«Picantón establecimiento de gofres con forma de polla a metros de la Generalitat Valenciana, al lado de una tienda con solera llamada Las tres Avemarías. Mascarilla obligatoria. El personal lleva mascarilla. Mamparas de seguridad en las cajas». Aún no hay descripción oficial en las fichas de Google Maps, pero me imagino algo así. También a un grupo de religiosas santiguándose cada vez que pasan por La Pollería. Que el Altísimo les perdone haber posado la mirada sobre los libidinosos gofres con forma de pene de esta franquicia de dulces. La totalidad de su carta alude a los órganos sexuales.
Otra escena: políticos saliendo de la Generalitat Valenciana con periodistas acechándoles después de una reunión dura y larga. El titular franco sería «Ximo Puig hasta la polla de partirse la espalda por los Presupuestos». Creo que es lo que quería decir cuando le dijo a Alsina aquello de «¿Cómo estoy de enfadado con los Presupuestos? De uno a diez, diez».
En Las tres Avemarías venden pompones para zapatos de fallera. En La Pollería, cipotes comestibles con chocolate blanco en la punta. Los dos establecimientos tienen community manager. «Pompones para zapatos de fallera!!! No te quedes sin el tuyo... por encargo en todos los colores». «No dejes que termine el mes sin que te la metamos donde más te guste. Menciona a tu acompañante que le gusta hasta el fondo». Los call to action —el latiguillo publicitario que incita a comprar comprar comprar— se asemejan. Quieren que no te quedes sin de algo que cuelga y se balancea.
Ya no encuentro estímulos en la vida urbana. Todo son mascarillas y negocio de take away. Away se traduce en castellano como “lejos” y eso donde me parece que está València, lejos de ser un órgano vivo donde palpitaban los relatos. Por eso voy a hacer de celestina y liar a los dependientes de La Pollería y la pasamanería. La boda será una bacanal de Nutella y flecos. Supongo que no lo sabéis, pero en las pasamanerías se venden flecos, además de alamares, cuadreados y otras florituras del siglo pasado al siglo pasado. Yo tampoco lo sabía.