Esta vez tampoco pudo ser. En las elecciones del 25-D, el PP mejoró sus resultados pero se quedó aún lejos de la mayoría absoluta. Los socialistas siguieron en caída libre, abrazados a la defensa de sus insobornables principios. Mientras, Unidos Podemos repitió el número de escasos y Ciudadanos retrocedió por su acuerdo con los conservadores. El presidente Mariano Rajoy estudia convocar los cuartos comicios el 16 de abril, Domingo de Resurrección
El Partido Popular (en adelante PP) ganó ayer sus cuartas elecciones consecutivas. Pese a mejorar los resultados, al pasar de 137 a 145 diputados, la formación liderada por Mariano Rajoy se quedó lejos de la mayoría absoluta. En una jornada a la que sólo acudió a votar el 37% de los electores, el PSOE siguió en caída libre, al bajar de 85 a 80 escaños, mientras Unidos Podemos repitió sus 67 apoyos. Ciudadanos, con solo 25, vio cómo su alianza con el PP le penalizaba entre sus votantes.
Con el 99,8% de los votos escrutados, la composición muy fracturada del nuevo Parlamento aleja la posibilidad de un Gobierno a corto plazo. La única novedad reseñable de los comicios es la entrada del Partido Animalista, que logra cinco escaños a costa de los votos de Unidos Podemos y el PSOE.
En la noche electoral —que coincidió con el día de Navidad— los líderes políticos salieron a la escena pública para valorar los resultados.
Vemos cuáles fueron esas reacciones.
El vitalicio presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, urgió a los socialistas a apoyarle en una futura investidura porque, aseguró, “el PP es la única opción que ofrece reformas, moderación y estabilidad”. Al ser preguntado sobre cuándo tenía pensado iniciar las conversaciones para formar Ejecutivo, Rajoy, con su característica pachorra, aseveró que las prisas nunca son buenas consejeras y que, dadas las fechas festivas en las que nos encontrábamos, se merecía un descanso. “Me voy a Sangenjo, provincia de Pontevedra, a disfrutar en compañía de los míos. Después ya se verá, o no”, agregó para acabar insinuando que si su investidura fracasa, la fecha más probable de elecciones sería el 16 de abril, Domingo de Resurrección.
Pese a cosechar el peor resultado de la historia de su partido desde la fundación, allá por el siglo XIX, el secretario general del PSOE, al apuesto pero prematuramente encanecido Pedro Sánchez, reitero su no a apoyar al PP y se mostró convencido de una “alternativa de izquierdas”, si bien no precisó ni cómo ni cuándo ni con quién ni para qué.
La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, que al parecer pretendía disputarle el liderazgo a Sánchez, reveló, al término del Consejo de Gobierno, que había quedado embarazada de su marido. La noticia, por lo inesperada, provocó que la mitad de quienes le escuchaban rompieran a dar palmas. Hubo quien lloró de alegría por la llegada de un nuevo retoño, de otro churumbel del Sur. ¡Menudo alborozo! El embarazo inesperado complica las opciones de Díaz de cruzar el Tajo.
Después de las elecciones del 25-D, Rajoy no tiene prisa por negociar, Sánchez reitera su ‘no’ al PP e Iglesias ofrece “un pacto de amor y frenesí sin límites” al PSOE
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, propuso al PSOE “un pacto de amor y frenesí sin límites” para conformar un Gobierno progresista. Acto seguido besó una foto de Pedro Sánchez en Mojácar. Después, como viene siendo habitual en él, perdió los papeles con una periodista rubia de una cadena conservadora, a la que invitó a volver a la escuela para comprender el significado de sus palabras. Con el gesto serio y más torcido que otras veces, Iglesias se marchó sin despedirse. Su mano derecha sujetaba dos libros de Marcuse y Gramsci.
Compungido por el fiasco de su partido, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, fue incapaz de enhebrar un discurso coherente ante los suyos. Sólo se le oyó balbucear las palabras “España, España” hasta que rompió a llorar como un niño desconsolado. Le ofrecieron un pañuelo con los colores de la enseña nacional. Con él se enjugó las lágrimas y se sonó los mocos.
Por razones de espacio omitimos las declaraciones del coordinador general de Izquierda Unida, Alberto Garzón, perfectamente prescindibles.
Los expresidentes Felipe González y José María Aznar echaron sal en la herida política. El primero, de regreso de un viaje de negocios por Colombia, llamó a formar un Gobierno de coalición con el PP, PSOE, Ciudadanos, las empresas del Ibex-35 y la patronal bancaria. González acaba de fichar como consejero independiente por una conocida entidad financiera mediterránea.
Desde Dallas (Texas), y en declaraciones a la cadena Fox, Aznar defendió que el PP “vuelva a ser el partido de los principios que yo fundé” y confesó que no lo votaba desde 2004, año en que dejó de presentarse como candidato. La razón, explicó, es porque “está lleno de socialdemócratas como Cristóbal Montoro”.
Por suerte, fuera de la política nacional hay vida. El cantante David Bisbal anunció que tiene nueva novia, una modelo argentina, natural de Buenos Aires y apodada La Tigresa. El tenista Feliciano López sigue conquistando más rubias que torneos. El novelista todoterreno Antonio Muñoz Molina acaba de publicar otro de sus artículos sobre la exposición de un escultor búlgaro en el MOMA de Nueva York. Naturalmente, nadie lo ha leído. Penélope Cruz borda el papel de una actriz madrileña que, casada con un actor de pedigrí izquierdista, tiene graves problemas de interpretación. Ella ha dicho sentirse identificada con el personaje. Aconsejada por el marido, la actriz (Penelope Cruz) palía sus carencias dramáticas acudiendo a clases de teatro en la Universidad Popular de Móstoles. La película ha sido seleccionada para la Seminci de Valladolid.
Mañana, 27 de diciembre, se espera una bajada de temperaturas, más acusada en el Pirineo Aragonés y en la mitad norte del país.