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álvaro pons, comisario de 'valencia línea clara'

"Veo Nimio y pienso en Els tebeus del Cingle. Es un momento muy ilusionante"

9/06/2016 - 

VALENCIA. "Lector de tebeos. Y punto". Así se define en las redes sociales Álvaro Pons, profesor de la Universitat de València y uno de los mayores expertos en la materia. Comisario de la exposición VLC. Valencia Línea Clara, que se inaugura hoy en el IVAM, él ha sido uno de los motores para lograr que el arte popular cruce el muro de los museos, a veces tan gruesos cuando se trata de integrar nuevos formatos. La pinacoteca valenciana ha dado un paso al frente para reivindicar a una generación que supo comprender el momento social en el que vivía y, también, fue una fuerza de cambio. Pasado, presente y futuro, los dibujantes, como pasara ya con los principales representantes de la "Nueva Escuela Valenciana", encuentran ahora un refugio en el diseño institucional, que asoma la patita tras años de sequía. Con un caldo de cultivo que, como en tantas ocasiones, parece a punto de despegar, el premio a Nimio como mejor fanzine español y el afianzamiento del festival de autoedición gráfica y sonora Tenderete, que inaugura mañana su edición número 12, dibujan un panorama "ilusionante".   

- La 'Nueva Escuela Valenciana' llega al IVAM, por primera vez, como un todo histórico pero, entre tantas personalidades individuales, ¿cuál es el eje común?

-Hay tres ejes: uno es la ciudad de Valencia, que los une, que unifica el discurso y, a mi entender, es fundamental para comprender lo que fue. El segundo es el estilo de línea clara, quizá Manel Gimeno es el más complicado de integrar a este respecto pero, como él dice, es el lado oscuro de la línea clara. El tercero de los ejes es la renovación intencionada del género. Todos ellos trabajan en el género clásico, Daniel Torres hace ciencia ficción, Gimeno negro, Mique Beltrán aventura... pero lo que hacen es modernizarlo desde una reivindicación del mismo, plantear una concepción nueva. Esta es una forma también es reivindicar el tebeo clásico, lo que hace Micharmut es coger el Jaimito de toda la vida y ponerlo en el siglo XXV, es tan avanzado a su época que rompe con todo. Estos tres ejes son fundamentales para entender las relaciones entre ellos.

- La muestra habla del autor, del conjunto y, también, de su relación con la ciudad, ¿cómo era y cómo es ahora la sintonía de Valencia con los dibujantes?
- Aquella época era un momento especial, la ciudad supo adoptar a todos estos autores. Ellos, como parte de la ciudad, la mostraban sus tebeos, especialmente Sento Llobell, pero todos mostraban de alguna manera su espíritu, el mediterráneo… Lo importante fue que, después, Valencia supo adoptar ese estilo y hacer que formara parte de ella, uno de los ejemplos claros es el proyecto Valencia Copyright, una propuesta que nace de la ciudad para usar a los autores como referente. Esa relación se empezó a trasladar a muchas partes, hubo muchos bares que contaron con esos autores, librerías, un auge de la cartelería… hasta las fallas fueron diseñadas por estos dibujantes. Se creó una relación muy íntima. Hoy eso no pasa, aunque estamos en un momento creativo absolutamente increíble en Valencia, la ciudad vive todavía un poco despegada de lo que está pasando. Aunque hay cierto interés en las campañas institucionales que usan a dibujantes, como hemos visto en la campaña de Ciutat Vella que ha firmado Laura Pérez, hemos pasado casi 30 años en los que se ha olvidado que esta fue una ciudad gráfica, una ciudad de cómic.

