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Ramón Torres, el campeón de 'Campeones'

  • Ramón Torres (KIKE TABERNER)

VALÈNCIA.- Ramón Torres parece que lleve zapatos de payaso. Mide 1,90 y da la sensación de que le cueste un mundo mover esas Adidas de la talla 52. Así que, más que caminar, parece que avance con esquís por la acera. Sale sonriente de una casa muy modesta que hay en el corazón de Canyamelar. Una insulsa vivienda de una altura en la que desentona un balcón digno de Julieta. Al lado hay un solar olvidado donde crece una higuera sin higos. Bajo el balcón pasa un espantoso manojo de cables negros que nadie se ha preocupado en ocultar. No es un lugar para el lucimiento ni para que nadie se declare mirando hacia arriba. Aquello es un piso tutelado por Novaedat para darle un hogar a cinco chavales con trastornos mentales.

Ramón tiene una discapacidad leve. Aunque ahora, en los tiempos de la extrema corrección, lo oportuno es decir con capacidades diferentes. Pero él se entiende mejor diciendo que tiene discapacidad y así se expresa. Además de esos zapatones, viste una camiseta de Stranger Things y lleva un balón de baloncesto bajo el brazo. Para hacerse las fotos y para abrazarlo como quien estruja un peluche. Así ha sido siempre. Desde que su padre le regaló un Spalding de piel que él utilizaba como almohada cuando no lo estaba destrozando en canchas mucho menos nobles que esa pelota.

Y además de todas esas cosas, lleva tatuajes. Muchos. Porque a Ramón le gusta mucho el baloncesto y los tatoos. Los piratas navegan en el brazo derecho. En el izquierdo está el recuerdo a sus padres: Juan y Josefa. La familia es muy importante para él. Por eso lleva la familia, en el cuello, pero con caracteres chinos. Y dibujos japoneses en la espalda. Y un búho en el pecho. Y una pitbull en el gemelo. Y en los dedos de la mano derecha, salvo el pulgar, dead [muerto]. «Porque me fascina la muerte y qué va a pasar después», se justifica.

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