VALÈNCIA. Y llegó el día en el que se consumó la anunciada salida de Rubén Martínez Dalmau del Consell y la entrada de Héctor Illueca en la Administración valenciana. En concreto, en la Conselleria de Vivienda. Este viernes se celebró el traspaso de carteras, un acto con escasa representación del Gobierno valenciano y que evidenció el intento de normalidad institucional pese a la fuerte fractura que se vive en el seno de Podem entre dimisiones y enfrentamientos.
La jornada transcurrió en una atmósfera poco festiva, con tristeza contenida por parte del equipo de Dalmau y cierto aire triunfalista desde los más próximos a la líder del partido, Pilar Lima. Precisamente, han sido estas pugnas internas las que han acabado por dinamitar la formación morada y precipitado la salida de Dalmau.
La fotografía minutos antes de empezar la cita a la entrada del Palau de Pineda, sede de la Conselleria, era el fiel reflejo de lo ocurrido durante las últimas semanas –una situación que, en realidad, viene derivada de años atrás–. Como si de los corrillos de un patio de colegio se tratara, cada "familia" se encontraba separada. De un lado, Lima junto a los suyos. De otro, varios diputados autonómicos poco afines a esta última. Alguno que otro sin corriente aparente también paseaba por las inmediaciones. Los círculos formados, símbolo de la política de Podemos, no convergían.
En la puerta del Palau, la comitiva de recibida estaba conformada por Dalmau, acompañado por el ministro de Consumo, Alberto Garzón; la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, y la consellera de Transparencia y líder de Esquerra Unida del País Valencià (EUPV), Rosa Pérez Garijo. Abrazos, agradecimientos y alguna sonrisa forzada, con un semblante reflejaba un cierto pesar por abandonar antes de tiempo un departamento en el que, remarcó en su discurso, "se ha dejado la piel".
A los pocos minutos llegaba Héctor Illueca después de tomar posesión, arropado por el núcleo duro de Podemos: la secretaria general, Ione Belarra; el cofundador de la formación morada Juan Carlos Monedero y la líder en la Comunitat, Pilar Lima.
Pese a que antes se había producido la foto de familia del nuevo Consell, las ausencias de los socios de Gobierno en el traspaso de carteras resultaron llamativas en todos los aspectos. Apenas hubo cargos institucionales, ni de Les Corts ni del Consell, pertenecientes a PSPV y Compromís. Las únicas representantes del Ejecutivo autonómico fueron Oltra y Pérez Garijo. Dalmau se despedía de casi dos años de gestión en el Botànic y aquello parecía que no iba con el resto del Botànic. Su futuro será, a corto plazo, la vuelta a la Universidad, aunque fuentes del partido no descartan que le pudieran proponer para un cargo representativo a nivel nacional, por ejemplo en algún órgano consultivo.
Ya en sus intervenciones, ningún reproche, sino más bien palabras de ánimo y agradecimiento al igual ha ocurrido durante los días previos, en los que han evitado declaraciones subidas de tono sobre el incendio en el partido. Dalmau admitió que ostentar el cargo ha sido lo más importante que ha hecho "en la vida" y donde tanto él como su equipo "se han dejado la piel". "Desde el primer momento hemos dedicado nuestros esfuerzos a ampliar el parque público", remarcó para sacar pecho de algunas de las políticas puestas en marcha. "Y ha sido ese sentido de la responsabilidad lo que nos ha dado como resultado que la vía valenciana por el derecho a la vivienda sea ejemplo en otras comunidades", enfatizó.
"Nunca he concebido la política como un lugar de trabajo donde estar permanentemente, sino como un servicio público para dejarse la piel. Y ahora vuelvo a la universidad sabiendo nos hemos dejado la piel tras mejorar la vida de las personas", incidió no sin antes dejar un mensaje: "Si no reivindicamos el consenso difícilmente vamos a poder llegar a los niveles de gestión que gente necesita y, por eso, el consenso democrático es importante en las políticas".
Un último discurso de despedida que despertó una gran ovación entre los asistentes y mucha emoción entre los miembros del actual equipo de Vivienda.
