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ESCAPADAS HEDONISTAS

Vejer en primavera

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Pocas cosas pueden compararse a los pueblos blancos andaluces. Tienen ese no se qué, en el que el tiempo parece haberse detenido y una luz, casi cegadora, que baña sus paredes blancas. Y no hay otro como Vejer de la Frontera, ahí encaramado sobre una colina con casas blanco impoluto y estrechas callejuelas en las que perderse.

En verano está abarrotado, pero es ahora cuando vive un momento fantástico, en el que hay vidilla, pero todavía se puede pasear sin esquivar a cientos de turistas. Y es que este pueblo, uno de los más bonitos de España, tiene ese encanto que lo hace único. Desde la colorida y rodeada de palmeras Plaza de España, hasta la icónica vista desde la judería y sus arcos que enmarcan una postal que ha dado la vuelta al mundo entero. 

Olvídate del coche, a Vejer se viene a mover el body y hacer piernas por sus -a veces- empinadas cuestas. Hay que perderse por sus calles. Perderse para encontrarse con muchos tesoros. Como el taller del joyero Rafael Sánchez, que es el que, entre otras muchas cosas, hace piezas para chefs como Paco Morales o Ángel León, además, así como dato, de los anillos que siempre lleva Alejandro Sanz. Neila Pascual es otra de las paradas obligatorias. Esta ilustradora hace un trabajo fabuloso en acuarela, con series dedicadas a la propia Vejer, a Tarifa, el mar y los faros, entre otros.

La historia de Vejer la encontramos en los libros o en Internet pero, ¿y si la escucháramos de uno de sus personajes míticos y encima cantada? Es lo que hacen en Marimantas, una pequeña empresa dedicada a pregonar los secretos y la magia de esta villa cautivadora. Y de verdad, vale la pena, porque es un forma de descubrir el pueblo a golpe de leyenda, mientras aprendes más sobre personajes como el propio marimanta o las misteriosas cobijadas, mujeres que se vestían con un traje negro, que cubría todo su cuerpo menos el ojo izquierdo. Y no, al contrario de lo que pudiera parecer, no es un burka.

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