VALÈNCIA. El ámbito de la salud está mirando a un futuro marcado por diferentes tendencias como el envejecimiento de la población, el aumento de la atención a la salud mental, la personalización o la unión de diferentes disciplinas médicas, para ofrecer al usuario un diagnóstico global. Y en este marco, las TIC son un elemento esencial para ofrecer soluciones, tanto a las personas usuarias como a los profesionales del sector y también para mejorar la sostenibilidad del sistema de salud.
Esos retos están detrás de muchos de los proyectos, financiados por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace) y cofinanciado por la Unión Europea, que llevan a cabo los centros de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit). “Para abordar esos retos, el sector salud debe seguir avanzando hacia una transformación digital profunda, invirtiendo en procesos estructurales basados en nuevas tecnologías y adoptar medidas para impulsar esta transformación, creando sistemas de salud modernos e interconectados”, expone el director científico de ITI, José Manuel Bernabéu.
Así, por ejemplo, ITI trabaja en varios proyectos en los que tecnologías como, la Inteligencia Artificial, Big Data o Realidad Aumentada, “permiten desarrollar soluciones innovadoras para la monitorización remota del paciente, aplicaciones para el apoyo en la toma de decisiones médicas, desarrollos para el procesamiento y captura eficiente de información médica, que plantean un nuevo concepto de e-salud o Medicina, basada en las nuevas tecnologías de la información para la atención sanitaria, más allá de las paredes físicas del centro”, apunta Bernabéu.
Entre ellos destaca el proyecto Bigsalud, en el que ITI lleva trabajando desde 2019, y que está orientado a desarrollar técnicas de Big Data e Inteligencia Artificial en el sector sanitario con un objetivo claro: mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades crónicas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades crónicas son las responsables del 63% de las muertes en Europa. La eliminación de los riesgos más importantes permitiría prevenir las tres cuartas partes de la carga atribuible a enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, diabetes, y cáncer.