en caja alta

2018, el año del diseño valenciano

De repente, y no sin antes haber perdido la esperanza en que ocurriese, este es el año en el que todo se le puso por delante al diseño

19/11/2018 - 

VALÈNCIA. Los agentes del diseño valenciano se encuentran en el momento adecuado y en el lugar oportuno para que sucedan cosas. Viven y disfrutan de un afable tiempo de éxitos, logros que llegaron de repente, y no por azar, por eso de que la suerte hay que trabajársela. Y es que al echar la vista atrás rápidamente se comprueba que este ha sido un año más que favorable para este sector profesional e industrial.

En esta tierra fértil para los sectores creativos no faltan iniciativas y proyectos, algunos diluidos por el camino por falta de financiación o ganas, pero muchos llevados a cabo con mayor o menor repercusión. Y es que en la Comunitat siempre han surgido muchas propuestas alrededor del diseño, ya desde aquel boom tan bien aprovechado en los atrevidos años ochenta del que parece tengamos ahora una especie de déjà vu, pero ha faltado motivación a largo plazo, tal vez por esta cosa endémica de la terreta de no rematar las cosas ni creérnoslas del todo y esta ausencia de una estrategia a largo plazo (¿qué quiere ser el diseño valenciano de mayor?), sumado al carácter fallero de quemar las cosas sin remordimientos para empezar de nuevo. Faltaba sin duda que volviese aquel apoyo institucional que reforzase el insistente discurso de todo un colectivo que, con el diseño por bandera, insistía en las bondades del diseño más allá de la estética.

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Por contextualizar, en diseño no ocurría nada en el ámbito público valenciano cuatro años atrás, y la comunicación institucional se regía por la desprofesionalización más absoluta en el que fue un momento álgido en las reivindicaciones de los profesionales del diseño contra las convocatorias mediante concursos.

* Lea el artículo completo en el número de noviembre de la revista Plaza

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