Opinión

EL COLOR DEL CRISTAL

RTVV, nueve semanas y media

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La directora de Informativos durante la última etapa de RTVV inicia hoy sus colaboración con este diario y lo hace con una crónica de sus impresiones sobre los acontecimientos vividos. "Los 186 técnicos más citados en la historia de la televisión empezaron ese día la cuenta a atrás para el nacimiento de NOU, un nombre sugestivo y corto que..."

VALENCIA. Conjurado el inevitable fundido a negro del 1 de Septiembre y cumplida la exigencia legal de garantizar la emisión, los 186 técnicos más citados en la historia de la televisión empezaron ese día como el resto de los trabajadores de RTVV la cuenta a atrás para el nacimiento de NOU, un nombre sugestivo y corto que encerraba el vínculo emocional del número y el compromiso de lo nuevo. Aún no se sabía la fecha señalada para el juicio, teníamos que trabajar en paralelo, el tiempo de la justicia llegaría igualmente y nuestra obligación era arrancar.

Debatimos muchas horas y concluimos que era imprescindible la ruptura. El rojo, el signo y la palabra "canal" arrastraban una carga de desprestigio que hacía muy difícil que la audiencia, perdida a chorros, cambiara el chip delante de una tele con idéntica imagen. Una tele olvidada aunque jamás irrelevante. Canal 9 ha sido siempre un oscuro objeto de deseo, un medio de comunicación abocado al maltrato de toda condición hasta acabar cosido a cicatrices. No queríamos la renovación, buscábamos el renacimiento. Los sindicatos nos acusaron de "chafacadáveres", uno de los primeros atributos que guardamos en una mochila sin fondo.

Con un pie en la calle, los grafistas (algunos de los socorridos 186) se pusieron a ello entre insultos de traición de quienes ya habían salido de la casa por el ERE y críticas feroces a propósito de esos triángulos de color aguamarina creados en absoluta libertad con las únicas pautas del movimiento, la transparencia y el mar.

Fue una de las decisiones más importantes y más arriesgadas. La marca no es un intangible que añade valor al negocio, es el negocio mismo. Cuando vimos la demo en dinámico y sus infinitas posibilidades nos convencimos de que era un camino que debíamos explorar.

Y ahora, después de lo que en estas semanas le ha caído encima a la radiotelevisión valenciana en esa orgía de opiniones injustas, desinformadas, populacheras e impostoras creo todavía más, que NOU era un logo terapéutico y confiable. Es lícito valorar como hicieron algunos "gurús valencianos" del diseño que no tenía alma ni concepto, que iba a "devenir en un logo fallido" pero es una apreciación teórica y sobre todo apresurada. Con una existencia tan escueta -ni un mes de vida desde el 9 de Octubre hasta el 5 de Noviembre cuando NOU se reencarnó en Canal 9- su éxito o su fracaso ya nunca se sabrá.

Hay algo que sí hemos aprendido en esta sucesiva carrera de obstáculos: que los perros comen a veces carne de perro. Un día sí y otro también estábamos en la redes o en las portadas por cosas que jamás habrían valido un titular de haberse tratado de otra empresa: ...los nuevos horarios, el color del plató, el coste del cambio de imagen... El programa especial del 9 de Octubre se llevó la palma en cuanto a las siniestras intenciones que se nos suponía como marionetas de un teatro de operaciones dirigidas desde el Palau de la Generalitat. Una alucinación lisérgica muy celebrada en twitter.

El autor amortizó la pasta gastada en el master de marketing político y le aprovechó al máximo la lección sobre "mimetización corporativa": la pluradidad que se empezaba a percibir era una trampa, como lo era la metamorfosis, pensada exclusivamente para "engañar a la audiencia y alcanzar el éxito del partido en un plazo corto". ¡Y tan corto! A los 24 telediarios estábamos finiquitados. En resumen, un ambientazo que culminaba cada semana con 'Killing me softly with his song', la música de fondo que escuchábamos en las ruedas de prensa del vicepresidente Císcar en Fuentehermosa en cada respuesta sobre RTVV S.A.U.

