VALÈNCIA. La recuperación del mercado inmobiliario ha hecho brotar los nuevos proyectos residenciales en toda València y su área metropolitana. Son decenas las promotoras que se han lanzado a cabalgar esta ola tras años de estancamiento, aunque siempre con la incertidumbre inherente al negocio: la del tiempo que transcurre entre el inicio de la inversión (en un solar o edificio a rehabilitar) y la venta de la totalidad de las viviendas.
Es principalmente por esta circunstancia por la que los promotores han comercializado tradicionalmente las residencias sobre plano, antes de terminarlas, con el objetivo de lograr ingresos lo antes posible. Se trata de una práctica empleada desde hace años que traslada cierta incertidumbre al comprador pero que ha evolucionado significativamente gracias a la tecnología, que ahora ofrece importantes herramientas para conocer al mayor detalle posible cómo será el hogar que se adquiere. No obstante, a pesar de estos avances, hay promotoras que dan la espalda a este modelo y que defienden una vía alternativa, como el caso de la valenciana Grupo Mervi.
Esta empresa familiar dirigida por Carlos González -con trayectoria en Urbis, la histórica inmobiliaria de Banesto- tan solo comercializa las viviendas una vez las ha terminado. "Solo vendemos al final de obra. Enseñamos las viviendas ya hechas. El cliente sabe exactamente lo que está comprando y esto nos obliga a trabajar muy bien los acabados. No vendemos papeles ni infografías, vendemos una realidad que el cliente puede tocar", explica el empresario.
¿Y por qué lo hacen así? González explica que la empresa empezó a promover en el año 2005, encontrándose de lleno con la crisis a los pocos años. "Hicimos 15 viviendas en Alfafar que nos pillaron a mitad recesión. Vender estaba imposible y decidimos alquilarlas. Y fue ahí cuando cambiamos a la nueva filosofía", relata.
El dirigente detalla que, para poder operar de este modo, invierten solo en promociones pequeñas -de entre 5 y 10 viviendas-, todo con el objetivo de poder levantarlas "totalmente con fondos propios o con una financiación externa muy baja". "Lo hacemos así porque somos muy conservadores en nuestras inversiones. Queremos financiarnos en porcentajes muy bajos, evitar el apalancamiento para no sufrir apuros si baja el negocio. Nos funciona bien así", explica.
En cualquier caso, más allá de las evidentes ventajas de operar sin deuda en cualquier negocio, Grupo Mervi podría optar por la fórmula de la venta sobre plano para tratar de recuperar antes su inversión, pero rehusa a hacerlo. "Mi experiencia en Urbis fue que la gente queda más satisfecha cuando compra una vivienda terminada que cuando firma en base a planos o figuraciones de realidad virtual. Además, así nos quitamos riesgos como el retraso en los plazos de entrega y disminuimos significativamente la reclamaciones post venta. No hay decepciones porque el comprador ve el producto terminado", subraya.
Por otro lado, González relativiza las 'ventajas' a nivel de ingresos de vender viviendas sobre plano. "La rentabilidad hoy en día es muy similar, porque las promotoras están obligadas a pignorar los adelantos de los clientes, no pueden disponer del dinero con total libertad. Por eso nosotros optamos por la opción de menor riesgo, para no sufrir tanto en épocas de crisis", argumenta.
¿Y se vende más cara una vivienda nueva terminada que una sobre plano? "Depende del momento de mercado", responde el empresario, si bien reconoce que tal circunstancia puede ser "una ventaja". "En momentos de mercado pujante te permite vender más caro, porque lo haces un poco más tarde, cuando ha subido más el precio. Por contra, es verdad que cuando el mercado va al revés sabes que vas a vender más barato que quien compromete las viviendas sobre plano, pero también es verdad que en este escenario los promotores se encuentran con cancelaciones que nosotros no sufrimos", defiende.
Otra de las claves para vender más rápido y a mayor precio sus viviendas es "cuidar mucho los acabados". "Tenemos a una persona dedicada a la decoración, es algo que cuidamos mucho, y optamos por calidades diferentes para las distintas viviendas en copcinas y baños para dar más posibilidades de elección a los compradores", afirma.
Grupo Mervi, todavía con la crisis dando sus últimos coletazos, acometió la reforma en 2014 de un edificio en la calle San Vicente en colaboración con Catalunya Caixa. Posteriormente, tras rehabilitar tres viviendas en Blasco Ibáñez, lanzó una promoción de nueve viviendas adosadas en San Antonio de Benagéber y otra de cinco pisos en la calle Azcárraga. En la actualidad está construyendo otro edificio en Maestro Bellver y preparando otro proyecto de seis viviendas en Campolivar.