ALICANTE. El popular Juan Bautista Roselló ha presentado este lunes su dimisión como alcalde. Cuando sea efectiva la renuncia, Roselló pondrá fin a 18 años como alcalde con un buen bagaje en la gestión -ha renovado su mandato durante cuatro legislaturas seguidas-, pero con una asignatura pendiente: el urbanismo local. El Plan General de Ordenación de Benissa fue aprobado en 2003, con una previsión de poder urbanizar hasta tres millones de metros cuadrados. Sin embargo, el plan fue anulado por el Tribunal Supremo y dejó muchas inversiones en el aire, entre ellas, laS que hizo Vicente Cotino, adjudicatario del PAI conocido como la Ronda Norte, cuyo suelo, unos 250.000 euros cuadrados, es rústico, pese a que se pagó a precio de urbanizable.
Roselló ha dejado la Alcaldía con dos de sus objetivos cumplidos: el primero, las obras de la variante a la N-332 arrancarán en breve, una vez se haga público que la empresa OHL es definitivamente la adjudicataria; y el segundo, la nueva casa de cultura y museo Salvador Soria, que se inauguró este sábado, después de muchos años en obras y sobrecostes motivados por los hallazgos arqueológicos. Las ejecutó Construcciones Francés, de Ontinyent.
En su nota de despedida, el todavía primer edil cita otros logros, como la reducción de la deuda del consistorio a cero; la bajada de los impuestos, la gestión pública de los servicios de limpieza pública y recogida de basuras a través de la empresa Benissa Impuls; las actuaciones en la costa y la recuperación de los fondos del patrimonio público.
Roselló deja importantes hitos en el municipio, como un nuevo instituto de Secundaria, los nuevos accesos por la zona norte desde Teulada, la reforma del colegio público Manuel Bru, la piscina cubierta y, sobre todo, el paseo ecológico litoral, que ha dotado a la zona costera de Benissa de un elemento singular. Sin embargo, la gran asignatura pendiente sigue siendo el urbanismo. El PGOU vigente es de 1987, con unas normas y parámetros ya obsoletos. Benissa aprobó su plan general el 2003 y comenzó a gestarse el desarrollo de algunas zonas, como la citada de la Ronda Norte, donde los Cotino resultaron ser la empresa adjudicataria del plan parcial al ser la única empresa que optó a ese proyecto. El suelo es rústico y no se sabe cuándo habrá cambios y si esos cambios incorporarán los mismos desarrollos que se aprobaron en 2003.
En ese PGOU también estaba prevista la urbanización de la Lobella, el único rincón virgen que tiene el litoral de Benissa. En 2007, vino la crisis y el PGOU fue anulado, tanto en primera instancia, en el TSJ, como en casación, en el Supremo. La razón fue por una cuestión formal y ajena al propio consistorio: cuando la comisión territorial de Urbanismo, dependiente de la Generalitat, lo aprobó por segunda vez, no lo sacó a exposición pública y por lo tanto, no se dio trámite de audiencia a los posibles afectados. Esa zona de la Lobella está en el limbo urbanístico, como el resto de zonas, y mantiene la calificación de rústico. Además, ahora estará afectada por el Pativel, el nuevo plan de protección de la costa puesto en marcha por el Gobierno valenciano.
La crisis del ladrillo también sumió al Ayuntamiento de Benissa en la inactividad para poner en marcha los trabajos de redacción del nuevo planeamiento durante el mandato 2011-2015. No ha sido hasta este mandato cuando el consistorio sacó a licitación los trabajos para el PGOU, que finalmente ejecutará la empresa Vejes tú i Mediterrània.
Pero al margen de las asignaturas pendientes que deja Roselló, ahora el pleno de Benissa debe elegir a Arturo Poquet como nuevo alcalde. Poquet es hombre de partido, que siempre se ha mantenido en la sombra, en una discreta posición y a la orden de todo lo que ha necesitado el hasta ahora alcalde. Tanto José Císcar como César Sánchez lo tienen en muy buena consideración.
El PP de Benissa no tiene mayoría absoluta: tiene ocho concejales frente a los nueve de la oposición. No obstante, existe una alianza de míninos con el actual portavoz y único concejal de Ciudadanos, Isidor Mollà. Todo hace indicar que el relevo de Rosello cuenta con el beneplácito de Mollà; es más, siempre han mostrado diferencias en público -ha pedido en reiteradas ocasiones la cabeza de Roselló-, aunque Mollà nunca se ha atrevido a pactar con PSPV (3), Compromís (2) y Reiniciem (3). Es más, Mollà cuenta con una baza: y es que no existe buena relación entre los grupos de izquierdas de Benissa -Reiniciem surge de una escisión de Compromís- y de ahí que una alianza con la izquierda no le aporte muchas garantías.
Pese a ello, lo normal es que los partidos de izquierda escenifiquen ahora reuniones, pero parece poco probable que Mollà acabe entregando la Alcaldía a uno de ellos o que él pida la vara de mando. Aunque en política todo es posible. Pero si no hay sorpresa, lo normal es que Arturo Poquet sea investido alcalde la primera semana de enero de 2017 con los votos de los 8 regidores del PP y la abstención de Ciudadanos. Y si es elegido, su asignatura será aprobar el presupuesto.