VALÈNCIA. El Ayuntamiento de València ha decidido relanzar la actividad inspectora del servicio de Inspección municipal. La concejalía de Actividades aprobó hace un mes el Plan de Inspección para los próximos dos años, hasta 2023, en el que prevé un mínimo de 9.000 inspecciones a todo tipo de actividades y obras, agrupadas en numerosas campañas.
El plan elaborado por el departamento que dirige Lucía Beamud detalla cuáles son las actuaciones en las que se centrarán los técnicos municipales de la Inspección. En este sentido, señala que se atenderán preferentemente las denuncias por obras "que puedan afectar a la seguridad en edificios" y aquellas denuncias relacionadas con el ruido provocado por actividades económicas, especialmente actividades recreativas, espectáculos públicos y locales de ocio.
Otra de las prioridades, señala el documento de medio centenar de páginas, es el control del marcado de nuevas terrazas de hostelería, así como las ampliaciones de las que ya existen como consecuencia de la situación económica derivada de la pandemia de coronavirus. Se realizarán, en este sentido, tanto actuaciones de oficio como otras de manera planificada y también de manera extraordinaria a raíz de algún hecho puntual.
En cuanto a las obras, los técnicos deberán estudiar especialmente la supresión de barreras arquitectónicas, las comunicaciones ambientales y medidas de protección contra incendios, así como las licencias y declaraciones responsables para las actuaciones en las edificaciones y en sus interiores. Y en cuanto a las actividades, además del ruido, se inspeccionarán los humos y los olores y también las molestias por calor. Y la ocupación del dominio público inspeccionada no sólo será la de las terrazas, sino también la de los contenedores de ropa.
Actualmente, el servicio de Inspección municipal se compone principalmente de 29 empleados públicos, de los cuales 22 son inspectores de obras y servicios, así como oficiales de servicios comunes. Y el plan prevé la utilización de todo tipo de equipos técnicos para llevar a cabo las actuaciones: desde sonómetros y medidores láser, hasta termohigrómetros, equipos de protección o equipos informáticos, móviles y tablets.
Lo cierto, con todo, es que no sólo se actuará para verificar el cumplimiento de la normativa, sino que también el plan 2021-2023 prevé una línea de trabajo de carácter preventivo. Consistirá en efectuar campañas informativas a la titularidad de espectáculos públicos, colegios profesionales, asociaciones vecinales y de hostelería, entre otras. En ellas se explicará el tipo de inspecciones que se van a hacer y qué requisitos se deben cumplir y con qué criterios interpretativos.
Asimismo, un punto en el que también se centra el plan es el de la mejora tecnológica y la optimización de recursos públicos. En este sentido, ya el año pasado se realizó una inversión en la adquisición de equipos tecnológicos y de extensiones de aplicaciones informáticas. La finalidad de todo ello es simplificar las visitas de los inspectores, agilizar las actuaciones y la elaboración de los informes pertinentes y, en último término, reducir "considerablemente" los plazos.
Por otro lado, la concejalía de Actividades, más allá del plan de Inspección 2021-2023, ha planteado también la aplicación de una tasa municipal para disuadir las denuncias falsas en la Inspección municipal, como publicó este diario. Se aplicaría en aquellos casos en los que se hubiera constatado que las supuestas ilegalidades denunciadas no existen y cuando el denunciante insista en sus pretensiones. Una medida cuyo objetivo no es otro que evitar que el uso de la inspección como arma arrojadiza entre vecinos y contra locales próximos y actividades indeseadas.