ALICANTE. El informe de coyuntura sobre la situación socioeconómica de la provincia que trimestralmente elabora el Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca) arroja para el segundo trimestre de 2018 uno de los mejores 'índices Ineca' (contruido a partir del análisis de más de una veintena de variables agrupadas en siete grandes áreas) de los últimos tiempos. Es decir, la provincia crece y su economía es cada vez más fuerte, según el análisis de los datos. Pero las debilidades empiezan a asomar de forma preocupante.
Especialmente, en dos campos que históricamente se han considerado entre las fortalezas de la provincia: el turismo y las exportaciones. Como alertaron este jueves el presidente de Ineca, Rafael Ballester, y el director de Estudios, Francisco Llopis, se ha producido un descenso de las pernoctaciones de extranjeros y nacionales. "Quizás el aumento de la oferta turística en otras áreas del Mediterráneo haya producido un cierto desplazamiento de turistas habituales en nuestra región hacia otros territorios más competitivos". Tampoco hay que desdeñar el papel que puede estar jugando el alojamiento no reglado.
Los hoteles de la provincia han registrado 88.577 estancias menos en el primer semestre, y la mayor parte de la caída (el 92%) es atribuible al turista nacional. Mientras en Alicante los turistas residentes caen un 2,3% respecto al pasado año, en España este descenso es del 0,2%. En cuanto a los extranjeros, las pernoctaciones caen un 0,2%, menos que el dato estatal (-0,3%). Los apartamentos turísticos, por su parte, registran en el primer semestre 3,2 millones de pernoctaciones, cuando en el mismo periodo de 2017 fueron 3,7 millones. Las cuatro modalidades de alojamiento reglado (sumando turismo rural y campings) recogen 13,6 millones de pernoctaciones, un 3% menos.
En cuanto a las exportaciones, como ya adelantó este diario el pasado domingo, crecen ligeramente respecto al dato del año pasado (0,5%), pero muy por debajo de la tendencia nacional (casi un 3%), por lo que el peso relativo de Alicante en España en este apartado es cada vez menor. "En 2016, representábamos el 2% de España y dos años después, estamos en el 1,89%, y seguimos sin disponer de una oferta productiva competitiva para mejorar nuestra presencia exterior".
El análisis del mercado laboral también deja datos preocupantes, según los analistas de Ineca. En el lado positivo,la provincia cuenta con 630.926 trabajadores cotizando al cierre del primer semestre, con un incremento del 5,3% en el número de afiliados al régimen general (500.864), y un 2,84% más de autónomos (130.062). El paro registrado también baja en junio respecto a 2017 en 7.556 personas (había 144.735 inscritos). Sin embargo, la reducción del dato es cada vez más lenta: "Los últimos datos de reducción del paro estaban entre un 7 y un 8%, pero este junio se queda en un 5%, se ralentiza", advierte Llopis. "Así será complicado bajar de los 140.000 parados".
Otra conclusión más preocupante, que ya se apuntaba en el primer trimestre, es el cambio en la estructura de la población activa: el grupo de jóvenes entre 20 y 24 años, al que se supone mejor formado, ocupa cada vez menos peso en el conjunto, por debajo del 20%. "Es un fenómeno similar al que se produjo en 2012, cuando la gente joven y mejor formada abandonó la provincia para buscar empleo en otras regiones o en el extranjero", señaló Llopis. "Puede que esté sucediendo algo similar, y no nos podemos permitir que nuestro talento tenga problemas de acceso al mercado laboral". Quizá, la formación que se oferta y la que se demanda por las empresas no cuadran. Esa brecha, que creció en los años más intensos de la crisis y que se había recuperado, vuelve a agrandarse.
El presidente de Ineca consideró en sus conclusiones que la provincia puede presumir de un tejido empresarial robusto, pero que debe adaptarse a las nuevas condiciones del mercado con un proceso de "regeneración, profesionalización pendiente y subida de salarios para obtener el máximo potencial y atraer capital humano". No obstante, destacó que este informe arroja uno de los 'índices Ineca' más altos de los últimos tiempos, y apostó por el apoyo a la innovación y al sector terciario, especialmente a las empresas digitales.