VALÈNCIA. Dopamina se transformó, desde que la escuché, en parte de mi banda sonora, ese ritmo pop con aire tan R&B, letra sugestiva y que lograba que instintivamente muevas el cuerpo, me encantó. Ese fue el primer sencillo de Gourmet (2018), segundo disco de los toledanos Veintiuno. Hace nada han dado el campanazo con su sencillo, La Vida Moderna, junto a Love of Lesbian, una de esas canciones que son capaces de encumbrar a un grupo. El pasado viernes estuvieron en la Sala Loco Club con todas las entradas agotadas. Y no me extraña, pues Veintiuno es una banda de directo y perdérsela sería un error.
Tengo la suerte de hablar con Diego Arroyo, vocalista de Veintiuno, que sin duda están en un momento dulce por su talento, cabezonería y persistencia; en definitiva por creer en un proyecto musical de una calidad incuestionable.
Internet ha permitido que millones de personas hayan tenido un aprendizaje musical muy variado, escapándose de los estereotipos y dando saltos entre estilos. Un poco de pop, algo de metal, quizás una pizca de jazz, y un puñadito de electrónica. Disponer de tantos estímulos musicales, a veces incomunicados, ha parido unas generaciones con un bagaje enriquecido. Los referentes se amplían. “Nosotros ya somos una generación nativa de Internet, así que no era algo que viéramos en un escenario, sino cualquier cosa que viéramos online con ocho años, porque al final hemos crecido ya pegados a la pantalla del ordenador”, señala, Arroyo.
La carrera musical es muy complicada, casi un acto de fe. Mantener una banda junta y con unas ideas claras en tu proyecto, algo casi heroico. “Nosotros tres, que somos los que más tiempo llevamos tocando juntos, crecimos en una pequeña ciudad en la que había mucha escena pero es la que (y sigue sucedido) hay cierto complejo a la hora de salir y exponerse y tocar fuera, porque Madrid está muy cerca, y ya tocar en Madrid es un hito y mucha gente decide dejarlo ahí”. Seguir en pie en la carretera no es lo más habitual, el camino suele ser cuesta arriba. “Es verdad que la estadística juega en contra, hay que ser muy obsesivo para que tengas un margen de éxito y quieras, por cabezonería girar; pero para nosotros fue la manera”, apunta.
Como todas las bandas que comienzan, tocar en directo es una de las mejores partes de su actividad. El contacto con el público, presentar tus canciones, disfrutar junto a la gente de la música. “Somos unos enamorados de la música en directo. Siempre nos ha gustado mucho y somos un grupo de amigos que lo que querían era salir a tocar juntos. Eso es lo que nos ha mantenido unidos”, comenta. Veintiuno han crecido en todos los sentidos, no solo a nivel de seguidores sino también con el espectáculo que llevan en directo.
Nadie puede negar que tras Corazonada (2021), su tercer plástico, el grupo ya tenía una sólida base de fans, que han seguido creciendo con la aparición de los sencillos que compondrán su próximo trabajo, El Arte de Perder. Y concretamente una de esas canciones (aunque La Ruina y Escalofrío son muy buenas también), La Vida Moderna, es la que les ha hecho, como decía al principio, despegar más de nunca.
“A veces das con un éxito como La Vida Moderna, que eso es la hostia que suceda, pero a veces es igual de motivacional que de pronto en esta gira hemos podido incorporar un técnico de luces y que nuestro show tenga un tratamiento de luces propio y visuales, que haga unos visuales increíbles para el bolo. Eso nos anima a seguir porque es nuestro niño”.
Remontándonos un poco a los inicios del grupo, Veintiuno tardó dos años en editar su primer plástico, Nada Parecido, que fue autoproducido mediante un crowdfunding. Un primer elepé siempre es algo que recuerdas con todo el cariño, el gran paso del local a exponer tu música a un público más amplio. “Un primer disco es un enorme esfuerzo en todos los sentidos- comenta Diego-, sobre todo si no lo paga nadie, que es nuestro caso. Dos discos de tres no los ha pagado nadie y eso nos involucró muchísimo a todos los niveles posibles, buscamos el dinero por un crowdfunding, nos lo curramos todo para un resultado muy exiguo, es un caso estrepitoso de fracaso y lo normal es que con la música no suceda nada”, dice
No todo se mide en ventas: “Lo que nos hizo fue aprender de ciertas cosas y luego tomamos una decisión consciente que es seguir, que es lo que nos separa de otros proyecto, que nosotros tomamos la decisión de seguir”
Corazonada, su último trabajo discográfico hasta la fecha, sufrió el impasse de la pandemia. Un frenazo que fue un duro golpe para toda la industria. “Fue dramático y muy descorazonador, pero es que fue muy democrático, a todos el mundo le pasó igual”, señala. Y una vez más, como sucedió tras las pocas ventas de Nada Parecido, volvieron a ser cabezones y volvieron a creer firmemente en su proyecto.
