VALÈNCIA. Virginia Sanz es la primera alcaldesa popular de Buñol, municipio con ferviente tradición progresista desde el inicio de la España en democracia. Como maestra de infantil antes de ser alcaldesa, dice haberse visto siempre como concejala de Educación más que como primera edila. En esta entrevista con Valencia Plaza, valora el primer año de mandato a las puertas de la 77 edición de La Tomatina.
– ¿Qué novedades habrá en esta nueva edición?
La Tomatina es uno de los ejes principales de las fiestas. Nos lleva mucho tiempo prepararla y organizarla. Este año, la Diputació de València apuesta por ella y nos ha subvencionado la cuantía total del tomate, que son 120.000 kilos, y de València, por primera vez. Aunque es una licitación, este año ha apostado una empresa familiar, Frutas Massanassa, por la sostenibilidad y el producto de kilómetro cero, algo novedoso para nosotros. También hemos incrementado los puntos violeta, además de haber dentro de la fiesta un despliegue de voluntarias. Este año tenemos dos, uno de ellos de la Conselleria, quien nos da una carpa extra con material y merchandising. Como el resto de años, hicimos la semana pasada la Junta Local de Seguridad, donde se concentran todos los cuerpos, ya que el tema de seguridad en La Tomatina es prioritario. Además, tenemos muchos patrocinadores. Cada año se licita una empresa de medios y este año estamos teniendo mucha difusión a través de un montón de productos que quieren formar parte de La Tomatina. Así que trabajamos desde que acaba una edición hasta que empieza la siguiente.
– ¿Se espera algún invitado especial?
Tenemos confirmado al president de la Generalitat, viene el president Mompó, de la Diputació de València, consellers, y vamos a tener mucho apoyo y aceptación por parte del Ayuntamiento. Invitados VIP al margen de la política, todavía están por confirmar.
– Con respecto a la polémica por la venta de entradas VIP a 500 euros cada una, ¿cómo ha quedado el asunto?
Es verdad que era un tema novedoso. Nunca había pasado a nivel oficial aunque sí que subía gente a los camiones que no eran de Buñol. De alguna manera, queríamos regularlo. Se ofreció una cantidad con 30 entradas y, según los datos que yo tenía el viernes 9 de agosto, teníamos unas 23 solicitadas. Estamos esperando a que se cumpla con la exposición pública. Suponemos que se van a vender todas.