VALÈNCIA. Éxito sin lugar a dudas en las librerías valencianas. Este Sant Jordi ha dejado a libreros y libreras agotadas pero con la euforia de no haber parado de despachar en todo el día. Durante el día, este redactor se paso por varias y al pedir que dedicaran dos minutos para responder algunas preguntas, los y las responsables de cada librería devolvían la con cierta apuro. Buena señal. En todas, sin excepción, geles hidroalcóholicos vacíos, gente bicheando las estanterías y colas importantes para comprar.
Esta jornada llega en un momento de confirmación para el sector: tras la oleada de aperturas de librerías independientes a las puertas de la crisis sanitaria, el confinamiento y la reapertura con una iniciativa que dio un vuelco a sus expectativas de ventas. Si el Día del Libro 2020 el confinamiento total aún estaba vigente y solo se pudieron hacer envíos a domicilio, este año -el primero con la gente fuera de su casa pero sin la Feria- era la prueba de fuego, ahora superada con alegría.
Así lo cuenta Pepe Miralles, de la Librería Primado, que aunque afirma que “la Feria hace falta, hay que esperar a hacerla en condiciones”. El librero está exhausto cuando atiende la llamada de este diario y tiene claro que “el confinamiento ha hecho que la gente empiece a leer más, así que muchas personas han venido a comprarse libros para leer y no para regalar”, lo que entiende como una buena noticia. El catálogo de su librería es extensísimo y diverso, pero destaca que este año ha notado cierto aumento del ensayo. Sobre si 2021 confirma la buena dirección de las librerías, él opina que en gran parte tiene que ver con el tiempo que nos deja las restricciones: “A partir del 10 de mayo, ya dejará de venir la gente”, dice entre risas; luego matiza: “algo de esto quedará seguro, leer engancha”.
Por su parte, Juan Pedro Font de Mora, que además de regentar la Librería Railowsky es el presidente del Gremi de Llibrers -que organiza la Fira del Llibre- también ha notado una buenísima respuesta. “En mi caso, mi librería es temática de fotografía y estaba acostumbrado a recibir clientes de fuera de València, incluso de fuera de España. Ahora he tenido que diversificarme para poder atender nueva clientela”, explica. Un paso que le ha salido bien, sin que haya renunciado a su singular catálogo temático. En esta nueva etapa de la librería, ha vendido especialmente literatura, entre las que destacan las novelas de Javier Cercas y Rafa Lahuerta. Su radiografía de la buena salud de la red de librerías independientes es que “más que ganando clientes, estamos recuperando lectores”.
La Repartidora no forma parte del Gremi y no asistía a la Fira, pero aún así echará de menos en los próximos meses participar en la Fira del Llibre Anarquista y otras iniciativas alternativas en las que sí tenían presencian. “Sin ferias, no hay en el horizonte días con la afluencia que hemos tenido hoy”, apunta Jordi, uno de las tres responsables de la librería de Benimaclet. Al igual que estas Navidades, han notado un incremento de la demanda que se va superando año a año: “en 2020 ya repartimos más libros en casas de los que vendimos en 2019, pero este 2021 lo hemos notado aún más. Su librería tiene un amplio catálogo de libro crítico, y si el año pasado fue “el año del feminismo”, este destacan el interés creciente por los libros “sobre ecologismo y conciencia climática”.
Luci Romero, de Bartleby, compara la jornada de ayer con algunos de los mejores días del periodo navideño: “ha sido abrumador”. Desde hace tiempo, la librería ha dejado de tener la agenda llena de presentaciones y actividades paralelas por las reducciones de aforo de la crisis sanitaria: “echamos de menos tener ese movimiento y conexión con la gente en la librería”. Romero destaca que 2020 ha sido un buen año para el libro, contra todo pronóstico, destacando especialmente Sentim Les Llibreries, “la mejor iniciativa de fomento al libro que se ha hecho en València en los últimos tiempos” y que se vuelve a celebrar este año.
También Alodia Clemente desde La Rossa destaca cómo Navidad, Sentim Les Llibreries o Sant Jordi están consiguiendo desestacionalizar la compra de libros a lo largo del año. “Además, la gente ha tomado conciencia de que tiene que cuidar los comercios de barrio. Cuando solo estaban abiertos los esenciales, era una prueba de cómo sería una ciudad sin librerías y otros comercios artesanales”. Además, destaca el confinamiento como claro punto de partido de una mejora de los hábitos lectores. Si bien se le hace complicado hablar de una tendencia en su catálogo, especializado en libros en femenino, destaca el último poemario de la canadiense Rupi Kaur.
Finalmente, Sant Jordi es también una buena ocasión para mirar los libros más allá de las librerías. Àfrica Ramírez Olmos es la Associació d’Editors del País Valencià y cuenta que en su caso, sí han notado significativa la ausencia de la Fira, donde organizan multitud de actividades. “Este ha sido un Sant Jordi más para la compra individual y las librerías, pero no se ha podido hacer mucho, ni nada comparable a lo que se pueda haber hecho en Barcelona, por supuesto”. Esto hace que no puedan hacer un balance de las cifras de ayer, aunque apunta en su balance del año que, en el caso de las editoriales valencianas, “se ha producido menos porque todo se ha retrasado”. Además, confía en que las alegrías y las polémicas que ha protagonizado el libro valenciano a partir del éxito de Noruega o la reivindicación del ensayo editado en la Comunitat, impulsen a una mayor visibilidad: “la calidad de nuestra literatura no es menor que otras, necesitamos que se pierda el miedo a comprar lo nuestro”. Finalmente, mientras espera la Fira, destaca la iniciativa que desde su asociación promueven, la Fira del Llibre, que ya se celebra en las tres capitales de provincia valencianas y que en las próximas semanas llegará a Gandia por primera vez.
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