La alocución de Illueca era la más esperada. Y aunque también destacó por su corrección, puede leerse como un claro cambio de lo que viene: será más vicepresidente del Consell que responsable de Vivienda. Es decir, su perfil político estará mucho más marcado que el de su predecesor. Y así lo dejó claro con la afirmación de que la ideología tendrá un peso fundamental en su gestión. No sin antes elogiar el trabajo de Dalmau, al que consideró "un ejemplo de dedicación al servicio público" y que deja políticas en materia de vivienda "progresistas". "Intentaré estar a la altura, aunque no será sencillo", enfatizó para destacar que su gestión se basará "claramente en un planteamiento progresista, ecologista y socialista" con vocación de "lealtad institucional" y representando un gobierno "para todos". "Soy una persona de izquierdas, republicana, feminista y ecosocialista", insistió.
Centró buena parte de su intervención en destacar la necesidad de asentar una base social en su proyecto con algunas pinceladas sobre el ideario que guiará sus líneas de trabajo en la Conselleria, que consistirán en "garantizar los derechos sociales básicos como reconocer el derecho a la vivienda, su universalidad y sostenibilidad con un modelo de construcción bioclimática". Unas pinceladas más políticas que de gestión real en la materia, que pasó a un segundo plano. Para acabar, recitó al Papa Francisco, al que, según admitió, "respeta intelectualmente".
Su marcado perfil político también quedó reflejado en la atención a los medios de comunicación. "Vengo a fortalecer la unidad y del Consell y el proyecto del Gobierno del Botànic. Mi cultura es la de la unidad porque solo así podremos desarrollar las políticas públicas, las conquistas sociales que está logrando este gobierno y convertirlas en irreversibles", afirmó. Pero con un importante apunte: "Podem tendrá una posición propia en todos los temas, discutiremos lealmente con nuestros socios". "Hoy empieza una nueva etapa y el pasado es pasado y creo que lo que necesitamos es mucho diálogo, escucharnos entre nosotros y tenemos que aprender a construir un espacio amable en el que las discrepancias no resten, sino enriquezcan, y me dedicaré a ello", reivindicó.
Lo que dejó entrever Illueca es una de las claves de lo que supone su llegada y de la inquietud que ésta genera especialmente en el PSPV, dado que Ximo Puig ha perdido a un aliado. La frase "el presidente tiene cinco consellers y seis con Dalmau" nunca ha agradado a la actual dirección de Podem, que considera que la formación habría de marcar una posición propia más clara en el Ejecutivo.
Hay quien define el perfil del nuevo vicepresidente como "muy ideológico, pero con guante de seda". Algo que augura mayores batallas en el Botànic, aunque más alejado del estilo, en las formas, de Mónica Oltra. Lo que parece claro es que los mensajes políticos pesarán más a partir de ahora, a diferencia de antes, en todas las cuestiones, por encima de las competencias que ostente. Una nueva etapa en la que los temas clave a nivel de partido estarán presentes en mayor medida y existirán menores divergencias entre la estrategia que se lleva a cabo desde el Ejecutivo y desde Les Corts, con Pilar Lima de portavoz.
Y que, además, apunta al siguiente paso, y es que Illueca tiene muchas papeletas para ser el próximo candidato de Podem a la Generalitat. Así se da ya por hecho en muchos círculos del partido, que también miden los tiempos. Haya elecciones anticipadas dentro de un año o se mantenga el calendario para 2023, el actual momento es bueno para empezar a dar más cancha a un cabeza de cartel desconocido todavía para el gran público.
Mientas todo esto sucede o se vislumbra, los gestos a corto plazo también resultarán interesantes. El que más pronto se podría comprobar es si Podem, al margen de su estrategia propia, comenzará a realizar pinza con Compromís en el Consell en asuntos con los que presionar al PSPV. Las sintonías personales no pasan aquí desapercibidas. Héctor Illueca conoce a Mónica Oltra y a Rosa Pérez desde su época de juventudes comunistas y la relación es fluida. Si una hipotética alianza se acaba traduciendo en incomodidad para Ximo Puig se verá ya en los próximos meses.