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experto en inteligencia artificial

Andrés Torrubia: «Alicante tiene buenas cartas para atraer talento»

Empresario de día, competidor en Inteligencia Artificial por la noche. Este ingeniero alicantino ha conquistado China y Estados Unidos, aunque sigue sin saciar su sed de conocimientos con los que investigar las posibles soluciones a los grandes problemas de la Humanidad

| 30/01/2019 | 13 min, 48 seg

ALICANTE. Andrés Torrubia (Alicante, 1974) es un emprendedor (además de ingeniero de Telecomunicaciones) tozudo, inquieto, que no se conforma con un único caso de éxito. Lo consiguió en 2005 con la venta de Trymedia, con la que obtuvo un beneficio de 34 millones de dólares, una startup que se dedicaba a la venta de videojuegos por internet. En 2008 fundó Flixr, que opera en Estados Unidos, aunque su oficina central está en La Albufereta. Con el Mediterráneo como testigo, Flixr ofrece servicios y soluciones domésticas a los hogares americanos con call centers en Filipinas y la India. Desde entonces ha creado más proyectos —Howmuch o MedBravo, junto a su mujer oncóloga—, pero no por ello ha cesado su inquietud ni sus ganas por seguir descubriendo nuevas experiencias empresariales.

Desde hace unos meses, experimenta con la Inteligencia Artificial; todo por motivación, por querer alcanzar soluciones, en este caso, con el vehículo autónomo, a los problemas que, según él, tiene la Humanidad. Todos sus intentos han acabado con éxitos sonados. Primero fue en octubre de 2017, cuando quedó cuarto en el desafío Didi (considerado el Uber chino) —Udacity, celebrado en Silicon Valley—. En ese caso, el desafío consistía en crear un sistema protagonizado por Inteligencia Artificial para coches autónomos que detectara a los peatones, obstáculos y peligros en general y que, además, se adaptara para vehículos conducidos por humanos con el objetivo de ayudar a las ciudades a resolver los desafíos del transporte, medio ambiente y empleo. El pasado noviembre, Torrubia volvió a repetir el éxito; esta vez, ganó el concurso de conducción autonómica e inteligencia artificial organizado por Alibaba en China a través de la plataforma DataFountain. Todo ello le ha convertido en un verdadero Batman, como él mismo se define en su perfil de Tuitter. «Bruce Wayne de día: CEO de fixr.com + howmuch.net; Batman de noche: Machine Learning e inquieto ingeniero, además de maratoniano».

Andrés Torrubia ha sido, además de los logros en los concursos sobre el coche autónomo, y una de las estrellas del I Congreso Internacional de Inteligencia Artificial celebrado en Alicante el pasado mes de noviembre, que ha reunido a los principales expertos del mundo. Y antes de explicar algunos de sus éxitos empresariales ante los más de mil asistentes al cónclave, Torrubia charló con la revista Plaza para explicar qué le ha motivado para inmiscuirse en la Inteligencia Artificial, cómo ve el sistema educativo español, cuándo llegará el vehículo autónomo y cómo ve el ecosistema innovador en Alicante, incluido el proyecto del Distrito Digital.

* Lea el artículo completo en el número de enero de la revista Plaza

— ¿Cómo y por qué se introduce en el mundo de la Inteligencia Artificial?

— Entre 2015 y 2016, como cualquier persona de la calle, empiezo a ver cómo algunas aplicaciones, como el propio Facebook o Siri de Apple, empiezan a funcionar: por ejemplo, Facebook reconoce las caras de la gente y Siri reconoce la voz bastante bien. Recuerdo cómo los principios de todo esto fueron un desastre. Eran sistemas que había que entrenar mucho tiempo. Entonces me doy cuenta, como ingeniero, de que veo cosas que no me esperaba ver. Pero tampoco sabía cómo funcionaban y, de repente, me encuentro obsoleto. Me preguntaba: «¿Y eso cómo está hecho?».

