VALÈNCIA (EFE). Distanciar pupitres a metro y medio, montar parabanes de separación entre las mesas de comedor o reubicar los muebles de las aulas. Estas son algunas de las medidas que ha tenido que adoptar a contrarreloj el colegio público Jaume I Conqueridor de Catarrroja, para poder hacer frente a la inminente vuelta al cole.
Su director, Xavi Leal, ha explicado a Efe cuáles son las principales complicaciones a las que se enfrentan los centros en el reto de volver a abrir las aulas. Aunque, con los protocolos listos y la preparación de los espacios ya adelantada, confía en que el proceso "sea lo más seguro posible". Por eso, lo primero que ha hecho ha sido llamar a la calma a los padres.
Es habitual que, en este contexto, las familias tengan algunas reticencias sobre si llevar o no a sus hijos al colegio. Sin embargo, Xavi Leal ha dejado claro que se está haciendo todo lo posible por buscar el riesgo cero en la firme apuesta por la educación presencial. De hecho, ya ha adelantado que la entrada a su centro se hará de manera escalonada y por varias puertas, con filar y acceso ordenado con vigilancia para evitar las aglomeraciones.
En este mismo sentido, se ha habilitado el aula del AMPA para trasladar a cualquier alumno que sea sospechoso de haber contraído el padre. Allí se le mantendrá a la espera de contactar tanto con los padres como con el centro de salud. "La situación es extraordinaria y este es un inicio de curso fuera de lo normal", lamenta Leal. Por eso, ha recordado a los padres que deben tomar medidas cautelares como la toma de temperatura antes de ir al colegio o no llevarlo directamente si presenta síntomas de la enfermedad.
Uno de los espacios que más ha tenido que adaptarse a la nueva situación es el comedor, donde el aforo pasa de los 130 a 60 comensales. Tanto Xavi Leal como la jefa de estudios, Carolina Ramos, se han afanado durante estos días para montar los parabanes hechos con perchas que sostendrán los plásticos para separar las mesas.
Cinta y tijeras en mano, ambos han conseguido hacer de este entorno un lugar un poco más seguro. "Donde antes comían seis niños, ahora comerán solo dos", ha explicado Ramos, quien ha hecho también hincapié en la creatividad para poder dar una solución más barata que el metacrilato. Y es que, en época de necesidad el ingenio no tiene más remedio que agudizarse.
El Jaume I también ha creado aulas exteriores para poder dar algunas clases, reconvirtiendo el lugar de reunión de profesores en una clase de grupo de convivencia estable. Allí han colocado pupitres pequeños, que acogerán a un total de 16 alumnos. Además, todos ellos comerán también en este mismo espacio.
Aun así, el vuelco más grande lo ha dado la biblioteca, un espacio que fue proyectado por Ikea con muebles cedidos por la propia empresa, el cual contemplaba decoración divertida y paneles japoneses coloridas como cortinas. Se inauguró oficialmente el pasado 6 de marzo, pero no se ha podido llegar a estrenar.
Aunque mantiene su vistosidad, ahora se han tenido que colocar pupitres para uno de los dos grupos de sexto de primaria lo utilice como aula. El otro, tendrá que ubicarse en el aula de música, que ahora también ha recibido el título de clase. En ambos casos, estos espacios son más grandes que el resto y permitirán la convivencia de 26 niños.
El centro colocará alfombras en su entrada para proceder a la desinfección de los pies. Además, las mascarillas serán obligatorias incluso para los grupos estables cuando no se pueda guardar la distancia de seguridad. En el caso de los pupitres, se colocarán marcas y carteles de señalización para saber dónde debe ubicarse, y lo mismo pasará con las escaleras y los pasillos.
Habrá un dosificador de gel hidroalcohólico en cada aula, y también se ha pedido a los padres que cada niño lleve el suyo individual. Para los más pequeños, además de las tradicionales toallitas, también se ha prescrito que lleven jabón para mayor higiene. "Tendremos medidas más estrictas de lo que dice la normativa", adelantaba la jefa de estudios. "Desde los tres años hemos inculcado que todo el mundo, cuando entre, no puede moverse del sitio. Y, hasta que no reciban la orden del maestro, no pueden levantarse para coger la mochila. Además, durante todo el tiempo que se pueda, vamos a hacer uso de la mascarilla".
Del mismo modo, el director ha remarcado que el AMPA se ha mostrado en todo momento muy participativa, y que se ha involucrado con las actividades pedagógicas. Así, estudian medidas como la compra de riñoneras y bolsas para que todos los alumnos tengan un lugar higienizado a mano en el que guardar la mascarilla cuando no la usen, si están en el comedor o cuando regresan al aula de otra actividad o el patio.
Finalmente, los grupos de convivencia estable, a pesar de que no están obligados a hacerlo porque son menos alumnos, también intentarán mantener en todo momento la distancia de seguridad entre los pupitres. Asimismo, Leal ha asegurado que van a trabajar en todo momento con los alumnos sobre la concienciación y la corresponsabilidad, para que conozcan las consecuencias de la pandemia y cómo tratarla: "será un proyecto educativo, tocamos ciencia, salud e incluso historia", ha relatado.