"lo que hace Micharmut es coger el Jaimito de toda la vida y ponerlo en el siglo XXV"

- Precisamente desde la administración se está tratando de reconducir el diseño institucional, ¿estamos asistiendo al inicio de un movimiento similar? 
- Son momentos muy diferentes, pero sí que es fundamental que las instituciones apuesten por los autores jóvenes. Si no lo hubiesen hecho en ese momento hoy no podríamos disfrutar de esta exposición en el IVAM. Estoy convencido de que, si se apuesta por todos ellos, dentro de treinta años podremos disfrutar de una exposición como la que inauguramos hoy.

- Entráis por la puerta grande en el IVAM y con la promesa de José Miguel G. Cortés de integrar el cómic en el discurso del museo...
- Más que una promesa es una realidad, esta exposición no nace como un "vamos a hacer esto y ya veremos". Esta es la primera parte de un proyecto a largo plazo, con lo cual Valencia Línea Clara es solamente la punta del iceberg, esperemos, de la relación del IVAM con el universo del tebeo.

- Llega a sus salas, además, siendo una disciplina que nace, decías, de la "humildad". 
- Es un contraste, un hecho paradójico. El cómic es un arte popular, de quiosco de toda la vida, y que ahora haya llegado al museo... Bueno, es la historia y funciona así. Cosas que aparecen de una forma muy humilde y muy pequeñita llegan a tener mucha importancia y grandeza en el tejido social.

- Valencia Línea Clara habla de un momento de modernización derivado del underground americano aunque adaptado al contexto político propio, ¿cómo se traduce en España esta influencia y, a su vez, Valencia genera su propio movimiento?

- Los dibujantes de los años 60 asistieron a una verdadera revolución alrededor del cómic. Simultáneamente en Estados Unidos se desarrollaba el underground como expresión máxima de la contracultura y en Francia, en el contexto del movimiento de mayo del 68, se vivió toda una revolución cultural que tiene en el cómic su principal vehículo de expresión, convertido en la bandera de esa nueva cultura. Los que estaban aquí veían que el cómic estaba absolutamente pisoteado por la Ley de Prensa impulsada por Fraga, que lo relegó al ámbito infantil, ellos tuvieron la necesidad de reivindicarlo. Lo que pasaba en Francia y Estados Unidos era una manera de iniciar ese camino. En España, los primeros fanzines son muy parecidos a los americanos pero nuestros autores le dieron el aspecto europeo, el terreno mediterráneo destaca porque incluyó ese aspecto pop que le va alejando poco a poco de lo que se hacia en el ámbito nacional. Mientras que en España se hacía El Víbora, la línea chunga, aquí se hace algo más cuidado, más elegante. Eso marcaba la diferencia, siempre intentando reivindicar esa libertad que no tenían en esos años agónicos del final de la dictadura.

"Mientras que en España se hacía El Víbora, la línea chunga, aquí se hace algo más cuidado, más elegante"

-¿Cuál es el futuro del cómic en tanto que industria?
- En este momento la industria del cómic es parte de la industria del libro y sufre todos los problemas que tiene esta, eso es entrar dentro de un mal de muchos consuelo de tontos, pero lo que creo que es más importante es que estamos en un momento creativo absolutamente deslumbrante, precisamente esta semana se inaugura la nueva edición de Tenderete, que es una expresión maravillosa de esa riqueza creativa que tenemos alrededor del fanzine y del nuevo cómic. Esas obras que veremos en Tenderete son las que están siendo expuestas de hace 40 años, en esos fanzines está el futuro del cómic, unos autores todavía por explotar. 

- Entre ellos Nimio, galardonado este año como mejor fanzine de España en Salón Internacional del Cómic de Barcelona.
- Es un producto extraordinario. Yo veo Nimio y pienso en el Tebeus del Cigle, en esos que hacían cuando eran estudiantes de Bellas Artes y pienso: si ellos han llegado donde han llegado, ¿adónde llegarán los de Nimio?. Estamos en un momento muy ilusionante. Ver toda la cantidad de fanzines que se están haciendo aquí, la gente de ediciones Valiente, Tenderete… Es una de las experiencias más fascinantes que estamos viviendo en esta ciudad.

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