Opinión

Sólo o bien acompañado

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VALENCIA. No me gusta entrar en calificativos, pero estos días hemos sido sorprendidos por un experto en generar empleo, quien asegura que si se incentivara a mil emprendedores se conseguirían, rápidamente, tres millones y medio de empleados y de esta forma se mermaría el cáncer del desempleo en nuestro país.

Lo dicho, no voy a calificarlo, pero sí que le voy a comentar, ¿por qué dejamos sólo al emprendedor? ¿por qué no se proponen formas de alianzas y colaboraciones con otros emprendedores?. No voy a aburrir, porque hay muchas estadísticas sobre el índice de fracasos de negocios incipientes en solitario y más hoy en día. Resulta lógica la indignación que se sienten los trabajadores y la sociedad española, que están asumiendo unos sacrificios impuestos para superar una crisis económica que otros han generado.

En lo que se refiere a nuestra economía, Stiglitz y Krugman, ambos premios Nobel de Economía, han advertido a España sobre la necesidad de mejorar nuestra competitividad. De hecho, territorialmente se está haciendo, pero a un ritmo muy diferente, por ejemplo, las empresas vascas han apostado sobre dos pilares principales: uno de ellos es a través de un refuerzo considerable a su Sistema de Innovación, y el otro es la internacionalización. De hecho los empresarios y empresarias vascos con mayor proporción de ventas en el mercado exterior están solventando las crisis mucho mejor que las que dependen en mayor medida del mercado interior nacional. Estas últimas están sufriendo incluso importantes caídas en sus cifras de ventas.

Hace ya más de 25 años conocí a través del Grupo Cooperativo Valenciano la experiencia de Mondragón, hoy por hoy, ejemplo no sólo del cooperativismo en España sino de toda Europa. Juan Manuel Sinde, Presidente de la Fundación Gaztempresa, resaltaba hace poco que, al igual que ocurrió en la crisis de los 70-80, que vamos a asistir de nuevo a una mayor capacidad de resistencia de las empresas, que intentan convencer a sus trabajadores de que asuman sacrificios a corto plazo (¡aún más!).

Si así fuera, no estaría de más recordar que esos sacrificios, como todo en la vida, no se toman igual solos que acompañados, de hecho el modelo empresarial de las cooperativas ha permitido que esos mismos trabajadores hayan participado de forma efectiva en las decisiones sobre la supervivencia de sus empresas en estos momentos tan turbulentos.

Convendría cambiar el chip y no seguir hablando del emprendedor individual-empresario y pasar al concepto de trabajador-empresario que seguro reforzará la estabilidad, la colaboración y el progreso de todos. Convendría que desde el Gobierno valenciano se incentivaran las alianzas y sinergias para que nuestro tejido de microempresas encontrara mucho más "músculo" competitivo. Al contrario del dicho popular, en el mundo de la empresa mejor estar bien acompañado que solo ante el peligro.
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José Mª Guijarro y Jorge es subdirector del Instituto Tecnológico de Óptica, Color e Imagen (AIDO) y doctor en Economía

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