Una chifladura de tarta, solo apta para golosos incorregibles. Imaginad un gran pastel elaborado con capas de fartons bien empapados en crema elaborada a partir de horchata valenciana de Món Orxata -es decir, natural de Alboraya con D.O. València y a base de chufa ecológica-. La suavidad del popular bollo alargado y esponjoso que inventó la familia Polo en los años sesenta se funde aquí con los matices terrosos que aporta la famosa bebida de chufa.

Esta fantasía de dulce, que te obliga a (re)visitar la nevera utilizando el más banal de los pretextos, es el best seller de Pepina Pastel, una pequeña empresa valenciana dedicada desde 2019 a la elaboración de tartas artesanales. Al frente encontramos a una madre y una hija: Pepa y Lara. Desde su obrador en Alzira trabajan bajo pedido y envían sus tartas recién hechas a cualquier parte de España, para que lleguen a tu puerta en menos de 48 horas con un servicio especial que evita que se pierda la cadena de frío. Eso sí, al no contener conservantes, estas tartas tienen que consumirse en no más de dos o tres días.