VALÈNCIA. El Salón de Actos del MuVIM acogió en el día de ayer una mesa redonda en torno a la ampliación del Puerto de València. La mesa, formada por cuatro ponentes, repasó los movimientos vecinales históricos que se han opuesto a las sucesivas ampliaciones y buscó un desarrollo sostenible para esta infraestructura derivado de la conexión del Puerto con el corredor mediterráneo, así como del uso de las terminales intermodales.
La mesa, que llevaba por nombre ‘¿Ampliación?, equilibrio Ciudad vs Puerto’ estuvo conducida por Julio Moltó, miembro de la Asociación de Vecinos de Natzaret, y tuvo como participantes a Josep Vicent Boira, catedrático de Geografía Humana; Carles Dolç, arquitecto; y Pau Monasterio, representante de la Comissió Ciutat-Port. Todo ello enmarcado en la 31 Semana Ciudadana que estos días celebra la Federació d’Associacions Veïnals de València (FAAVV). Cada uno de los ponentes tuvo un tiempo de intervención de 15 minutos y se dio un espacio final para preguntas del público.
Cabe recordar que la ampliación del Puerto de València se ha convertido en un debate con posiciones más o menos definidas por la clase política y con controversia entre la opinión pública, en especial respecto al impacto ambiental de dicha obra. En todo caso, la ampliación del Puerto de València consiste en acabar las obras de la terminal norte del Puerto, para que se convierta en la nueva terminal de contenedores de la empresa TIL, filial de MSC.
Los partidos políticos, en sus programas electorales previos al 28M, mostraron sus posturas: las posiciones iban desde la negativa a la ampliación por parte de Compromís hasta el sí por el PPCV y Vox. El PSPV-PSOE, por su parte, pedía "garantizar la sostenibilidad de cualquier ampliación". No obstante, el pasado 2 de junio, apenas cinco días después de los comicios, el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), Joan Calabuig, consideró que la convocatoria de elecciones generales para el próximo 23 de julio hacía que fuera una "época compleja" para que el Consejo de Ministros de luz verde al proyecto.
La postura de la FAAVV es más o menos clara: "Esta ampliación no parece que sea un proyecto de interés general, sino más bien un proyecto de intereses privados que no aportarán beneficios a nuestra economía". "Además, es un hecho objetivo que afectará gravemente a todas las personas que viven en los barrios más cercanos y, más allá de los Poblados Marítimos, la ampliación afectará a todo modelo de ciudad, incluso a toda el área metropolitana", añaden desde la FAAVV.
De la clase política asistieron al acto algunos miembros destacados como el que fuera edil de València, Joan Ribó, y el concejal de Movilidad en el pasado Gobierno local, Giuseppe Grezzi, ambos de Compromís. Durante la inauguración del debate, Moltó dio las gracias a los representantes municipales por su asistencia y lazó un mensaje al nuevo Gobierno municipal: "Parece que solo están los de la oposición". Al acto no acudió ningún miembro de la APV, aunque la FAAVV asegura haber mandado invitación a responsables de la Autoridad.
En todo caso, los cuatro integrantes de la mesa coincidieron en muchos puntos en torno al futuro del Puerto. En líneas generales se expresó una negativa a llevar a cabo la ampliación norte: "Ahora peligran las playas del sur. Peligra que la aberración continúe", expuso Carles Dolç. Además de las playas, se cuestionó el hecho de que esta obra se traduzca en un beneficio económico: "MSC quiere una nueva terminal hecha a sus necesidades, y por eso hablamos hoy de la ampliación norte del puerto", apuntó Pau Monasterio.
Uno de ellos, Josep Vicent Boira, tuvo una posición más alejada de la negativa a la ampliación norte, aunque a lo largo de su intervención evitó hablar directamente de si estaba o no a favor de llevar a cabo este proyecto. Sus argumentos estuvieron centrados en la importancia de hacer "sostenible" el Puerto e incluir el ferrocarril como una infraestructura clave para un futuro en el que la "descarbonización" esté en el centro de "una ciudad más sostenible" que aproveche "las infraestructuras ya diseñadas".
El catedrático de Geografía Humana, Josep Vicent Boira, apostó por que todas las infraestructuras relacionadas con el Puerto de València estén incluidas en un Plan General que tenga en cuenta el área funcional de València. Esta área funcional que planteó Boira comprende 90 municipios en los que viven 1,8 millones de personas, casi el 35% de la población total de la Comunitat.
"Es un error hacer un análisis aislado", remarcó el catedrático, que se mostró en sintonía con las cuestiones a debatir en torno al Puerto planteadas por el Ribó durante su mandato. Boira aseguró que la viabilidad de esta infraestructura pasa por "convertir el puerto en un nodo ferroportuario. Un concepto más moderno como Róterdam, por ejemplo". Esto podría ayudar a ver el "problema" con "perspectivas de solución".
Sobre las infraestructuras que "deben aportar" a la sostenibilidad del Puerto, Boira destacó la terminal intermodal de Sagunto, la terminal intermodal de Fuente de San Luís y el Corredor Sagunto Teruel. El catedrático, además, apostó por "abandonar los túneles submarinos y la ocupación de la V-21 con camiones por la Malvarrosa", para potenciar así la "descarbonización", "evitar cualquier proyecto faraónico", e incluir el Puerto en las infraestructuras del Corredor Mediterráneo.
