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València a tota virolla

Viaje a la fotografía turismofílica: los 3 proyectos que desnudan el turismo 'made in' València

La visión del turismo valenciano a ojos de Pablo Casino, María Moldes y Ricardo Cases

29/09/2018 - 

VALÈNCIA. La fotografía suele ser un letal acercamiento demográfico. Mirar… y mirarnos. Por eso queríamos poner el ojo en cómo miran lo fotógrafos valencianos una realidad convertida en eje socioeconómico: el turismo. Como siempre sucede, el turismo va por delante, mucho más deprisa que los trabajos fotográficos al respecto.

Un viaje al turismo propio a través de tres proyectos capitales. Un primer aviso: al encarar la verdad turística siempre pensamos en su derivada exógena; figuramos a guiris, blanquitos, pelirrojos, borrachuzos de ultramar. Pero en realidad es una visión a nosotros mismos. Es el espejo. Y oiga, tampoco estamos tan mal.

Primer viaje: Voramar, por Pablo Casino

De El Mojón a Sénia

Pablo Casino es uno de los fotógrafos valencianos más reconocidos por su apego al tránsito geográfico. Es lo que hizo en Voramar, como una transmutación con los bordes de la costa valenciana. “Voramar comienza en El Mojón, justo en la carretera que marca el límite entre Murcia y Alicante, y acaba en la Sénia, el río que separa Castellón de Cataluña. Son fotografías tomadas durante los 438 kilómetros de costa entre ambos puntos. Hay rocas y arena, olas y holandeses. Familias con sombrillas, padres con neveras y padres con raquetas. Trenecitos turísticos. Paseos marítimos, primera línea. Camping Caravaning. Playas que se vacían al atardecer. Sticky Vicky. El mar en invierno, el mar en verano. Todo eso y otras fotos que no hice cuando era pequeño.”

-¿Cómo fue ese trayecto?
“Conforme avanzaba y recorrìa la costa se me iban revelando o aclarando los intereses que me empujaron a querer hacer este proyecto y de los que no había sido bien consciente, como lo autobiográfico o el turismo, entre otros. Asuntos habitualmente mezclados todos ellos”.

Foto: Pablo Casino

-¿Qué te contó lo que viste?
-“Mi memoria o experiencia en la costa valenciana fue en su mayor parte como turista: veraneando de pequeño en campings con mi familia, cada año en un pueblo diferente. Por lo tanto, aunque luego quisiera extender los asuntos tratados a otros ámbitos, la referencia inicial siempre era la del uso turístico. En cualquier caso, es algo que está ahí sí o sí: ¿cuál es el porcentaje del litoral valenciano cuyo uso principal es turístico? Es inevitable mostrarlo si cubres ese territorio”.

-¿Qué sentimientos te generó?
-“Pena y amor, cansancio y diversión. Pese a tanto de ello que puedo detestar y rechazar, al mismo tiempo me atrae, me puedo divertir y lo reconozco como algo que forma parte de mí y de la cultura que me rodea y en la que he crecido.”

Foto: Pablo Casino

-¿Qué le ofrece el turismo a un fotógrafo?
-“El turismo actual es un encuentro de las ilusiones y anhelos del individuo occidental con la voracidad implacable del sistema capitalista en el que vivimos que nos proporciona cada día numerosas oportunidades para conseguir imágenes que nos hablan de manera profunda y directa de nuestra naturaleza. A la vez que nos divierten”.

Segundo viaje: Bloop, Scenes, Gammacity, por María Moldes

Benidorm

Las fotografías de Moldes, llegada a Alicante para descubrir el exotismo de lo cotidiano, provocaron paralelismos con trabajos previos de Martin Parr o Pérez Siquier. El turismo deslumbrante. Un turismo transgresor, radiante e hiperbronceado, tanto que genera un realismo único.

