VALÈNCIA. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) reconoce en su Plan para la recuperación tras la Dana que el desvío de caudales desde barrancos como la Saleta y el Poyo hacia el nuevo cauce del río Turia podría generar un riesgo de desbordamiento en caso de coincidir con una avenida extraordinaria del propio río.

El informe, que analiza en detalle el comportamiento del cauce, indica que si bien el tramo I del nuevo cauce —entre el azud del Repartiment y el azud Intermedio— dispone de capacidad suficiente (incluso con margen de seguridad), los tramos II y III presentan puntos críticos. Según simulaciones realizadas por el IIAMA-UPV, un caudal de 5.000 m³/s puede superar en hasta 40 centímetros los márgenes actuales en algunos puntos, lo que provocaría desbordamientos localizados.

Para mitigar este riesgo, el Miteco contempla dos tipos de soluciones. La primera de ellas, menos ambiciosa, sería el recrecimiento de márgenes instalando barreras tipo New Jersey —como las que se usan en autopistas para separar carriles— en los bordes del cauce, ganando así unos 80 centímetros de altura que ayudarían a confinar el agua durante una riada intensa. Con esta medida, el cauce podría soportar hasta 5.000 m³ de agua por segundo, lo que supone 700m³/s más que la capacidad actual.

Excavar un cauce interior

La segunda solución sería la excavación de un cauce interior. En una fase más ambiciosa, se plantea excavar un nuevo cauce dentro del propio cauce actual en los tramos II y III. Este canal secundario tendría 2 metros de profundidad y hasta 120 metros de ancho en coronación y funcionaría como un “carril extra” para el agua cuando el cauce principal se acerca a su límite. Así, se aumentaría la capacidad total del cauce hasta 5.800 m³/s. Si además se colocan barreras en los bordes —como en la primera solución—, se podría llegar a manejar hasta 7.000 m³/s, incluso después de recibir el agua desviada de los barrancos de la Saleta y el Poyo.

Estas actuaciones, que según estimaciones del estudio de 2012 del IIAMA-UPV requerirían una inversión de alrededor de 100 millones de euros, buscan garantizar que el nuevo cauce del Turia no se convierta en un nuevo punto de riesgo hidráulico con la futura canalización de ramblas y barrancos.

La alcaldesa de València, María José Catalá, ha valorado positivamente el plan del Ministerio, al considerar que respalda la postura que el Ayuntamiento ha defendido desde el inicio: “que no se puede canalizar el agua de barrancos como el de la Saleta o el del Poyo hacia el nuevo cauce del Turia sin antes ampliar su capacidad”. La alcaldesa ha señalado que el documento “pone negro sobre blanco lo que llevamos diciendo desde el primer día” y ha subrayado que la posición del consistorio está alineada con las asociaciones vecinales de las pedanías afectadas. Además, ha insistido en que este tipo de infraestructuras deben ir acompañadas de una planificación más ambiciosa, como la creación de un plan sur metropolitano, que permita garantizar la seguridad y tranquilidad de los vecinos de las zonas más expuestas.

Actuaciones en l’Albufera

Además de las obras previstas para ampliar la capacidad del nuevo cauce del Turia, el informe del MITECO también pone el foco en la grave afección sufrida por el Parque Natural de l’Albufera tras la Dana. Para hacer frente a este deterioro ecológico, el plan contempla una inversión de 30 millones de euros, con medidas centradas en la recuperación de hábitats, la mejora de la calidad del agua y la restauración del equilibrio hidrológico del ecosistema.

La alta carga de sedimentos arrastrados por los caudales desbordados, junto con vertidos procedentes de infraestructuras de saneamiento y depuración dañadas, provocó una grave alteración en el equilibrio ecológico del lago y sus ecosistemas asociados. Según se detalla en el Plan, los impactos han afectado a la calidad del agua, al régimen hídrico del humedal y a hábitats clave como los Ullals (manantiales), las acequias y las zonas de vegetación palustre. La entrada masiva de nutrientes, materia orgánica y sedimentos ha generado una situación crítica cuyo alcance aún se está evaluando.

Entre las principales actuaciones previstas en el plan se encuentran por un lado la recuperación hidromorfológica del entorno del barranco del Poyo, mediante la eliminación de vegetación invasora (como la caña Arundo donax) y la mejora del cauce y su desembocadura.

Automatizar las 'golas'

También se contempla restaurar los hábitats del lago, especialmente en la orilla sur, favoreciendo el crecimiento de vegetación autóctona y creando espacios más naturales. La tercera de las actuaciones se centra en la rehabilitación de infraestructuras ambientales y eliminación de residuos. Otra de las medidas es el seguimiento intensivo de la calidad del agua, incluyendo la reposición de sensores dañados, la automatización de las compuertas de salida al mar (golas) y la toma de muestras para detectar contaminantes.

El Miteco reconoce que los estudios batimétricos del fondo del lago permitirán medir el grado de aterramiento y planificar, si es necesario, la retirada de sedimentos. Precisamente este mismo miércoles el Ayuntamiento de València anunció una batimetría de l’Albufera. El informe hace hincapié en la necesidad de protección de los Ullals, hábitats especialmente sensibles que podrían haberse taponado por el barro fino.

Estas intervenciones están alineadas con los objetivos del Plan Especial de l’Albufera y el Plan Hidrológico del Júcar, y se suman a la estrategia europea para la restauración de la naturaleza aprobada en 2024. El objetivo final es doble: reparar los daños causados por la Dana y preparar el humedal para resistir futuras perturbaciones climáticas.