Boira, convencido de que sus planteamientos pueden ser plasmados en una futura realidad, explicó: "Tenemos el viento a favor de que todo esto pueda ser posible. El gran debate en España en torno a los puertos es el acceso ferroviario. Los puertos tienen las ciudades encima y no pueden crecer en infraestructuras para camiones".
Finalizó su intervención remarcando su postura de que en el ‘cap i casal’ existen "suficientes mimbres para una ciudad más sostenible con las infraestructuras ya diseñadas". Aunque, para ello se deberá contar, según el catedrático con interoperabilidad con la red europea de transportes, la intermodalidad tren-camión, la descarbonización, y el desarrollo coordinado de las infraestructuras.
Carles Dolç centró su intervención en un punto de vista económico al criticar desde el inicio que se hayan tomado "decisiones desde un punto de vista de economía monetaria". Por ello, reclamó "una visión de conjunto y transversal" donde se tengan en cuenta "los espacios naturales y la calidad de vida".
"Hasta el 1999 tuvimos un puerto que servía a la economía valenciana, y ahora tenemos un puerto que ha ido derivando hasta la actual ampliación norte del Puerto", consideró el arquitecto, que añadió: "La desaparición de la playa de Natzaret fue el primer paso de las ampliaciones. Ahora peligran las playas del sur. Peligra que la aberración continúe".
Carles Dolç, asimismo, remarcó que "la existencia del puerto es imprescindible", pero pidió "tener en cuenta las repercusiones" de las decisiones que se tomas en torno a esta infraestructura. "La ampliación se ha llevado a cabo sin tener en cuenta el planteamiento urbanístico de la ciudad, que repercute sobre los accesos por carretera", advirtió el arquitecto, que también apuntó a los posibles problemas en "contaminación sónica y atmosférica", así como para el entorno de la Albufera.
Por ello, Dolç consideró: "Si València se llega a concebir como una ciudad portuaria retrocederíamos mucho en base a todo lo que hemos avanzado". En este sentido, aseguró que en las últimas tres décadas el Puerto ha avanzado "en una postura contraria a la biodiversidad". "Este puerto es un problema tal y como ha ido degradando el medio natural anexo, y lo será todavía más si se completa la ampliación", añadió el arquitecto que finalizó: "Si el Puerto se amplia, la ciudad de València y su entorno se devalúan. Esa es la cuestión".
Por su parte, Julio Moltó, barrió para casa durante su intervención y centró el debate en torno al barrio de Natzaret y la eliminación de su playa décadas atrás con la ampliación del Puerto. Moltó recordó las diferentes luchas vecinales de los vecinos de ambos barrios en los años 80 y 90 en las que se protestó ante un "modelo insostenible de crecimiento portuario, que parece que no han parado y que ahora quieren seguir por el norte".
"Ahora el Puerto se niega a darle salida al antiguo Túria al mar con la culminación del corredor verde y quiere poner la terminal de los macrocruceros contaminantes al lado de nuestro barrio", continuó su intervención Moltó, que además lamentó que las mercancías pasan por la V-30 "al lado del Grau, La Marina, el Cabanyal-Canyamelar, Natzaret, La Punta, Pinedo y Castellar-Oliveral".
En materia política consideró que el debate debe producirse más allá de las ideologías y apuntó: "El PP dijo en 1990 que la ampliación sur ponía en peligro las playas del sur, mientras que en 2019 y 2021 González Pons pidió un debate público para que la ciudad decida si quiere perder sus playas". "No repetir errores imponiendo nuevos sacrificios con la ampliación norte del Puerto de València", finalizó su intervención.
Por su parte, Pau Monasterio, criticó la supuesta "opacidad" con la que la APV "ha hecho su trabajo sin que nadie cuestionara si las decisiones eran en beneficio de toda la ciudadanía". La intervención de Monasterio estuvo centrada, principalmente, en aportar datos de contexto sobre el volumen del Puerto y la posible ampliación norte del mismo.
"Nuestro puerto es enorme, es el segundo de todo el Mediterráneo en movimiento de contenedores. En 2022, se han movido unos cinco millones de contenedores, de los cuales aproximadamente un cuatro están vacíos. Por tanto, la ampliación es una cuestión logística y no de creación de riqueza", explicó Monasterio. Del otro tercio restante, según la miembro de la Comissó Ciutat-Port, el 50% se encuentran en tránsito, el 25% se dedican a las exportaciones, y el resto a las importaciones, la mitad de las cuales "es mercancía proveniente de China".
Sobre la ampliación norte contextualizó que se trata de una necesidad de la naviera MSC, que tiene falta de espacio en sus instalaciones actuales en València. "MSC quiere una nueva terminal hecha a sus necesidades, y por eso hablamos hoy de la ampliación norte del puerto", apuntó Monasterio, que remarcó: "La ampliación no está hecha, queda una gran explanada que es igual de grande de Ciutat Vella".
Monasterio consideró que el proyecto de ampliación "está descontextualizado y sus consecuencias son inasumibles desde el punto de vista medioambiental, social y laboral". Además, añadió que "el nivel de robotización y automatización de la ampliación norte hace que los puestos de trabajo sean mucho menores y de muy alta cualificación".
"Si se hace la ampliación perdemos una oportunidad para la ciudad y el territorio que la rodea, y una oportunidad de pasar de la economía basada en hormigón a una economía basada en verde", finalizó su intervención la representante de la Comisió Ciutat-Port.