Es mujer y es joven y está al frente de un restaurante. Tres circunstancias que por sí solas no deberían bastar para que me picase el gusanillo de visitar el local, pero que dada la escasez de jóvenes cocineras en el panorama gastronómico –iba a decir valenciano, pero es más bien mundial– ya me hacen interesarme por este proyecto. 

Xanglot se ubica en el primer local que ocupó Mar de Avellanes, en una perpendicular de la calle de la Paz. Recuerdo que aquel restaurante me gustaba y me sentía a gusto entre sus paredes. Pasa lo mismo en este. Sus recovecos y su atmósfera son acogedores. Tiene luz, a pesar de tener poca luz natural.  Al timón está Sandra Jorge,  una cocinera antes de embarcarse en su proyecto, estuvo tres años trabajando en La Sucursal. 

Probamos el menú del día.  Aperitivo, un par de entrantes y un principal a elegir entre arroz y pescado. La propuesta se sale de lo común y está todo muy bueno. En mi opinión, platos algo escasos. Yo tengo un buen saque y quizás no soy la mejor para medir las raciones,  porque cuando algo me gusta, quiero más y más, pero creo que con el menú concreto que tomé, podría no ser la única que piense así. Puede que no ocurra con los otros menús: Xanglot (35 €), Degusta (45 €) y Sentits (65 €).   El del día son 24 €, aunque ese día acabamos pagando casi el doble. Pedimos un par de buenos vinos y bebidas antes de comer que seguramente lo justifiquen, pero me quedé con una sensación rara de que no se correspondía lo que comimos con lo que pagamos. 

Y por eso voy a volver otro día, porque me gustó el restaurante y creo que es una cocinera que sabe lo que hace, que tiene potencial  y un proyecto precioso, y me encantaría verla volar alto y desterrar esa percepción que tuve. 

Volveré pronto.