-¿De dónde surgen los proyectos Bloop, Scenes, Gammacity?
-“Mis trabajos han surgido de una forma muy natural, nunca trabajo mirando hacia dentro a mis traumas o problemas personales, me interesan temas más universales, más generales, temas que me sirven para entender, reflexionar sobre qué está pasando en el mundo. El turismo, el envejecimiento de la sociedad, el absurdo de la conducta humana y la contaminación han sido hasta ahora los que más he tocado.”

-¿Por qué el turismo tiene esa presencia?
-“En principio fue simplemente algo circunstancial, en mi trabajo me gusta hacer mi análisis de cómo es esta época, de cómo es la sociedad. Cuando me fui a vivir a Alicante, a visitar a menudo Benidorm y toda la zona del Levante, inevitablemente el turismo empezó a ser parte importante de mi trabajo y en cierta forma me he quedado enganchada a esa mezcla de excesos junto con esa luz tan característica de la zona”.

-¿Cómo defines esa mirada sobre Benidorm?
-“En general yo siento rechazo sobre cómo se han hecho las cosas, cómo es el orden social, cómo es arquitectónicamente nuestro entorno… en definitiva, yo destruiría todo para volver a hacerlo de cero, pero como eso no va a pasar  he optado por reconciliarme con esta realidad y por construirme un mundo paralelo en mi fotografía. Busco en la realidad lo que puede tener cierto atractivo para mí, en concreto en el caso del turismo me he creado un universo propio en Benidorm en el que elijo personajes que me atraen y obvio todo lo que me aburre o me crea rechazo, de esta forma he conseguido acabar amando un lugar que en principio me horrorizaba”.

-¿Qué te permite, fotográficamente, el turismo?
-“El turismo es un reflejo de nuestra sociedad, sobre todo el turismo de masas, al fotógrafo le permite tener condensado en poco espacio muchas de las características de nuestra época, el consumismo, la alienación de la sociedad, la obsesión por el selfie, la contaminación, la superpoblación, los excesos a todos los niveles, para mí es muy estimulante”.

-¿Recuerdas alguna anécdota especialmente simbólica en relación al turismo?
-“No sabría cual contar, la verdad es que Benidorm que es donde más fotos hago relacionadas con el tema te puede pasar cualquier cosa es el sitio más loco y divertido para hacer fotos en la playa.”

Tercer viaje: Sol, por Ricardo Cases

Lugar indeterminado de la costa valenciana

Ricardo Cases es un fotógrafo foco, describiendo con la crudeza de la propia identidad aquello que le rodea. En su último trabajo, Sol, encara los clichés de la costa a partir de la presencia totémica del sol, que todo lo toca, cómo el sol -razona en el texto del proyecto-, “determina la identidad, la estética y la economía local”. Por ende, cómo también conforma una palanca masiva, el turismo.

“Nací en un planeta inhóspito y rocoso, dominado por una estrella demasiado cercana. En mi cielo rota una bola de fuego inmensa que no me atrevo a mirar directamente. Me he acostumbrado a vivir con su aliento abrasador en el cogote, humillando la cabeza. La única forma de contemplarla sin riesgo es buscar discretamente su sombra en superficies, su reflejo en pozos o espejos. Con la técnica adecuada, y conociendo las distancias del cosmos, uno puede aprender a orientarse triangulando con respeto, con temor”.

El turismo del sol

"Nací en un planeta rocoso e inhóspito, dominado por una estrella que se cierne demasiado cerca. Mi cielo está rodeado por una enorme bola de fuego que no me atrevo a mirar directamente. Me he acostumbrado a vivir con su aliento ardiente en mi cuello, mi cabeza colgando avergonzada. La única manera en que puedo mirarlo con seguridad es buscar discretamente las sombras que proyecta sobre las superficies, su reflejo en pozos y espejos. Con la técnica correcta y la conciencia de las distancias cósmicas, puedes aprender a encontrar tu camino mediante la triangulación; con precaución, con miedo ", explica el fotógrafo.

Sus imágenes exudan paisajes y seres aparentemente agotados, abiertos en canal por una cotidianidad en la que turistas somos todos.


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