VALÈNCIA. Tras un mes de reproches, acusaciones cruzadas y, en definitiva, de inestabilidad en el Ayuntamiento de València, los ediles díscolos de Vox, Juanma Badenas y Cecilia Herrero, que habían dejado el partido por amenazas y acoso, han acabado llegando a un acuerdo para su vuelta. Al menos es el peaje que han tenido que pagar para volver a formar parte del gobierno municipal, que dirige la popular María José Catalá. Así, ambos han tenido que solicitar su reintegración en la formación de Santiago Abascal pese a los múltiples pulsos internos mantenidos con la dirección de Bambú -sede de Vox en Madrid-.

Sin embargo, ya nada será como antes para ninguno de los dos. Tras su agria salida, a raíz del escándalo por un presunto amaño en la Fundación Valencia Activa que dirigía Badenas, la nueva realidad es muy distinta. Empezando por la portavocía del grupo municipal de Vox, que Madrid adjudicó al edil Pepe Gosálbez, quien ya había ejercido como tal durante el pasado mandato y al que le encomendaron esta vez la tarea de defender la posición del partido frente a las presiones de sus dos excompañeros de bancada. Badenas recupera su título de edil de Vox pero no la portavocía, por lo que perderá la exposición que este cargo le confería y en el que tan cómodo se ha mostrado durante esta primera mitad de mandato.

Pero no es solo Vox el que mantiene en mínimos la representación de los díscolos reincorporados, la misma línea ha seguido la alcaldesa. No hay más que ver las tenencias de alcaldía, una de las cuales ostentaba Badenas durante la primera etapa del gobierno en coalición. Ahora, quedará fuera de este puesto, que representará Gosalbez.

Además, en la reestructuración del gobierno local emprendida por Catalá, todas las competencias que tenían los cuatro ediles de Vox quedarán en manos de los dos que se quedaron -Gosalbez y Mónica Gil- mientras que Badenas y Herrero, también pareja sentimental, ostentarán otras concejalías, hasta ahora dirigidas por el PP, que no permiten prodigarse demasiado ante los medios, sin excesivo contacto con los vecinos y muy limitadas en cuanto al uso del dinero público. Sin ir más lejos, Herrero, que ostentaba la delegación de Emprendimiento y Agricultura, ahora se quedará con el departamento de Responsabilidad Patrimonial.

Catalá vacía de contenido la concejalía de Badenas.

Por otra parte, Badenas se encargará de la concejalía de Patrimonio, que hasta ahora llevaba el edil popular José Marí Olano. Si bien pudiera parecer que esta es una delegación de calado, pues gestiona las propiedades del Ayuntamiento de València -tendrá entre manos asuntos como el de la rehabilitación del Balneario de la Alameda o el nuevo proyecto para la Hípica-, lo cierto es que la alcaldesa ha establecido reseñables excepciones que se reserva para la gestión del PP evitando así que Badenas pueda intervenir en ellas.

Es el caso, por ejemplo, de todo lo que tiene que ver con la Marina de Valencia, donde el Ayuntamiento tiene inmuebles importantes como los tinglados o el propio edificio de los Docks, pendientes de un proyecto icónico; o de las relaciones con el Puerto, con el que se ha creado un órgano de cooperación interadministrativo. Pero también las ayudas de la Dana, que había canalizado Patrimonio, y que junto a las cuestiones anteriores seguirán en manos de Olano mediante la concejalía de Grandes Proyectos, que sigue ostentando el edil popular.

De hecho, en el documento oficial de la remodelación aprobado por Catalá, atribuye a la concejalía de Olano "particularmente" competencias en "el impulso y la coordinación de todas las ayudas otorgadas al Ayuntamiento de València como municipio afectado por la dana del pasado 29 de octubre; la adquisición, explotación, gestión y enajenación de suelo rústico o urbano para la promoción de viviendas en cualquier modalidad y bajo  cualquier título; y todos los procedimientos patrimoniales que tengan por objeto bienes inmuebles sujetos al Plan Especial de la Marina Real Juan Carlos I, así como la coordinación y representación del Ayuntamiento de València en el órgano interadministrativo de cooperación previsto en el convenio entre el Ayuntamiento de València y la Autoridad Portuaria de València".