Hace años, si querías aprender ese tipo de cosas, como el Deep Learning, te tenías que ir a un centro superpuntero, como hizo Nuria Oliver, que se fue al MIT y se convirtió en científica. Hoy en día no hace falta, no es necesario estar en un polo tecnológico. Una persona, desde su casa, puede. Y eso es lo que hice yo. Apuntarme a un curso online, como lo puede hacer cualquier persona, incluso en castellano.

Cuando acabé el primer trimestre, y pensando que ya sabía, me apunté al desafío Didi. Cuando llego a esta competición, compruebo que iba a competir con gente de Silicon Valley, chinos, alemanes, rusos, etcétera. Me doy cuenta de que no podía competir con ellos y entonces me junté con un ruso que era físico nuclear. Gracias a esa alianza, pude competir y quedamos los cuartos entre dos mil equipos.

Desde entonces he seguido aprendiendo, haciendo más cursos. He hecho mucha formación gratuita, que está en Youtube. Y me gusta decirlo: «Lo único que hace falta hoy en día es saber inglés, ver vídeos en Youtube y tener voluntad, que es lo más difícil». Se habla mucho del talento, pero no me considero que tenga mucho talento, lo que tengo es mucha voluntad.

— ¿Eras buen estudiante?

— Hasta primero de BUP era una persona bastante normal, sacando notas entre el seis y el siete. Quería un ordenador, se lo dije a mi padre y me dijo: «Te lo vas a poder comprar tú porque te voy a dar cinco mil pesetas (treinta euros de ahora) por cada sobresaliente que saques». Entonces me puse a estudiar como un loco. Era un salto cuántico pero lo conseguí: saqué casi todo sobresaliente menos en Educación Física. A partir de ahí, entras en un círculo virtuoso: al ver que ya sabes, quieres saber más y nunca te agotas. Y esa es mi historia. Gracias a la motivación de mi padre siempre he querido estudiar y saber más. Y luego he tenido la suerte de estudiar y dedicarme a lo que realmente me gusta.

— ¿No crees que actualmente hay una enorme brecha entre los estudiantes que dominan mucho y los que dominan lo suficiente?

— La Inteligencia Artificial también puede ser una grandísima estrategia para ayudar a los médicos, aunque nunca tendrá el punto empático. Hay, y habrá, mucha gente que querrá tratar con personas. En todos los sectores, la Inteligencia Artificial será clave para España como estrategia. Todos los países saben que la Inteligencia Artificial es transformadora; se habla de que es la nueva electricidad. Va a tener consecuencias sociales y quiero que sean positivas, pero para ello debemos tener a gente formada, investigadores puros e ingenieros aplicados que las lleven a las empresas. Tenemos un montón de desafíos: pensamos que va a acabar con muchos trabajos y tendremos que pagar subsidios. Me parece muy pesimista esta visión para la Humanidad.

El factor humano siempre hará falta. Los problemas para la humanidad no habrán acabado, lo que tenemos que hacer es subir el nivel. Estamos mejor que hace cien años y me gustaría que mis sucesores nos vieran como nosotros vemos los avances conseguidos. Pero para ello hay que subir el nivel de exigencia de los problemas.

— ¿Piensas que la robotización de determinados procesos productivos acabará con los puestos de trabajo?

— La robotización va a eliminar algunos puestos de trabajo. Sí, los procesos serán más eficientes. Pero no hay que mirarlo así. No solo podemos ver una parte del problema, hay que verlo todo y, sobre todo, dónde queremos llegar. No hay que mirarlo como: produzcamos más. Eso es una métrica del sistema capitalista, que hasta ahora ha funcionado. El objetivo es armonizar los problemas grandes que queremos solucionar como Humanidad; no será mirándonos el ombligo de 2018. El fin es conseguir que la gente se sienta partícipe a la hora de solventar esos problemas. El objetivo no puede ser la renta universal sin hacer nada. No tenemos un robot que trabaja por nosotros: se equivoca quien piense que la Inteligencia Artificial va a solventar esos problemas; porque solo nos ayudará a resolver los problemas que ya sabemos resolver. En los que no podemos hacer nada, no nos podrá ayudar. Eso todavía sigue siendo una parcela humana y lo será durante mucho tiempo. Por ejemplo, es como una calculadora, que te ayuda a hacer las cosas y así subimos el nivel. Pero un trabajo mecánico siempre lo desempeñará mejor una máquina.

