período 2026-2030. Pero el PP, también pensando en su propio interés, no se ha atrevido.
En el pecado llevan la penitencia, no les arriendo la ganancia de año y medio más de legislatura con un Consell de circunstancias.
PS: Casi 20.000 valencianos nacidos en 2007, un tercio del total, no han cogido los 400 euros que el Gobierno les regalaba para comprar libros, discos, videojuegos o entradas de conciertos. Son 8 millones de euros que se quedan en la caja del Gobierno en lugar de gastarse en comercios y empresas del sector cultural. Estos jóvenes de 17 y 18 años y sus padres son los primeros culpables, pero también los alcaldes y la Generalitat tienen su responsabilidad. Es tan fácil como poner a los chavales en fila en el instituto y enseñarles a sacarse el Bono Cultural en un minuto.