ALICANTE. Coches voladores y el suelo convertido en los suburbios, pero el cartel de Schweppes todavía vigila Gran Vía desde las alturas. La imagen está extraída de Madrid 2120, un cortometraje de animación que todavía no se ha proyectado en ningún festival y que ya está nominado a un premio Goya en esta categoría. "Ha sido una sorpresa porque el corto todavía no ha empezado su recorrido en festivales", cuenta el alicantino (San Miguel de Salinas) Paco Sáez, codirector y coguionista del proyecto junto con José Luis Quiros. El audiovisual está contado en escasos cinco minutos, los cuales encierran un trabajo de dos años: "Empezamos a hacer los primeros bocetos de nuestro corto en 2017. A partir de ahí, elaboramos el storyboard, unos dibujos sobre los cuales íbamos decidiendo el ángulo de cámara, qué contábamos, qué venía después... Todas esas decisiones para narrar una historia llevan muchísimo tiempo. Luego llega la parte técnica, momento en que todos los dibujos se pasan a un software que los convierte en 3D para que los animadores puedan trabajar sobre ellos, animando frame a frame", explica el proceso. Y asegura que "en la animación todo sigue siendo muy artesanal. Crear algo de calidad es complicado, económicamente costoso y conlleva muchas horas de trabajo".
La trama muestra un Madrid dividido por la lucha de clases y se centra en un líquido, llamado Nitrogreen, que cae en manos de un taxista y que lo llevará a una decisión comprometida. "El corto tiene una carga ecologista tremenda, que pretende hacernos pensar sobre a dónde podemos llegar si seguimos así. Y todo pasa por la decisión que toma el taxista", se cuida de no revelar más detalles el alicantino. Sin embargo, adelanta que "también encierra una historia de amor" y desvela que realizaron un gran cambio en uno de los personajes del corto: "Al principio, tanto el taxista como el contrabandista eran hombres. Pero nos paramos a pensar por qué siempre lo hacemos todo en masculino, una mentalidad que arrastramos desde pequeños".
Tras analizar esta realidad, tomaron la decisión de que, al aparecer dos personajes, sería igualitario, incluyendo uno del sexo masculino y otro del femenino. "Cuando ya estaba todo el storyboard hecho con un hombre en el papel de contrabandista, lo sustituimos por una mujer y nos dimos cuenta de que no pasaba nada, la historia funcionaba igual. En muchas películas se podría llevar a cabo esta reflexión", reprocha.