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LA OPINIÓN PUBLICADA

Pérez Llorca, un interino hasta quién sabe cuándo

Publicado: 15/11/2025 ·06:00
Actualizado: 15/11/2025 · 10:36
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El PP de Alberto Núñez Feijóo se ha tomado su tiempo para provocar la salida de Carlos Mazón, algo inevitable e imprescindible tras el desastre del 29-O, pero que, merced al encastillamiento del personaje en el Palau de la Generalitat (en los contados días en que se dignaba salir de Alicante para visitarlo) y a la peculiar gestión de los tiempos del líder nacional del PP, se ha prolongado durante un año. Lo cual ha empeorado significativamente la situación del PP en la Comunidad Valenciana, pero paradójicamente puede servir de ayuda al nuevo candidato, Juan Francisco Pérez Llorca, número dos de Mazón en el PP valenciano y alcalde de Finestrat.

Pérez Llorca atesora una gran virtud: no es Mazón. Y sólo con esa indudable virtud, va a ver bastante facilitado su aterrizaje en la Generalitat. Para empezar con buen pie, sólo tiene que no dejarse llevar por lo que ha sido el lamentable camino a ninguna parte del president en funciones durante este último año: su chulería, su absoluta incapacidad para mostrar de forma creíble algún tipo de empatía o preocupación por el sufrimiento de las víctimas, su incompetencia, su frivolidad. Todas ellas son características que benefician a Pérez Llorca, porque al menos los ciudadanos valencianos se han librado, por fin, de Mazón, y sólo por eso lo agradecerán.

Es discutible, en cambio, que el PP valenciano logre hacer el ejercicio de prestidigitación que está buscando: esto es, aparentar que, una vez nos hemos desembarazado de Mazón, aquí no ha pasado nada. Que toda la culpa de lo sucedido es de Mazón y que este es un "nuevo" PP, sin nada que ver con el anterior. Por el contrario, se trata, exactamente, del mismo PP, y tanto es así que -recordemos- Pérez Llorca es el número dos de Mazón (continúa siéndolo, hasta que el PPCV celebre un congreso), su Consell es el Consell de Mazón (a la espera de ver si lo remodela, en qué medida, y en qué sentido) y su pacto con Vox sucederá al que tenía Mazón, sin duda profundizando en las cesiones del PP hacia Vox y sus políticas; aspecto este que Vox exigirá que quede claramente retratado ante la opinión pública producto de las negociaciones de investidura. Pérez Llorca va a tener que posar vestido de torero (metafóricamente, esperemos) si quiere ser president.

  • Alberto Núñez Feijóo.

El candidato a la investidura lo es, en principio, en régimen de interinaje. La hoja de ruta de Génova, si es que existe tal cosa, probablemente pase por presentar a la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, en las próximas elecciones autonómicas. Pero está por ver si esto sucede. En primer lugar, por la oposición interna que esto pueda generar en el PPCV, evidenciada por el pacto de los tres presidentes de las diputaciones provinciales con el propio Pérez Llorca para que este último asumiera el interinaje y posteriormente desembarcase Vicente Mompó. En Génova están que no caben en sí de indignación... Pero por lo pronto ya se han comido la primera parte del pacto: Pérez Llorca es el candidato. Y una vez sea president, rápidamente intentará que el interinaje pase al baúl de los recuerdos para postularse como sucesor de sí mismo, como ha sucedido casi siempre que alguien ha alcanzado el poder de forma "provisional". Y es lógico que así sea, porque las estructuras de poder buscan ante todo su supervivencia, y además Pérez Llorca reivindicará, sin duda, los méritos de su gestión, sean cuales sean, encabezados por el más importante: no es Mazón.

Y tampoco será el albacea de Mazón, como piensan algunos, sencillamente porque Mazón está acabado como político, y su figura es además extraordinariamente tóxica. Si Mazón cree que va a poder teledirigir desde fuera a quienes manden ahora, tendra ocasión de desengañarse rápidamente. El "mazonismo" murió el día que presentó Mazón la dimisión y dejó de tener controlado el DOGV y los nombramientos, y se enterrará, sin ceremonias, cuando Pérez Llorca ocupe su puesto.

Así que, si la investidura llega a buen puerto (y todo indica que así será), cerrado en falso, pero disminuido en alguna medida, el drama de incompetencia y negligencia en la gestión de la crisis de la Dana por parte de la Generalitat Valenciana (sigue sin estar cerrado, en cambio, el drama, menos relevante en comparación, pero también terrible, del pasotismo y cálculo electoral del Gobierno central respecto de la gestión de dicha crisis), la segunda parte de esta legislatura obligará a reubicarse a los principales actores de la misma. No sólo al PP, también a la oposición.

PSPV y Compromís llevaban un año en estado de shock tras perder inesperadamente la Generalitat, resignados a pasar entre ocho y veinte años esperando a que algo les devolviera el poder. Sin proyecto ni discurso. Entonces, sucedió el desastre de la Dana. Este desastre puso de manifiesto la extrema incompetencia y falta de interés por la gestión de los dirigentes del PPCV. Recordemos que dicho desastre sucedió en un día laborable de octubre. Un martes. Alejado un día del fin de semana anterior y dos días de la "expectativa de puente" del 1 de noviembre (otra de las razones detrás del interés de Mazón por minimizar los riesgos del temporal, no fuera que se anulasen reservas y la hostelería se enfadase con él). Y, así y todo, cuando sucedió el drama aquí no sólo desapareció el president de la Generalitat, sino su jefe de gabinete, la mayoría de los consellers, su vicepresidenta, ... la mitad de ellos, alargando el puente en diversos lugares. La otra mitad, ocupados en cosas más placenteras que la pesada labor de gestionar emergencias. Prácticamente la única consellera que se preocupó en alguna medida del problema, y tarde y mal, fue Salomé Pradas.

  • Diana Morant, ministra de ciencia y innovación. 

Este clamoroso fallo catastrófico de gestión se habría llevado por delante a cualquier gobierno. Pero, afortunadamente para el PPCV, cuentan con una oposición a la altura del desafío de apuntalarlos, así y todo, en el poder. Sin liderazgo, sin proyecto, y sin capacidad de poner sobre la mesa de forma convincente las obvias diferencias, especialmente en materia de gestión de emergencias, entre el gobierno de "los mejores" de Mazón y el Botànic. Particular responsabilidad tienen en esto el PSPV, Diana Morant y -sobre todo- La Moncloa, que es la que aquí dicta la estrategia a seguir, a mayor gloria de las apetencias de Pedro Sánchez, que salió despeinado en la foto de Paiporta y desde entonces se ha comportado con la Comunitat Valenciana como si fuese una remota posesión colonial.

La mayor esperanza de la oposición es alejarse lo máximo posible de Pedro Sánchez, actualmente tóxico en Valencia (no tanto como Mazón, claro; pero Mazón ya no está). Y para eso necesitan que las elecciones autonómicas se celebren separadamente de las generales. Lo mejor que le podría pasar al PP y a Vox es que estas elecciones se vieran contaminadas por los discursos y temáticas de la política nacional, para movilizar a su electorado en un voto de castigo a Pedro Sánchez. Porque, total, Mazón ya no está, y dentro de un año menos aún.

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