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TRIBUNA LIBRE

Un meteorito en el puerto de Valencia

El 10 de febrero de 1896 restos de un gigantesco aerolito cayeron sobre el muelle de Poniente del puerto de Valencia. Vecinos del Grao y trabajadores de la Junta de Obras del puerto de Valencia vieron asombrados descender una enorme bola de fuego

Publicado: 17/02/2025 ·06:01
Actualizado: 17/02/2025 · 06:01
  • El Puerto de Valencia en 1883.
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Eran las nueve y media de la mañana de un frío día 10 de febrero de 1896 cuando media España se sobresaltó por un extraño fenómeno natural de una magnitud nunca conocida hasta la fecha. Según nos cuenta la hemeroteca de los principales periódicos de Madrid, a las 9 horas 29 minutos y 20 segundos una intensa luz blanco azulada penetró en las habitaciones interiores, iluminando el cielo en un día soleado y totalmente despejado. Sobre el zenit se pudo observar un bólido rojizo de trazo arqueado y una nube tras de sí que parecía la estela de un cohete. A las 9 horas 30 minutos, 40 segundos después se oyó un gran estampido, sordo y seco como de “100 cien cañones al unísono” seguido de otras réplicas, pero menor intensidad.

La crónica madrileña de la época nos narraba acto seguido escenas de pánico, histeria colectiva, edificios que retumbaron, paredes agrietadas, muebles desplazados de lugar, cristaleras rotas. Relatan también que hasta la mismísima regente María Cristina en el palacio real sufrió un desvanecimiento cuando se vio sorprendida por el gran sobresalto de la detonación.

A los numerosos daños materiales que por suerte no hubo que añadir ni lamentar muertos ni heridos de gravedad tan solo hay que indicar que, a esa misma hora, minutos después se produciría una lluvia de fragmentos del propio meteorito por toda España. La prensa local de provincias informaría al cabo de unos días del mismo fenómeno ocurrido en Madrid en esa misma fecha a la misma hora, pero en sitios tan dispares como Toledo, Burgos, Logroño, Barcelona, Murcia, Jaén, Alicante y Valencia.

Valencia no fue ajena a este incidente del meteorito del Siglo proveniente del espacio exterior. Como anécdota histórica y casi desconocida, fue en el puerto de Valencia cerca del muelle de poniente el lugar que el azar eligió para recibir uno de esos fragmentos del espacio. La prensa local reportó la caída de como minimo un bólido o gran fragmento al mar, procedente de esa lluvia de meteoritos seguido a los pocos segundos de una gran onda hipersónica.

Así lo atestiguaba El Correo de Valencia en su edición matutina del día 10 de febrero de 1896 y el periódico El Thader en su edición del 12 de febrero: "En el muelle de Poniente tiene la Junta de Obras del Puerto un depósito de carbón para las dragas. A eso de las nueve y media, tres jornaleros que estaban cargando carbón, han visto con la natural sorpresa caer cerca de ellos una masa de fuego, que según han contado luego, les había parecido un gran cohete. También han notado este fenómeno el ingeniero director accidental de las obras del puerto D. Ignacio Aldudo y algunos empleados a sus órdenes que estaban presenciando las operaciones de carga del carbón".

“En Valencia, quince minutos después en Madrid, observaron el desprendimiento de un bólido. Unos obreros del Grao vieron intenso resplandor oyendo después la detonación.”

Lugar donde supuestamente cayó el meteorito.
  • Lugar donde supuestamente cayó el meteorito. - Fuente: VMG

Actualmente el muelle de Poniente del puerto de Valencia ya no es esa zona de carboneras donde cargaban las antiguas dragas de vapor, que iban modernizando el puerto antiguo. Antaño el muelle de Poniente era parte colindante al sur del humilde barrio de Cantarranas con su playa ya desaparecida junto a la desembocadura del Turia, llamada playa de Caro por la proximidad del paseo del mismo nombre. Un lugar que era frecuentado por la clase alta local para bañarse en verano o disfrutar de veladas y paseos junto al mar. Esta playa fue zona de ocio y esparcimiento de los valencianos hasta su desaparición progresiva en 1917 con el inicio de las obras de construcción de los astilleros por D. José Juan Dómine que ocuparían toda la zona de la antigua playa, inaugurándose la Unión Naval de Levante en 1925.

En la actualidad poco queda de esa actividad industrial constructora de barcos de antaño. El muelle de Poniente y nuestro particular meteorito que descansa a pocos metros de profundidad bajo las aguas del puerto, contempla sumergido ahora la moderna Terminal Marítima de Valencia Trasmed, esa Transmediterránea de J.J. Dómine y a su lado las oficinas centrales de Boluda Corporación Marítima, de nuestro gran empresario internacional, el valenciano Vicente Boluda Fos.

Hoy 129 años después de este gran evento astronómico silenciado por el paso del tiempo, todavía es muy probable que ese trozo de mineral viajero del espacio exterior, repose ahí en las proximidades del muelle de Poniente del puerto de Valencia. Este pecio geológico, testigo de esas primeras obras de remodelación del puerto de Valencia, al cual ha visto crecer hasta su majestuosidad actual como puerto de referencia de todo el Mediterráneo, puede que le haya llegado su momento de ser rescatado gracias a la ciencia y avances tecnológicos de los que disponemos ahora en el siglo XXI.

El meteorito del Siglo, el bólido, el aerolito, como así fue llamado en su momento posiblemente sea un condrita de millones de años originada fuera de nuestro sistema solar. Desconocemos su peso y volumen, pero atendiendo a las crónicas, sería un objeto de composición metálica, del tamaño de una bala de cañón que superaría fácilmente el kilo de peso, el cual, en la actualidad, sería relativamente 'fácil' de detectar y localizar al tener acotada un área muy reducida del puerto de Valencia donde sabemos que impactó.

Si en el pasado y con cierta frecuencia se han localizado proyectiles de la guerra civil en la dársena del puerto de Valencia por parte del grupo de buzos especialistas de la Armada, ¿qué nos impide intentar localizar esta roca espacial, parte de nuestra historia y mostrarla con orgullo a todas esas personas que visitan nuestro puerto de Valencia? Lanzo el reto a las autoridades, empresas privadas, cuerpos del ejército/armada española...

Los norteamericanos a este tipo de objetos los llaman, make money aunque yo lo llamaría make history. Ellos son de la filosofía que estos objetos atraen visitantes, dígase: recibir ingresos con la peregrina e infantil idea del que quiere visitar el lugar, hacerse una foto o comprar el merchandasing de turno... Cosa que está muy bien, pero siempre hay algo mejor que es inmaterial: es apoyar tu historia, acrecentar tu conocimiento científico, sentirte orgulloso de ese pasado y conectar con todas esas generaciones que nos precedieron. Ya lo dicen, uno nunca muere mientras alguien lo recuerde... Y el meteorito 1896 podemos afirmar más de un siglo después que sigue aquí presente entre todos nosotros, unido a la historia del puerto de Valencia y a todos los que desde ahora conocéis su singular relato para que no caiga en el olvido.

Que el año 2025 nos depare lo mejor sin olvidar lo que dejamos atrás. Que nunca olvidemos nuestra historia ni nuestro pasado, pues gracias al pasado somos este presente que nos proyecta hacia el futuro...

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