VALÈNCIA. Antes de correr, hay que andar, y antes de nadar, conviene flotar. Ni qué decir si el objetivo es sumergirse y bucear. En los días de cuarentena estamos aprendiendo un sinfín de lecciones, entre ellas, que éramos muy ricos y nos quejábamos de pobres. Que teníamos de todo y lo aprovechábamos poco. Ahí estaba Internet, con sus incontables posibilidades, empezando por la conectividad profesional y acabando por las videoconferencias para estar en contacto con los amigos lejanos. Qué bien lanzarnos a navegar e ir desenredando la red, donde hay lugar para todos. También para los gastrónomos, que ahora podemos perseguir las #RecetasdeCuarentena de esta Agenda Hedonista y participar en cursos online o catas en directo. Los límites del confinamiento se pueden estirar tanto como quieras.

Lunes. Entre Valencia y Tailandia