— ¿Qué tenemos que hacer? 

— Kaifu Lee, un capital riesgo americano, explica que el reto que se nos plantea es cómo dos cuadrantes en los que tenemos que amplificar el aspecto humano. Uno es la empatía, como el cuidado de las personas mayores, los tutores para niños, profesores, todo lo que sea cercanía. Y el otro es la creatividad. Es decir, que los trabajos de cero empatía, muy mecánicos y que no requieran creatividad es posible que sean sustituidos por ordenadores, como ha ocurrido siempre. Es decir que lo que tenemos que hacer es diseñar un futuro en el que los problemas que queremos resolver sean grandes, desde el ámbito de la Humanidad. La Inteligencia Artificial no deja de ser una herramienta, pero a mí lo que me apasiona son los problemas. Y desde ese punto de vista, la Inteligencia Artificial me permite enfrentarme a problemas a los que antes no me podía enfrentar. 

«La robotización va a eliminar algunos puestos de trabajo, pero no hay que mirarlo como un problema»

— ¿Por qué te ha motivado la búsqueda de soluciones para el coche autónomo?

— Quizás porque no me gusta conducir y preferiría destinar ese tiempo, el de la conducción, a leer mientras estoy en el coche. Y la otra, para evitar muertes. El coche autónomo es un problema que me gusta estudiar de abajo a arriba. Es un problema muy grande y que tiene muchas facetas, una de ellas muy paradójica: el ochenta por ciento del problema del coche autónomo es la percepción, justamente lo que dominamos los humanos. Es lo que se llama la paradoja de [Hans] Moravec: cómo el pensamiento razonado humano (el pensamiento inteligente y racional) requiere relativamente de poca computación, mientras que las habilidades sensoriales y motoras, no conscientes y compartidas con otros muchos animales, requieren de grandes esfuerzos computacionales. El coche autónomo es ese problema, pero amplificado.

— ¿Cuándo crees que veremos un coche autónomo en la calle?

— Veremos varias reencarnaciones en la calle. A nivel comercial, en EEUU ya hay dos opciones. Una es el Tesla con cámara, que tiene un nivel de autonomía limitado y que en cualquier momento te puede pedir que tomes el control. Pero lo que vamos a ver cada vez más en la calle son los coches con sistemas de ayuda a la conducción. Coches que ayudarán a aparcar, etcétera. Sin embargo, el coche cien por cien autónomo lo veremos en entornos cerrados y de explotación comercial, como el taxi. Por ejemplo, Google será la primera empresa que va a desplegar la primera flota en un entorno acotado. Será en una ciudad entera, en este caso Phoenix, donde hace buen tiempo, y después lo veremos en urbanizaciones muy grandes o en las universidades. Parte del motivo es que los sensores que utilizan este tipo de vehículos para conseguir, a día de hoy, el cien por cien de autonomía, es el Lida, un láser que cuesta ochenta mil dólares. Vale más que el propio coche. Así que todavía es prohibitivo meter ese tipo de sensor en un coche comercial. 

— ¿Ha dejado de ser emprendedor?

— Me dicen que soy como Batman, Bruce Wayne de día (emprendedor y empresario), y el Batman de la Inteligencia Artificial por la noche, porque me dedico a hacer competiciones. Esta nueva faceta la estamos aplicando en Flixr, nuestra empresa, para optimizar precios, mejora predicciones, y lo queremos aplicar en una experiencia que tengo nueva. Estoy mentorizando a un grupo de estudiantes que tienen inquietud en ese tema. Son gente española y lo hago por internet. No soy un profesor, soy un mentor, y lo que hago es que los guío.

