VALÈNCIA. El filósofo americano John R Searle en su libro 'The Construction of Social Reality' plantea la idea, ya esbozada anteriormente por otros muchos como Thomas Kuhn, de que debido al sitio en el que nacemos, nuestra historia familiar, y las ideas y teorías asumidas por la sociedad en la que vivimos, acabamos dando por sentadas muchas cosas. De ahí que asumamos un sinfín de conclusiones que están en nosotros casi sin saberlo en las que basamos nuestras decisiones y que conforman lo que el llama nuestra 'ontología invisible', es decir, el cuerpo de ideas y relatos que conforman nuestra manera de ver el mundo.
Cuando esto se aplica al mundo de las finanzas sucede lo mismo y, sin darnos cuenta, explicamos los hechos que acontecen en los mercados desde todos esos puntos de vista adquiridos, no racionalizados, fuera de nuestra consciencia, que crean nuestros miedos y ansiedades acerca de lo que está pasando y pasará. Con este bagaje en nuestra mente, buscamos nuestra zona de confort, intentamos sentirnos seguros con lo que hacemos y empezamos a dar por hecho que, por ejemplo, tener nuestro dinero en un deposito bancario es una buena cosa, compensa. Así tenemos en ellos casi el 40% de la riqueza nacional y todos perdiendo dinero. Nadie se ha parado a pensar qué sucede con un dinero invertido a tasas inferiores al 1% cuando la inflación real está por encima del 3%, si real, la que importa. Igual se han parado a pensarlo, pero los miedos adquiridos no nos dejan ver las posibilidades a nuestro alcance.
También damos por hecho que nuestro asesor bancario está ahí para ofrecernos lo mejor, nos conoce, hablamos con él de muchas cosas y seguro que nos recomienda lo que nos interesa, por lo tanto, los fondos de inversión que nos ofrece, con nombres interesantes como BBVA Quality inversión conservadora, o Bankia Soy Así Cauto, (los fondos mas vendidos del año) seguro nos van sacar del problema de los depósitos y se van a acomodar a nuestra visión conservadora, a nuestros miedos, reportándonos la rentabilidad que deseamos.
El fondo de inversión de BBVA, el mayor fondo por volumen en España -es increíble-, lleva una rentabilidad a 3 años de un -0,31%, mientras que el de Bankia cosecha un un -0,15%. Los dos lo hacen peor que un depósito, pero eso sí para los bancos son más rentables. Muy triste. Un hecho de manual de lo que no hay que hacer, pero un hecho que retrata muy bien la posición mental de muchos españoles, los miedos que nos atenazan y las decisiones que tomamos al respecto.
Luego están todos aquellos que invierten en bolsa porque ya han superado esta fase, han andado algo del camino, pero eso no significa que sus mentes e ideas preconcebidas no les juegan malas pasadas. Sí, también dan muchas cosas por sabidas que no son reales y confunden muchas cosas sin ponerse a analizarlas. Una de ellas, quizá la mas peligrosa, es la tremenda confusión que hay existe entre volatilidad y riesgo. Los académicos y mentes pensantes de los grandes bancos se empeñan en confundirlo todo (menos entiendes más los necesitas) y definen el riesgo como la volatilidad relativa de un portfolio: estos genios, empleando bases de datos, son capaces de calcular la beta de una acción, su volatilidad relativa en el pasado y construir estrategias y portfolios de acuerdo con ello.
Si miramos un poco y con sentido común lo que se deriva de este juego matemático-estadístico podemos observar con sorpresa como, según estos modelos, una empresa que ha caído con fuerza en comparación con el mercado se convierte en un activo de mayor riesgo conforme más barata está. O sea que Telefónica, con el mismo negocio y los mismos problemas, tendría mas riesgo a 5 que a 10 euros por acción. ¿Ustedes lo entienden?
Seamos sensatos y racionales. Primero definamos el riesgo como es debido, esto es, la posibilidad de sufrir una pérdida irrecuperable y eso debemos evitarlo a toda costa; y la volatilidad como lo que es, el resultado de las acciones mas o menos irracionales de los actores del mercado, el camino que siguen los precios para llegar de un punto a otro debido a la actividad de los operadores.
Benjamin Graham explicó perfectamente como entender la volatilidad en el capítulo 8 de su libro, 'El inversor inteligente', creando la figura de Mr Market, ese maníaco depresivo dispuesto a comprar o vender según sus estados de ánimo. Frente a esto solo tenemos dos oportunidades, o dejarnos llevar por los estados de animo de Mr. Market y acabar exhaustos, cansados, emocionalmente desbaratados y con nuestras carteras hechas unos zorros, o mirar los estados de animo del mercado como lo que son, oportunidades para una mente despejada.
La cuestión es simple: el riesgo debemos y podemos controlarlo comprando calidad a buen precio, buenos negocios a buenos precios. Se entiende muy fácil, ¿ven mucho riesgo en comprar un piso en la calle Colón de Valencia a la mitad de su precio de mercado de la semana pasada? Para encontrar esto en el mercado de valores nada mejor que un buen análisis de lo que debemos comprar y un buen uso de los estados de ánimo de Mr. Market.
Hoy, tras una fase de extrema tranquilidad, Mr. Market está empezando a ponerse nervioso, ¿vamos a seguirle el juego? ¿vamos dejar que nuestros miedos nos guíen? ¿vamos a comprar los argumentos apocalípticos de los analistas mediáticos? Yo recomiendo que no lo hagamos y veamos la cosas como lo que son.
Nos encontramos en una fase de creación de oportunidades, mantengamos la calma, dejemos las emociones para otra cosa, analicemos la diferencia entre el valor intrínseco y el valor en bolsa de las empresa que conforman nuestra cartera y estemos preparados para comprar gangas. El momento está aquí, aprovechémoslo con cabeza.
Lorenzo Serratosa es cofundador de Kau Markets EAFI