VALÈNCIA. Tras el paréntesis estival, María José Catalá encara un nuevo curso político que se adviene decisivo. Son varios los retos que deberá afrontar la alcaldesa de València en los próximos meses: desde la aprobación del presupuesto municipal de 2026, clave para acelerar grandes proyectos urbanos antes de las elecciones y para lo que requiere el apoyo de Vox, a la incógnita de la deriva de la investigación de la fiscalía Anticorrupción sobre el presunto amaño de contratos de Juan Manuel Badenas. Además, a nivel orgánico, el PPCV deberá abordar sus procesos congresuales con muchas miradas apuntando a Catalá como posible sucesora de Carlos Mazón al frente del partido y con el elefante en la habitación del pulso lanzado por Francisco Camps.
A nivel de gestión municipal, uno de los primeros desafíos de Catalá en su regreso al despacho de alcaldía será el diseño de las cuentas municipales para el próximo ejercicio. Unos presupuestos que serán clave al tratarse de los últimos que elaborará y ejecutará completos el actual gobierno municipal antes de las elecciones de 2027. Las cuentas municipales suponen el vehículo a través del cual la alcaldesa debe materializar su sello de gestión y dar forma a sus promesas de campaña para poder ‘vender logros’ de cara a la próxima cita electoral.
El examen de los presupuestos
Sin embargo, para aprobar estas cuentas, la alcaldesa necesita el apoyo de sus socios de gobierno de Vox, que aunque no han avanzado sus peticiones concretas, también pretenden dejar su huella en estas cuentas y plantearán exigencias presupuestarias. Además, la negociación se prevé compleja por la dinámica interna del grupo municipal de ultraderecha, lo que anticipa una posible negociación a tres bandas si los ediles Cecilia Herrero y Juan Manuel Badenas deciden plantear sus propias demandas a cambio de sus votos, lo que obligaría a Catalá a hacer ciertas concesiones para garantizarse los apoyos.
Cabe recordar que aunque a nivel autonómico Vox decidió abandonar el gobierno de la Generalitat para ofrecer apoyo externo al Consell, los de Abascal forzaron a Mazón a asumir algunos de sus postulados a cambio de aprobar los presupuestos de la Generalitat.

- María José Catalá observa a Juanma Badenas. -
- Foto: KIKE TABERNER
Los procesos de Badenas y Herrero
Uno de los frentes delicados para Catalá en relación a sus socios es la investigación que la Fiscalía Anticorrupción mantiene abierta sobre una veintena de contratos suscritos por Juanma Badenas durante su etapa al frente de Valencia Activa y de la concejalía de Parques y Jardines. Aunque la alcaldesa le retiró las competencias en estas áreas, lo mantiene como edil de gobierno. Si finalmente la Fiscalía aprecia indicios de delito y formula una denuncia ante el juzgado —lo que abriría la vía a una posible imputación judicial—, el escenario se complicaría notablemente para Catalá, que se vería obligada a decidir si mantiene a Badenas en el equipo de gobierno o fuerza su salida.
A este frente se suma la situación de Cecilia Herrero, también concejala de Vox en el consistorio, imputada por presuntos delitos de odio a raíz de mensajes publicados en su cuenta de X. Tras la crisis interna sufrida con Vox, Catalá consiguió que ambos ediles volvieran al redil y continúan en el gobierno con competencias limitadas, aunque la evolución de sus procesos judiciales amenaza con convertir esa “piedra en el zapato” en un problema mayor para la estabilidad de su mandato.
Primer aniversario de la Dana
Otro de los hitos que marcará este otoño será el primer aniversario de la Dana el próximo 29 de octubre. Un año después de la tragedia, la recuperación de las zonas afectadas y la sombra de la gestión del día de la riada sigue marcando indudablemente la legislatura. La respuesta municipal en la reconstrucción de las zonas afectadas y la prevención serán escrutadas como parte de sus grandes retos de gobierno.
Este curso político que ahora arranca será igualmente decisivo para avanzar en las grandes transformaciones urbanas de València si Catalá pretende materializar estos proyectos de cara a 2027. Con la legislatura ya en su segunda mitad, la alcaldesa deberá imprimir un fuerte impulso a actuaciones emblemáticas como la remodelación de la Plaza del Ayuntamiento —cuyo proyecto se presentará en los próximos meses—, la culminación de la reforma de Pérez Galdós o la transformación del entorno de San Agustín, entre otras intervenciones estratégicas.

- Acto multitudinario de Francisco Camps. -
- Foto: EDUARDO MANZANA
La sucesión en el PPCV
Ya en el plano orgánico, Catalá encara otro reto que inevitablemente condicionará su futuro: la renovación del liderazgo en el PPCV. La cuestionada gestión de Carlos Mazón durante la Dana ha debilitado sus opciones de repetir como candidato del PP a la Generalitat y ha alimentado las voces que sitúan a la alcaldesa de València como posible sucesora. Aunque Catalá insiste en que su intención es centrarse en la Alcaldía del Cap i Casal, el debate interno del partido la salpica de lleno. La ecuación se complica aún más con el órdago de Francisco Camps, que ha anunciado su voluntad de postularse si se convoca un congreso —que todavía no tiene fecha—, lo que añade incertidumbre a un proceso de sucesión por sí complejo. Y aunque un enfrentamiento directo Catalá-Camps parece improbable, lo cierto es que el PPCV está obligado a engrasar la maquinaria electoral si quiere llegar con músculo a los próximos comicios, un proceso en el que la figura de la alcaldesa apunta a jugar un papel determinante.