— ¿Sigue habiendo miopía tecnológica en las autoridades de la Unión Europea?

— Soy muy pesimista. La Inteligencia Artificial necesita cuatro elementos: uno es la teoría científica, en segundo lugar los científicos e ingenieros; en el tercero, los ordenadores, y en el cuarto, los datos. Hace falta un plan, e invertir en investigación básica para no perdernos en un hallazgo muy potente. Lo que tiene la investigación básica es que con ella sabes lo que te vas a encontrar. Yo he trabajado en el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) y nadie pensaba que iba a dar a luz la web. Fíjate cómo transforma la web. Para mí es un suicidio no invertir en esto. Desde Europa no tenemos una estrategia cohesiva de Inteligencia Artificial. En España, el libro blanco aún no ha salido y, además, tenemos una regulación de datos que pone más obstáculos que otros países, como Estados Unidos o China. Es muy perverso. Los legisladores se han puesto del lado de los ciudadanos y de su privacidad. Ahora bien, cuando se les ha tocado a ellos, los partidos políticos sí han eliminado cualquier restricción para enviar datos y perfilar usuarios y hacer impactos de campaña electoral. Ahora todos los partidos políticos se han puesto de acuerdo en poder utilizar nuestros perfiles y enviar publicidad tarjetizada. 

En definitiva, eso es querer manipular mi voluntad. Es una violación individualizada de la voluntad. Nos querían quitar la privacidad en los correos electrónicos, pero nos siguen llamando las teleoperadoras de telefonía móvil, que tienen mucho poder de lobby. Con el email, el tema está resuelto con la carpeta de spam. Pero los políticos sí que se han brindado el poder de explotar lo que en otro caso no permiten a la empresa privada.

«Hace falta un plan e invertir en investigación básica para no perdernos en un hallazgo muy potente. Así podríamos saber lo que vamos a encontrar»

— La política de datos en Europa, ¿nos pone en desventaja respecto a China y Estados Unidos? 

— No lo hace imposible, pero es un obstáculo más. Cuando hay más obstáculos, el que corre más lento, llega más tarde. No es imposible, pero, para startups en Europa me preocupo de más cosas que en China o EEUU. Hay frenos y, honestamente, estamos en peores condiciones.

— ¿Qué te parece el proyecto del Distrito Digital? ¿Conseguirá ser Alicante un ecosistema de empresas digitales?

— Tenemos la posibilidad de ser algo. No somos todo lo que nos creemos, pero podríamos ser lo que nos gustaría ser. El entorno empieza a ser mejor por varios motivos: los polos tecnológicos, como Silicon Valley o San Francisco, Madrid o Barcelona, generan inflación de sueldos, que es muy bueno que suban, pero una startup lo tiene más difícil. Quien pueda pagar, como Google, que pague barbaridades. Hemos tenido algunos casos de éxito, como Planeta Huerto o Cookpad, pero no hay que confundir: han sido excepciones. No hay que confundir excepciones con estrategia. No tenemos estrategia y me gustaría tenerla: hay indicios con estas excepciones de que hay una oportunidad. Tenemos que plantearla y para ello tenemos un buen clima, pero el clima solo no va a hacer que venga la gente; porque hace falta algo más. Hace falta que tengamos excelentes universidades. Tenemos que intentar que las universidades trabajen más con las empresas, porque esa es precisamante la asignatura pendiente que tenemos en España. Alicante está bien posicionada comunicativamente a través del aeropuerto y también telemáticamente, con capacidad de atraer personal cualificado extranjero. Además tenemos colegios internacionales. Creo que tenemos algunas cartas buenas y hay que saber jugarlas.  

* Este artículo se publicó en el numero 22 de la edición de Alicante de la revista Plaza


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