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Reproducción Asistida y proyecto de familia en personas Transgénero

El desafío de tener un hijo para las personas transgénero

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VALÈNCIA. Las personas transgénero, son aquellas cuya identidad de género no coincide con el sexo asignado al nacer, lo que le implica una serie de consideraciones tanto médicas como emocionales a la hora de abordar su salud reproductiva.

Algunos niños, desde edades muy tempranas, pueden sentir una incongruencia entre el género asignado al nacer y el que ellos experimentan, provocándoles una disforia que suele aumentar en el momento de la pubertad y la aparición de los caracteres secundarios.

Esa disforia es un enemigo silencioso que aparece en situaciones cotidianas como sentirse observado en el autobús, en la playa, recibiendo un regalo del género” equivocado”… y ese sentimiento de discriminación y rechazo, el tener que ocultar la propia identidad, es lo que desemboca en lo que se llama el estrés de las minorías.

En 1990, la OMS dejó de considerar la homosexualidad como una enfermedad, y casi treinta años después, en 2018, hizo lo mismo con la transexualidad, reconociéndola como parte de la diversidad humana. Sin embargo, hoy en día, las personas trans siguen enfrentándose a discriminación y estigmatización, muchas veces por falta de conocimiento o debido a la transfobia persistente en la sociedad.

Nosotros, como profesionales de la salud, tenemos la responsabilidad no solo de brindar atención médica, sino también de garantizar un entorno seguro y respetuoso para todos nuestros pacientes, independientemente de su identidad de género o su orientación sexual

En las personas transgénero que aún no han tenido hijos, la preservación de la fertilidad será la única manera de tenerlos en el caso de que se realicen una cirugía de reasignación de sexo, que en muchos casos es necesario para construir su identidad y alcanzar el bienestar físico, mental y social de manera completa.

Sin embargo, cuando esto se plantea en adolescentes, estos no están ni mental ni emocionalmente preparados para considerar el hecho de tener hijos en un futuro y además, les supone demorar el inicio de la terapia hormonal lo que les causa una gran angustia emocional.

Aunque, hoy en día, no existe evidencia de los efectos adversos a largo plazo que podría ejercer la terapia hormonal de afirmación de género sobre los óvulos y los espermatozoides, sí sabemos que la calidad de los mismos es peor en los adolescentes que en los jóvenes entre los 20 y los 30 años, lo que nos plantea un dilema:

¿Es mejor comenzar la transición hormonal y llegado el momento de preservar la fertilidad congelando los óvulos o espermatozoides, interrumpir la terapia hormonal o, por el contrario, al interrumpirla, el impacto emocional de “retroceder” en los cambios conseguidos va a provocar una mayor disforia?

¿Cómo saber cuánto tiempo de terapia hormonal previa puede causar alteraciones en los óvulos o espermatozoides?

Todavía hay preguntas a las que no podemos contestar con total seguridad, lo que requiere de nuestra parte una formación continua, mayor sensibilidad y una constante actualización sobre las necesidades sanitarias específicas de los colectivos LGTBI.

Lo que sí sabemos es que los menores nacidos en el seno de parejas transgénero, se desarrollan normalmente sin efectos psicológicos ni cambios en su identidad de género. Esto se debe a que el niño se adapta desde el principio y lo que más le influye es la calidad de las relaciones familiares y la ausencia de conflicto parental.

Incluso se ha visto, que un progenitor transgénero aporta a sus hijos cualidades positivas como una mayor tolerancia ante la diversidad y una mayor naturalidad para vivir la sexualidad.

Desde CREA abogamos por continuar educando y sensibilizando a la sociedad sobre las experiencias y necesidades de las personas transgénero para fomentar la comprensión y el respeto. Solo entonces podremos construir un mundo donde cada individuo pueda vivir auténticamente y con dignidad.

Doctora Carmen Calatayud Lliso, co-directora de CREA

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