La antigua capital imperial luce una de sus mejores caras en otoño, cuando la exuberancia floral de los jardines zen cede a la explosión de color de los arces
KIOTO. La futurista estación de Kioto es la primera impresión para la inmensa mayoría de viajeros que visitan la antigua capital imperial de Japón. Una enorme mole ultramoderna empotrada en el corazón de la ciudad que mejor representa la tradición nipona es la puerta de entrada natural para quienes llegan desde Osaka o Tokio. Pero basta alejarse unos metros y girar un par de calles para paladear la verdadera esencia de esta apacible y hermosa ciudad japonesa de apenas1,5 millones de habitantes que ejerce de contrapunto por excelencia de la superlativa y alocada Tokio.
Antes de abandonar la estación conviene subir al segundo de los quince pisos del edificio para visitar la oficina de turismo. Serán sus primeros minutos mejor aprovechados en un nuevo destino. De allí saldrá con todo lo necesario para organizar su tiempo en Kioto: guías, planos, itinerarios, locales recomendados y abonos de autobús (¥500/día, 3,7 euros), el medio que probablemente utilizará para desplazarsede templo en templo. Los de las rutas 100, 101 y 102 le llevarán a los principales. La inmensa escalinata de la salida norte permite acceder directamente a las paradas para comenzar a recorrer la ciudad.
el choque que le producirá la tranquilidad de Kioto será brutal. Toda ella invita a la introspección
Si viene de Tokio, o incluso de la cercana Osaka, el choque que le producirá la tranquilidad de Kioto será brutal. Toda ella invita a la introspección. Dedicar menos de tres jornadas completas a explorar sus templos y recorrer barrios tradicionales como el de Gion o Pontocho sería un desatino, un corsé que le obligaría a mantener un ritmo impropio de un lugar en el que no caben las prisas. Si puede permitírselo, lo ideal para acompasarse al fluir cotidiano de Kioto es recorrerlo en bicicleta.
Sea cual sea el medio elegido, le resultará conveniente dedicar un tiempo a dividir la ciudad en cuadrantes para planificar sus itinerarios. Dado que el principal atractivo de Kioto son sus templos, conviene concentrar estas visitas en las primeras horas del día y reservar el resto de la jornada a explorar barrios históricos o rincones para los que no hace falta ceñirse a un horario. La mayoría de templos abre muy temprano, en torno a las ocho de la mañana o incluso antes, y cierra entre las cuatro y las seis de la tarde. En la página web del organismo oficial de turismo de Japón (jnto.go.jp) podrá descargar propuestas de rutas a pie con todo lo que necesita saber: horario y precio de los templos y cómo acceder a ellos.
(El resto del reportaje en el número 11 de la revista Plaza, ya a la venta).