CASTELLÓ. Clariana, la papelera afincada en Vila-real desde 1966, toma aire. Y lo hace a pesar de que cerró el 2018 con unas pérdidas de algo más de medio millón de euros. Aunque en los dos ejercicios anteriores la compañía, líder en España en la fabricación de papeles de colores, obtuvo beneficios, su situación era más que complicada, debido a "la existencia de un fondo de maniobra negativo muy elevado (de 4 millones de euros) y una situación económica de pérdidas reiteradas en ejercicios anteriores y tendentes al punto muerto en 2016 y 2017", como recoge el informe de gestión de las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil de Castellón.
La llegada del grupo catalán Miquel y Costas, que se hizo con el 100% de su accionariado hace poco más de un año, ha supuesto un soplo de aire fresco para la firma vila-realense. De esta manera, la inyección de capital, y la aportación de tres préstamos por valor de 7 millones de euros desde la matriz, han permitido que Clariana haya salido, después de una década, del concurso de acreedores que solicitó de forma voluntaria en 2008.
Asimismo, los nuevos gestores, tras la quita pertinente, no especificada, han reestructurado la deuda con los acreedores bancarios mediante un nuevo préstamo de 2,5 millones con Caixabank a un interés muy interesante, del 0,6%. Todo ello les ha permitido además abonar las deudas vencidas con sus acreedores, con lo que "actualmente se encuentra al corriente de pago de todas sus obligaciones", indica el informe de gestión.
Así las cosas, Clariana cuenta a día de hoy con un plan de negocio y otro de inversiones para afrontar el futuro de la mejor forma posible y tratar de volver a beneficios a lo largo de este 2019. Además de reestructurar la organización productiva (que ha conllevado la destrucción de tres puestos de trabajo, hasta los 77 de principios de año), la firma pretende desarrollar nuevos productos adaptados a las demandas del mercado, fundamentalmente el exterior, donde destina el 60% de su producción.
En esta reestructuración, en la primavera de este 2019 Miquel y Costas ha dado un nuevo paso para "racionalizar y optimizar la estructura y los gastos" de Clariana. Se trata de la absorción, por parte de la firma de Vila-real, de la compañía Boncompte-Sierra, radicada en Castelló. No en vano, la única actividad de esta sociedad, cuyo accionariado ya era propiedad de Clariana, era el arrendamiento de la nave en la que la papelera desarrolla su actividad en la ciudad de la Plana Baixa.
En cuanto a la facturación, la compañía redujo en un 4,8% sus ventas hasta los 18 millones de euros debido principalmente a la caída de unidades vendidas en un 11% "debido a la debilidad de la demanda en el contexto global, que ha afectado tanto en el mercado nacional como en el internacional", señala la propia compañía. De esta manera, el aumento de precio de sus productos, de un 6% de media, no pudo compensar el menor volumen de actividad.