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tribuna libre / OPINIÓN

Denver y Ferrovial

17/08/2019 - 

No corren buenos tiempos para algunas empresas españolas de obras públicas en el exterior.

A los ya conocidos problemas surgidos con Acciona en la ampliación del Canal de Panamá, actualmente sometido a controversias de arbitraje por supuestos sobrecostes, entre otros, aún por dirimir, nos encontramos a Ferrovial, otra de nuestras empresas emblemáticas sobre la que parecen cernirse supuestos problemas en la ampliación del Aeropuerto Internacional de Denver, quinto en el “ranking USA” con más de 64,5 millones de pasajeros año.

Entre los aspectos que rodean al caso y los que aún faltan por conocer, resulta curioso que cualquier eventual situación rescisoria en grandes contratos, en este caso por conveniencia de la propiedad, y sus posibles riesgos, despiertan alarmas financieras ante supuestas y futuras diatribas en estrados, y sus posibles consecuencias que pudieran afectar a la entidad aeroportuaria. Sin embargo, inmediatamente después de darse publicidad al hecho, Fitch emitió un comunicado reafirmando la sólida situación financiera del Aeropuerto Internacional de Denver.

Por otro lado, son preocupantes y expectantes las declaraciones del alcalde de Denver, Michael B. Hancock, respecto a posibles problemas técnicos; protección al público, e integridad del Aeropuerto.

Desacuerdos con los costes y con los cronogramas de actuaciones han contribuido igualmente a dicha rescisión contractual. Según declaraciones de la propiedad, el coste total para el diseño y construcción del proyecto, se estimó en 770 millones de dólares, con una contingencia controlada por la misma de 120 millones, no habiéndose fijado aún el importe definitivo sujeto a la finalización de los trabajos.

Discrepantes también son las declaraciones de Kim Day, CEO del Aeropuerto de Denver, referidas a la decepción por el resultado de las obras. En fin, oscuro como el reinado de Witiza se le presenta al Grupo Ferrovial, que capitanea el Consorcio Great Hall Partners, el futuro corto y medio plazo. Además, sus posibles cambios en la cúpula; caída de beneficios y la eventual venta de la rama de servicios acentúan su mal momento.

Ahora Denver, con su particular cláusula contractual 21.2.2.1, al amparo de las Normas Fidic, en las cuales los norteamericanos no suelen dar puntadas sin hilo (rescisión por conveniencia del propietario) suponen igualmente, un largo recorrido de esperas a través de las cortes de arbitraje.

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