VALÈNCIA. El problema de la escasez de obra nueva en ciudades como València tiene múltiples aristas. No solo intensifica la presión sobre el mercado inmobiliario por el desequilibrio entre oferta y demanda, sino que también implica un desfase respecto a los actuales estándares de calidad y eficiencia energética en la edificación. Y es que, la salida a cuentagotas de nuevas promociones al mercado provoca que el parque residencial no se renueve y vaya envejeciendo, obligando a muchas familias a vivir en inmuebles obsoletos, menos confortables y con mayores consumos energéticos.
En los últimos años, la promoción de producto de nueva planta se ha ido ralentizando y la mayor parte de la actividad se ha concentrado en cuatro zonas muy localizadas de la ciudad donde había suelo pendiente de urbanizar. La mayoría de los barrios están ya consolidados o tienen bolsas pendientes pero poco atractivas para el sector, lo que ha llevado a muchas promotoras a buscar oportunidades en municipios del área metropolitana. Como resultado, la edad media del parque residencial en el 'Cap i Casal' alcanza los 50,3 años, con un alto porcentaje de edificios construidos hace más de medio siglo, especialmente en el casco histórico.
Así consta en el Anuario Estadístico del Ayuntamiento de València de 2024, que muestra una radiografía con diferencias significativas entre los diferentes distritos de València, pero con una clara conclusión: el paulatino envecimiento del parque residencial del 'Cap i Casal'. Lógicamente, los más viejos se sitúan en el casco antiguo, aunque también es llamativo que la zona más joven del 'Cap i Casal' sea Campanar y ya tenga una media de vida de 39,6 años.
A nivel general, la ciudad cuenta con un total de 417.786 bienes inmuebles con uso residencial, según los datos del consistorio. La mayoría corresponden al periodo 1961-1980, con 193.465 viviendas, seguido por las construidas entre 1981-2000 (85.746). En los años más recientes, entre 2011-2023, se contabilizan 12.387 viviendas, lo que pone de relieve la ralentización en la construcción respecto de otros periodos.
Además, todavía existen inmuebles anteriores al año 1.800. Concretamente, son 225 y únicamente representan un 0,05% del total de inmuebles residenciales en València. Otras 6.173 unidades, el 1,4% del total, son de entre 1801 y 1900, mientras que se construyeron 7.569 activos, el 1,8%, durante 1901 y 1920. Fue a partir de entonces cuando se activó la actividad constructora y en las siguientes décadas se produjo la expansión de la ciudad.

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- Foto: KIKE TABERNER
A partir de entonces, empieza a despuntar la promoción. Así, entre los años 20 y hasta los cuarenta se levantaron 22.224 inmuebles, el 5,4% del parque actual; mientras que aumentó hasta las 49.870 unidades entre 1941 y 1960 coincidiendo con los años de posguerra. El inicio del 'boom' turístico por tierras valencianas supuso el frenesí del 'ladrillo', un hecho que queda patente al ser el periodo con el mayor número de bienes residenciales levantados, 193.465 unidades, entre 1961 y 1980.
En las dos décadas siguientes bajó el ritmo aunque siguió alto con 85.746 unidades, el 20% de los inmuebles actuales. Un dinamismo que se frenó en 2002 y hasta el 2010, con el estallido de la burbuja inmobiliaria', con un descenso de la producción a la mitad, 40.127 nuevos hogares. No obstante, la bajada más abrupta se ha producido en las dos últimas décadas, de 2011 a 2023, con solo 12.387 inmuebles. Una merma de obra nueva que se agravará en los próximos años por la falta de suelo y el alza de los costes de la construcción, según augura el sector.
Estos datos demuestran la antigüedad de los edificios en la ciudad y evidencian la importancia de la rehabilitación y regeneración urbana para adecuarlos a los tiempos actuales.
Radiografía por distritos
Bajando la lupa, a nivel distritos existe disparidad. Mientras zonas como Campanar, Patraix o Malilla se encuentran en plena expansión y copan la mayor parte de la actividad constructora en la ciudad, otras como Ciutat Vella concentran el mayor volumen de fincas históricas y es residual la obra nueva en marcha.

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En este sentido, el distrito que alberga el casco antiguo aglutina 19.355 inmuebles residenciales, la gran mayoría muy antiguos, con 216 previos a 1.800 y 3.140 del siglo XIX, por lo que su edad media se sitúa en los 69,8 años. No obstante, no es el enclave con inmuebles más viejos. El 'más mayor' es L’Eixample, que suma 25.221 unidades residenciales, con abundancia de edificios de principios del siglo XX y alcanza una media de 72,9 años, la más elevada de la ciudad. También, exhibe su madurez Extramurs, con 27.773 inmuebles y una edad media de 64,5 años.
Otros distritos con una antigüedad destacada son Poblats Marítims, con el histórico barrios de pescadores de El Cabanyal, (30.302 viviendas) y una media de edad de 53,6 años; l'Olivereta, con 24.064 inmuebles y 51,7 años ;y la Saïdia, con 24.290 viviendas y una edad media de 50,3 años.
En la franja intermedia se sitúan distritos como Algirós (20.549 inmuebles, 45,9 años), Benimaclet (15.421 inmuebles, 46,7 años) y Rascanya (24.277 inmuebles y 44,7 años).
En contraste, distritos como Campanar (19.128 inmuebles) o Benicalap (22.196) presentan medias mucho más bajas, de 39,6 y 41 años respectivamente, reflejando un parque residencial más reciente y moderno. También, Patraix (27.588 viviendas) tiene una edad de 42,9 años, mientras que Quatre Carreres, el distrito con más residencial de la ciudad por su tamaño con 38.433 inmuebles, tiene una edad media de 43,3 años; y Camins al Grau, 32.081 inmuebles y 43,7 años de media.
Por su parte, Poblats del Nord suman 3.531 inmuebles con 56,7 años de media, mientras que Poblats de l’Oest tienen 7.067 con una media de 47,4 años. Finalmente, Poblats del Sud, con 15.778 inmuebles, registran una edad media de 49,4 años.