Según se acercaba la fecha del 21-O, la atmósfera dentro y fuera del edificio del CP de Burjassot se tensaba. Las declaraciones del presidente afirmando, pasado el juicio, que se actuaría atendiendo al "interés general" en el supuesto de que el ERE resultara nulo eran tan ambiguas que parecía haber margen de maniobra, alguna salida. El interés general es elástico y está muy magullado por los políticos, una declaración así puede ser indulgente o inflexible, pero no queríamos ponernos en lo peor.

Tampoco los sindicatos, a los que Rosa Vidal había ofrecido soluciones realistas desde que llegó, contemplaron jamás la amenaza del cierre (en una propuesta que le entregaron pedían la creación de cinco canales, NOU, NOU 2, NOU 24, uno infantil y otro internacional). Ni los trabajadores que simplemente esperaban el fallo de la improcedencia o de la nulidad sin más, sin consecuencias para ellos: "Hace falta un gesto vuestro, que demostréis a todos que queréis que esta empresa siga adelante", a eso les animó Vidal tras pasar el trance del TSJ. Premonitoria petición ante un auditorio desconfiado y pasivo que entonces no estaba por la labor de las adhesiones.

Llegó el 5 de Noviembre. El 'ERE nulo' no desató la histeria pero cuando supimos por el urgente de El Mundo que Fabra cerraba RTVV fue como si un asteroide hubiera impactado contra la redacción. Leer el comunicado de la Generalitat fue amargo. Escuchar al día siguiente al presidente colgando el cartel de nulo sobre la directora general por la repesca de los 186 técnicos fue la estocada definitiva a NOU.

Logotipo de NOU. Se estrenó el 9 de Ocubre y pasó a mejor vida en la noche de la dimisión de Rosa Vidal y todo el equipo directivo tras el anuncio de cierre de RTVV

"Arremánguese, señora directora, háganos de puente ante el Consell" -eso le pidió una representante del comité de empresa en la última reunión antes de abandonar RTVV-. "Me he arremangado desde que puse el pie aquí -contestó-, ahora ya no puedo hacer nada más, no soy una interlocutora válida".

67 días. 1-9-2013-6-11-2013. Nueve semanas y media desde que comenzamos a construir NOU.

¿Qué habría estimado el juez si el 1 de Septiembre RTVV no hubiera podido cumplir con el servicio público obligado en el Contrato Programa? ¿Sin la capacidad de producir un solo informativo y tirando de enlatados hasta morir de botulismo catódico? ¿Le habría parecido viable el ERE? Lo dudo porque eso hubiera sido el remate de un expediente que según la sentencia era un disparate laboral por una larga lista de motivos. ¿Y la Generalitat, consideraría que se estaba aplicando la ley con una parrilla repleta de vaqueros o documentales del año uno y sin satisfacer la función social requerida en la ley?

Por cierto, ¿hay alguien que recuerde la presentación de la nueva imagen? Costó un mes de trabajo y un esfuerzo enorme de periodistas y técnicos para tener a punto cabeceras, rótulos, sintonías y ese plató del "millón de dólares" (170.000 euros. 0,03 céntimos por valenciano aproximadamente). Aquello sí tuvo el valor del propósito de la enmienda, la reconciliación, la empatía, el compromiso. Sin exhibicionismo, sin flagelación. Fue un programa sincero.

Estoy convencida de que tras la inverosímil defunción del viernes 29, las 110.000 personas hipnotizadas se arrepienten ahora de no haber visto ese especial de escaso presupuesto y abundantes intenciones. Eso era NOU. Eso trataba de ser. Casi nadie comentó nada positivo, no llegamos ni al 6% de cuota de pantalla.

Quién iba a imaginar entonces que a las pocas semanas los mismos rostros sentados, sin escaleta, en ese estudio abierto arrancarían los telediarios de España entera y conseguirían para la moribunda cadena más share (36%-49%) que la primera versión de Gran Hermano. La audiencia cae rendida ante un relato imprevisible con final histórico que quebranta todo lo establecido. El más espléndido y fatal directo de sus vidas.

Miro una y otra vez la imagen del plató vacío de NOU, la cogí desde la escalera camino de la redacción de informativos. Acababan de pintar el suelo. Fue hace nada.

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