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Experta en Inteligencia Artificial

Nuria Oliver: «Hay más móviles en el mundo que humanos»

La Inteligencia Artificial y el Big Data para el bien social; por primera vez se puede medir el comportamiento humano a gran escala

| 28/01/2018 | 4 min, 44 seg

VALÈNCIA.- Cuando en 2015, la Association for Computing Machinery (ACM), la sociedad científica y de educación más importante del mundo en el campo de la informática, incluyó entre sus ACM Distinguished Member Awards del año a la ingeniera Nuria Oliver (Alicante, 1970), estaba premiando algo más que la brillante trayectoria de esta científica especializada en Inteligencia Artificial y Ciencia de Datos, con más de cuarenta patentes y 150 artículos científicos en su currículum, un Ph. D. por el Massachussetts Institute of Technology (MIT) y desde enero de 2017, directora de Investigación en Ciencia de Datos en Vodafone, estaba dando visibilidad y apoyando a una científica cuya pasión es conseguir un impacto positivo en el mundo a través de sus investigaciones, inspirando a otros, especialmente a mujeres, a seguir carreras en ciencia y tecnología. En noviembre de 2017 fue elegida entre los nueve integrantes del Grupo de Sabios que abordarán las implicaciones sociales, jurídicas y éticas de la utilización de la Inteligencia Artificial y el Big Data en el sector privado, la Administración pública y la sociedad en general, por parte de la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital, junto al exrector de la Universitat d’Alacant, Andrés Pedreño.

—¿Cuándo desaparecerán los móviles?

—Esto es algo que llevo ya diciendo desde hace varios años, pero en realidad a lo que me refiero es al proceso de transformación que están teniendo y que tendrán los móviles como consecuencia del progreso tecnológico. No tiene sentido pensar que vamos a progresar tecnológicamente y que va a haber un conjunto de avances, pero el móvil se va a perpetuar en el tiempo, fosilizado casi como cuando salió al mercado. Si nos centramos en los smartphones, hace unos diez años. Está claro que se está  desarrollando un conjunto de tecnologías que tienen el potencial de transformar significativamente el móvil, tal y como lo conocemos hoy. Algunas de estas tecnologías incluyen lo que se conoce como headmanted display, las pantallas que puedes llevar en unas gafas, porque uno de los grandes factores limitantes del móvil es tanto la entrada como la salida de información: tienen una pantalla pequeña que nos obliga a mirar hacia abajo, teniendo que ignorar el entorno que nos rodea. Una de sus limitaciones primeras, por tanto, es postural. Lo ideal sería poder mirar hacia arriba para poder tener acceso a esa información que nos da. Otro de los avances es el tema de los wearables, dispositivos que llevamos puestos y monitorizan algún tipo de señal fisiológica o de actividad, y aunque en este caso el móvil hace de ordenador que recoge los datos, sigue formando parte de este proceso de descentralización del móvil, de distribución, formando un ecosistema de dispositivos, sensores y tecnología que puedes llevar en el cuerpo, o que pueden estar en el ambiente, pero que interaccionan con el móvil, ya que está ofreciendo un nivel de computación mucho más alto de lo esperable en un dispositivo tan pequeño. Y paradójicamente, el regreso de la voz es otro de los avances que está transformando el móvil. Aunque se llame teléfono móvil, en realidad, no lo usamos como teléfono, y la mayoría de la gente no habla por el móvil, pero sin embargo todos podemos hablarle a nuestro móvil. Ahora mismo nos encontramos en la situación de que los humanos nos mandamos mensajes de texto entre nosotros, pero le hablamos a Cortana, a Siri o a Google Voice. 


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­­—¿Eso es un paso casi sin vuelta atrás en la interacción máquina-persona?

­­—Sí, pero no queda ahí; el móvil tiene capacidad de computación por un lado, sensores por otro, e interfaz gráfica para la entrada y la salida. Y ahora mismo hay muchas opciones para suplementar esa interfaz gráfica. Uno de los pasos más grandes en estos momentos está en la posibilidad de ir más allá de utilizar texto y voz, incorporando otros sentidos. Ahora mismo ya hay accesorios que permiten enviar mensajes con olores, o el sentido del tacto en la comunicación a distancia. Hay una startup, de la cual uno de los fundadores es español, por cierto, que pone una capa en el móvil de sensores y actuadores, de manera que cuando tú coges el teléfono, sientes la mano de la persona con la que estás hablando. Y el siguiente paso, claramente, es ir directamente al cerebro, que es el origen de todo. Se están produciendo avances muy significativos en la capacidad que tenemos tanto para interpretar de manera no invasiva los patrones de actividad neuronal, como para estimular, también de manera no invasiva, el cerebro de otra persona, de manera que si yo pienso X, ese X se estimule en tu cerebro y lo recibas. Con esto es evidente que el móvil desaparecería, como herramienta de comunicación en la distancia. 

* Lea el artículo completo en el número de enero de la revista Plaza

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