“Toda una escena que se nutría de la música en directo vivió un año de paso por el desierto, y una vez más hemos tomado la decisión consciente de seguir. Y quién veas que no está en la foto, y quién veas que no sigue y a quién no puedas entrevistar, es sencillamente porque toma la decisión de no seguir porque no puede. No te voy a negar que ha sido extremadamente agotador el proceso”, reconoce.
Recordamos aquel periodo donde los conciertos se tenían que dar con los asistentes sentados en sillas. Una imagen impactante, nueva y triste. “Vimos que parte de la pequeña inercia que había generado Gourmet seguía en Corazonada; pero claro, un año y medio de tocar para gente sentada... O sea, muchos festivales, pero que lo que veían era una banda que tenía un directo muy enérgico pero ellos no podían moverse de la silla”.
Giras con la gente sentada en el auditorio, sin apenas moverse. “La gira de Corazonada ha sido sobre todo remontar eso, y de hecho la primera vez que pudimos tocar para gente de pie, el primer fin de semana, recuerdo perfectamente que fue un Granada Sound un viernes y un Les Arts un sábado, nuestro paso fue hacer macrofestivales con gente de pie y de esto hace un año y medio”
Volvamos un segundo a La Vida Moderna y su gestación. No siempre se puede hablar con una banda sobre el proceso de creación de una canción que le aúpa tanto en tan poco tiempo. “Nosotros somos muy seguidores de Love of Lesbian desde que somos chiquititos, probablemente comenzamos a trabajar con los productores con los que hemos grabado buena parte de nuestro último material, que son Santos y Fluren, porque ellos habían trabajado con Love of Lesbian y llegaron a cotas creativas que nos parecían muy guays”, comenta. “Nos hemos conocido en diferentes ocasiones, es verdad que compartimos sello, creo que se ha formado un cariño recíproco más allá de la admiración; de hecho he tenido la fortuna de escuchar hace poco maquetas de lo nuevo de Love of Lesbian, porque Santi me las ha ido pasando para que opinara, pero sobre todo ha sido de manera muy natural”.
Love of Lesbian son una de las bandas más importantes del país, un referente absoluto para cientos de grupos. “Yo siempre había soñado con hacer una colaboración con Love of Lesbian como sueñas con hacerla con tus artistas favoritos. Hay otros artistas que tengo en la cabeza y con los que me encantaría colaborar pero se cristalizó (si me preguntas por una fecha concreta) porque Santi dio una entrevista en un periódico en el que dijo que éramos, junto a otra banda, que creo recordar que era Viva Suecia, sus bandas jóvenes favoritas”.
Teniendo claro que a Santi le gustaba la música de Veintiuno el camino estaba más que allanado para que unieran fuerzas y sinergias en alguna canción, por suerte, ese momento llegó. “Y dije, esta es mi única oportunidad para decirle a Santi si quieres puedes colaborar con tu banda joven favorita y hablé con él y con Juli y les mandé la canción, les dije que si querían incorporarse, que si querían escribir algo en la canción, me dijeron que no querían tocar ni una coma y que solo quería participar en ella, que les hacía mucha ilusión porque les parecía una canción increíble. Así de sencillo”, recuerda Arroyo.
Algo que hace diferente al grupo, entre otras cosas, es que componen sus álbumes pensando en el todo, en una idea que vertebre el disco, que el concepto de álbum sea eso: un álbum, y no canciones inconexas y sueltas cada una a su albedrío. “Está planteado de esta forma porque nosotros si podemos, y hemos decidido hacerlo así, reivindicamos el formato de álbum como un medio de expresión, hay cosas que se entienden contadas en conjunto y es algo que nosotros hemos pretendido. Cada álbum es una era de la banda”.
Por último, reconozco las ganas de escuchar íntegramente, El Arte de Perder. “A priori si todo va bien y nada se tuerce, en septiembre”, comenta. A la espera quedamos.