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VALÈNCIA. (EP) El director serbio Vladimir Perisic ha llegado este lunes a la Sección Oficial de Mostra de València-Cinema del Mediterrani con Lost Country, un film premiado en La Semana de la Crítica del Festival de Cannes ambientado en las elecciones de Belgrado de 1996, en lo que era entonces Yugoslavia, que de forma inesperada acabó perdiendo el partido de Milosevic. "No percibimos la Historia como nos cuentan los thrillers de Hollywood", apunta.
La película se centra en Stefan, un adolescente que se encuentra en un dilema moral cuando se enfrenta a su madre, portavoz y cómplice del gobierno corrupto contra el que se levantan y manifiestan sus amigos. Aunque no coincide con su biografía al completo, el director comparte similitudes con el protagonista: "Yo tenía 14 años cuando empezó la guerra de Yugoslavia, crecí viendo algo que no entendía; mi madre también formaba parte del Partido Socialista, aunque no ocupaba un rango tan alto", manifiesta.
A través de esta relación materno-filial, Perisic quería también explorar el papel de la mentira en la política: "La madre es una experta en comunicación pero es incapaz de comunicarse con su hijo, no puede hacerle cambiar de opinión pero sí engañarle".
Lost Country refleja "cómo la política se abre camino en nuestras relaciones más íntimas y cómo la persuasión, la seducción, incluso la ternura, a pesar de su apariencia no violenta, pueden desempeñar un papel en nuestras luchas de poder", explica el realizador, según ha indicado la organización del festival en un comunicado.
La historia de Lost Country "tiene ecos de lo que está sucediendo ahora, cuando el autoritarismo y el nacionalismo regresan a Serbia y mientras la extrema derecha gana terreno en todo el mundo amenazando a la democracia", destaca.
"Me siento muy vinculado a la historia de la revolución yugoslava y estoy convencido de Milosevic traicionó los valores de la izquierda, porque tras la caída del Muro de Berlín, mezcló ideas de la izquierda y la derecha, o sea practicó el fascismo, para permanecer en el poder", asegura, al tiempo que concluye que "lo que ocurrió allí anticipó lo que luego hemos vivido con Le Pen, Trump y Bolsonaro".
Junto a las cuestiones políticas, la película aborda temas universales como la soledad o la desesperanza. "Cuanto más fuerte es el amor, más difícil es adquirir la perspectiva necesaria para juzgar. Como si admitir los crímenes o la participación en ellos de un progenitor debiera mancillar irremediablemente el amor filial", reflexiona, y remarca que "el camino que lleva a esa aceptación es doloroso y está lleno de obstáculos y más cuando se trata de una madre. Este es el camino que quería explorar e intenté compartir esta experiencia emocional con el espectador".
La 38ª edición de Mostra de València-Cinema del Mediterrani está organizada por el Ayuntamiento de València y cuenta con la colaboración del Institut Valencià de Cultura (IVC), el Palau de la Música, Barreira Arte + Diseño y À Punt Media como medio oficial.