VALÈNCIA. El venture capital (VC) en el ecosistema emprendedor nacional ha experimentado un crecimiento interesante en los últimos años. Desde 2024, los fondos de capital riesgo vienen incrementado su actividad, apostando por sectores estratégicos, con especial predilección por proyectos relacionados con la inteligencia artificial y las tecnologías climáticas.
El último informe ‘The Spanish tech ecosystem’ publicado el pasado mes de junio y elaborado por Dealroom en colaboración con BBVA Spark, Kfund, Wayra, Spaincap, Endeavor, GoHub Ventures y Enisa, sitúan a España en el quinto puesto del entorno europeo en lo que respecta a la inversión en proyectos de IA y clima tech.
En el caso concreto de la IA, las startups nacionales habrían recibido alrededor de 2 billones de inversión desde 2020 hasta el pasado mes de junio. Se incluyen aquí desde startups que desarrollan modelos fundacionales de IA hasta otras que crean productos y servicios con la IA como su vehículo principal. Luzia es un caso de éxito en este sentido. La startup, con un asistente virtual basado IA conversacional a través de Whatsapp, cerraba el pasado mes de mayo una ronda por valor de 12 millones de euros elevando la suma de financiación total obtenida desde el momento de su creación (2023) a 42,3 millones de euros. Luzia ha cobrado gran impulso, convirtiéndose en una de las empresas de IA para el sector de consumo de mayor crecimiento en Europa.
Repunte en general
Pero no es solo la IA y las tecnologías para el clima los sectores que se han visto favorecidos por la simpatía del capital riesgo. El ecosistema español en general está en racha. Según el referido informe, en el año 2024, la recaudación conjunta de las startups tecnológicas españolas alcanzó 1.900 millones de euros, cantidad que había sido ya superada a fecha de junio de 2025.
Sostiene Nacho Mas, CEO de Startup Valencia & VDS, que la inversión captada por la startups es un indicador esencial a la hora de evaluar la salud de un ecosistema innovador y tecnológico teniendo en cuenta, no solo el volumen de la inversión, sino también la calidad y procedencia del capital.
Poniendo el foco en la Comunidad Valenciana, entre las startups que se han beneficiado de la fluidez inversionista pueden citarse nombres como los de Matteco, la solución con la que Iker Marcaide quiere descarbonizar la economía y para la que consiguió cerrar en octubre del año pasado una ronda de 15M de euros; Quibim, que anunciaba en enero de este año una ronda serie A de 50 millones de dólares hasta alcanzar una financiación total de 60,9 millones de euros; o PLD Space, con una financiación conjunta hasta la fecha de 147 millones de euros cuyo grueso habría conseguido en 2024 entre inversión pública, venture debt y otros.

Atracción de la inversión internacional
La inversión en rondas grandes (superiores a los 100 millones de euros) continúa siendo la franja más débil, representando únicamente un 32% del total de inversión en venture capital, sensiblemente inferior a los principales ecosistemas europeos. En estas series que requieren tickets más grandes es donde suele entrar el capital internacional, bien de forma directa bien asociándose a alguno de los más de 200 fondos de venture capital activos en España, circunstancia que, según algunos, además de aportar dinero, procura experiencia y proyección global a los proyectos locales. En este sentido, Nacho Mas se declara férreo defensor de la internacionalización de los ecosistemas. “Creemos en una internacionalización que no sustituye, sino que potencia las fortalezas del territorio”, sostiene.
Efectivamente, para los emprendedores, el VC, además de financiación, representa acceso a recursos clave, credibilidad en el mercado y aceleración del crecimiento. Para dinamizar la simbiosis entre el capital y el emprendimiento, acaba de firmar el Ayuntamiento de València, a través de la plataforma València Innovation Capital, un convenio de colaboración con la Asociación Bigban Inversores Privados para la puesta en marcha de dos escuelas de inversión: una para emprendedores tecnológicos y otra para los interesados en invertir en sus proyectos.
Otros factores que animan la tendencia positiva
La ley de Startups introdujo una serie de incentivos fiscales para los inversores y mejoras en la tributación que, aunque con un alcance limitado, han tenido un impacto positivo. Pero, además de la progresiva madurez del ecosistema nacional y de la tracción de determinados sectores punteros, existen otros factores que animan la tendencia positiva del venture capital en nuestro país.
Uno corresponde a las bajadas de los tipos de interés dictadas por el Banco Central Europeo. El 30 de enero de 2025, el BCE decidió reducir los tres tipos de interés oficiales 25 puntos básicos. Lo mismo hizo en el mes de junio, acumulándose a las siete bajadas anteriores aprobadas desde junio de 2024. La previsión es que puedan seguir bajando con el propósito de activar el crecimiento económico en la zona euro.
Por otro lado, como señalan en BBVA Spark, se observa un cambio en la mentalidad de las startups, centradas ahora más en buscar la rentabilidad temprana que en el incesante levantamiento de rondas. El cambio de actitud mejora el posicionamiento de las compañías a invertir
Finalmente, otro factor interesante a tener en cuenta es el empeño de los gobernantes comunitarios por recuperar la soberanía tecnológica aumentando la inversión en proyectos que nos desliguen de dependencias que, cada vez más, ponen en evidencia la vulnerabilidad de nuestras economías. En esta reinvención, las startups tecnológicas tienen mucho que decir y que hacer.