VALÈNCIA. La primera gran ola de calor del verano ha colocado a València ante una evidencia climática —y también política— cada vez más difícil de esquivar. Junio de 2025 ha sido el mes más caluroso en España desde que existen registros, con varios días consecutivos superando los 35 °C en la capital valenciana. La sensación térmica, disparada por la humedad, ha rozado los 40 °C en algunos barrios, y los efectos no han tardado en notarse. En el Mercado Central, la falta de climatización ha obligado a vendedores a tirar parte del género ante la imposibilidad de conservarlo en condiciones adecuadas. En El Palmar, las altas temperaturas han provocado reventones en las tuberías del agua potable. Y en la peor de las consecuencias, al menos dos personas han fallecido por causas vinculadas directamente al calor extremo en la Comunitat Valenciana en esta última ola de calor.
Este contexto, la transversalidad del calor ha convertido el debate sobre cómo mitigar las altas temperaturas en un nuevo eje político en la ciudad. Los partidos con representación en el Ayuntamiento han comenzado a marcar perfil con propuestas urbanísticas, sociales y ambientales para adaptar València a un escenario térmico cada vez más extremo. Instalación de toldos, fuentes, grandes jardines urbanos o refugios climáticos son algunas de las medidas con las que los diferentes partidos definen su modelo de ciudad.
"Más sombra, más verde"
El pasado 30 de junio, con València en alerta naranja por temperaturas extremas, desde Compromís, la portavoz municipal, Papi Robles, ponía el foco en los problemas que generan los episodios de calor extremo y anunció que su grupo presentará en el pleno de julio un “plan ambicioso” para adaptar la ciudad al calor. “Nuestra ciudad es una de las más vulnerables al calentamiento global. Necesitamos más sombra, más verde, y grandes corredores como el del sur, que actúen como pulmones y refrigeradores naturales”, afirmó. Robles criticó duramente al actual gobierno municipal, al que acusó de ser “negacionista del calor y sus efectos”.

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Instalar toldos en plazas del centro
A penas unos días después, la alcaldesa, María José Catalá, anunciaba la intención del Ayuntamiento de exportar el sistema de toldos desmontables de la plaza de la Reina a distintas plazas y zonas del centro de la ciudad como la del Ayuntamiento o la de Brujas. "Se trata de buscar soluciones compatibles con la protección patrimonial del entorno, como ya hicimos con los toldos temporales en la Plaza de la Reina”, aseguró Catalá a pesar de que en su momento el Partido Popular mostró sus reticencias sobre este sistema.
Este mismo viernes, Catalá reunía a todo su equipo para abordar un "plan de ciudad" que mejore las zonas de sombra en las "plazas más duras". A estas iniciativa se suman otras como la instalación de fuentes refrigeradas —con el objetivo de alcanzar las 70 en toda la ciudad—, la ubicación de humidificadores en zonas estratégicas o la apertura del refugio climático en El Carmen, un espacio acondicionado para que los vecinos puedan resguardarse en las horas de más calor.

- Plaza de la Reina. -
- Foto: KIKE TABERNER
Precisamente sobre la necesidad de combatir las altas temperaturas en la plaza del Ayuntamiento, el PSPV-PSOE reclamó al gobierno de PP y Vox que respete el diseño original del proyecto para la plaza, ganador del concurso de ideas impulsado por el anterior ejecutivo progresista. La concejala socialista María Pérez criticó que la actual alcaldesa quiera eliminar elementos clave del diseño, como la fuente en forma de playa y la plantación de nuevos árboles, medidas que surgieron del proceso de participación ciudadana y que estaban pensadas para reducir el impacto térmico en el centro de la ciudad. Los socialistas consideran que renunciar a estas soluciones y optar por una plaza más dura, con menos vegetación y sin elementos refrescantes, es un retroceso en plena crisis climática. Además, lamentan que el nuevo gobierno haya paralizado o revertido otros proyectos verdes como el eje de Guillem de Castro, la renaturalización de la avenida del Puerto o el Corredor Verde.
Refugios climáticos
Al margen de los proyectos futuros, la ciudad ya cuenta con algunas medidas para afrontar los episodios de calor extremo, como la activación de una red de refugios climáticos, espacios habilitados para ofrecer confort térmico a la ciudadanía durante las jornadas más críticas del verano. Se trata de espacios públicos como bibliotecas, centros cívicos o edificios municipales que cuentan con aire acondicionado, acceso libre y zonas de descanso. El objetivo es garantizar entornos seguros y frescos, especialmente para personas mayores, pacientes crónicos o sin recursos para refrescarse en casa. Estos refugios, junto con fuentes nebulizadas y el refuerzo de equipos municipales de emergencia, forman parte del protocolo de actuación en olas de calor, activado automáticamente al superar ciertos umbrales térmicos. Aun así, la red es aún limitada.
Las altas temperaturas ya forman parte del paisaje habitual de los veranos en València, pero sus efectos van mucho más allá del termómetro. El calor extremo condiciona la forma de moverse, de vivir y de relacionarse con el espacio urbano, y exige respuestas que vayan más allá de lo inmediato. En ese terreno, las ciudades se ven obligadas a tomar partido y anticiparse. València, como gran parte de las ciudades del Mediterráneo afronta el desafío de adaptarse al calor. En un contexto donde el clima marca la agenda, la lucha contra las altas temperaturas no solo es una cuestión ambiental o de salud pública: también es, inevitablemente, una decisión política.