Me sorprende, es un decir, el grado de virulencia, incluso histeria, con el que la bancada mediática de la derecha y del centro-derecha ha arremetido contra Inés Arrimadas: traidora. El argumento unánime es que teledirigida por Pedro Sánchez, vía José Luis Ábalos, ha impulsado una moción de censura en Murcia haciendo de tonta útil del PSOE, de Podemos, de Bildu, de Esquerra, y del toro que mató a Manolete, y desencadenando una convulsión en todo el mapa político nacional. También me sorprende el guante blanco de dicha bancada mediática (excepción Arcadi Espada, intelectual co-fundador de Cs) en el trato dispensado a Teodoro García Egea, a quien tratan poco menos que de héroe/estadista por haber conseguido, si nada cambia, un tamayazo en Murcia dejando a Arrimadas literalmente KO: enorme logro. Las cloacas al servicio del orden establecido: pasteleo con tres descerebrados, encabezados por una tal Isabel Franco,que firmaron una moción de censura para desdecirse en día y medio. Casi que solo sé que no sé nada, salvo del reforzado clima de desbandada que hay entre los naranjas: sálvese quien pueda. El barco ya se ha hundido.
Pero algo sí que sé en el inmenso planetade las convicciones. La equidistancia de Cs hacia Vox debiera ser la misma que la equidistancia de Macron hacia Marinne Le Pen: equidistancia no, distancia absoluta. Va en el ADN de Cs, cosa que, salvo Arrimadas, lo han olvidado casi todos. También sé otra cosa, no hace falta ser politólogo para ello: tras la hecatombe catalana, Cs estaba condenado a la irrelevancia. Ya lo estaba antes, cuando Albert Rivera aminoró el partido a 10 diputados en el Congreso después de creerse que él podía ser el Macron español, jaleado por la bancada mediática de la derecha: enorme delito de soberbia. Ahí se jodió el Perú, estimado Antonio Manresa, concejal del Cultura del Ayuntamiento de Alicante. Es decir, con moción o sin moción de censura en Murcia, con o sin elecciones en la Comunidad de Madrid, Cs estaba condenado a la nada. La nada es pasar a ser fuerza extra parlamentaria, hipótesis nada desdeñableen Madrid (el listón es el 5% de los votos; el 4,9% no sirve). Ya se ha dado prisa el ABC en sacar un encuestón dando mayoría absoluta a Isabel Díaz Ayuso y Vox.
Al margen de la inconveniencia de cambiar gobiernos en estos momentos tan fatídicos, la economía hundida y unos niveles de desempleo escandalosos e inmorales, Arrimadas ha jugado al cara o cruz, aunque le haya salido el tiro por la culata. Pegó un puñetazo encima de la mesa en el último intento de preservar un partido que emergió desde la centralidad política, un partido que le robó al PSOE en Cataluña cientos de miles de votos. No tengo cuerpo de dar pábulo a las bajezas que se leen y escuchan estas últimas horas sobre doña Inés, por ejemplo, que será rescatada por Pedro Sánchez a la manera de Irene Lozano tras el naufragio de UPyD. La bajeza, ojo,se sustenta en el tono empleado. Arrimadas se vende por un plato de lentejas. ¿Y a qué coste se están vendiendo al PP el 99% de los cargos públicos de Cs en la Comunidad Valenciana, decretada ya la apertura de puertas? Lo ha decretado hasta Luis Barcala, aún a sabiendas de que no va a rescatar a nadie. Bueno es Él.
Al habla con una de las pocas personas sensatas (y cualificadas, y con la vida resuelta, ojo) que quedan en Cs de la provincia de Alicante: “Acusan a Arrimadas de no haber contado con nadie, pero olvidan que Rivera actuaba del mismo modo; los modales dictatoriales de los que acusan a Inés son idénticos a los de Albert”. Exacto. Sigo al habla: “En España los populismos han llegado tarde, a diferencia de Francia o Italia, con lo cual, no toca otra que un cambio estructural de paradigma; y eso tal vez tiene que pasar por una refundación del PP, cambiado incluso de siglas”. Ahí vamos. Ayuso, y Cayetana Alvárez de Toledo, ven esa refundación, sin llegar al cambio de siglas, urdiendo una simbiosis con Vox, reeducando a Santiago Abascal y limándole alguna que otra aspereza, como quien lima un cayo en elpie. Transmutan la política por la podología. Y santas pascuas: a dar la batalla de las ideas. Como si la centralidad política (Núñez Feijóo) no fuera una idea; la centralidad es un zombi inter-sexual no sujeto a relaciones binarias, deben pesar las dos doñas señaladas. Digo Feijóo, digo García-Paje, o Lambán.
Yo no sé si lo que al final lo que está urdiendo Ayuso, aprovechando lo de Murcia, es una moción de censura contra Pablo Casado. Bueno, sí que lo sé y me barrunto que sí. Claro que sí. Vamos al plano local: tampoco sé si Carlos Mazón, presidente provincial del PP y hasta ahora el relevo lógico de Isabel Bonig en el liderazgo regional, es consciente plenamente del trasiego. No en vano, su principal valedor es el murciano, ya citado, Teodoro García Egea, número dos de Casado, Licenciado Mayor en Ciencias del Trapicheo. Si prospera la moción de censura de Ayuso contra Casado… Todo cambia. “El problema de Mazón puede ser que Pablo Casado no sobreviva”, escribía certeramente , y de urgencia, Miquel González, herrrr director, el primer día, miércoles, de esta semana aciaga para la política en España. Es la hora de las cayetanas/podólogas, que también se la juegan al todo o nada en la batalla madrileña, y en el resto de España.
El terremoto murciano, y el de las podólogas, ha provocado un singular consenso en Cs hasta el punto de que enemigos irreconciliables (Toni Cantó y Emilio Argüeso) remen ahora en una dirección unívoca, es decir, en la dirección de ser rescatados por el PP cuanto antes, derribo previo de Arrimadas. Qué cosas. El único que se ha quedado en el infierno del limbo es Adrián Pérez-Santos, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Alicante y ex concejal del PP con Sonia Castedo,el único que confía en ser rescatado por el PSOE, por obra y gracias de Trini Amorós y de Ángel Franco,el único (Santos) que no ve mal las mociones Cs/PSOE, y el único que es plenamente consciente de que jamás de los jamases será rescatado por el PP: tendría que pasar antes por el cadáver de Barcala (que aunque no manda en el partido, no deja de ser el alcalde de la tercera ciudad de la Comunidad).
Reparo en este análisis de urgencia, donde las cosas pueden cambiar en cuestión de horas, y no reparo en la banalidad de perder el tiempo en especular donde se van a recolocar determinados personajes de Cs y a cambio de cuántos platos de lentejas. Banalidad: chabacanería. Lo importante. ¿Dónde está el Macron español? En niguna parte, querido Paco Sánchez (si Rivera se merendó a Manuel Valls en cinco minutos…. ¡ay!).
CODA 1: ¿Cuantos cargos públicos de Cs han dejado ya de pagar el “diezmo” al partido o están a punto de hacerlo? ¿Cuántos de esos cargos estiman que el “diezmo” es un atraco a mano armada? Casi todos.
CODA 2: El Bloc Nacionalista Valencià, el de Vicent Marzá, Morera, Águeda Micó, y Fran Ferris, quiere cambiar de nombre para dar la imagen de un partido “más social, y menos identitario”. No sé. Aunque la mona se vista de seda…