Otro año más y volvemos, y es un clásico ya de esta columna, al Año Nuevo Chino. Es la única ocasión en la que saco la bola de cristal y planteo pronósticos de lo que va a suceder en los próximos meses. A veces acierto, las menos, y otras me equivoco, las más. Este año, tras dejar atrás al atrevido y potente año del Dragón de Madera damos la bienvenida al año de la Serpiente (igualmente) de Madera. El Año Nuevo Chino se celebra en la primera luna nueva del año. Es la fecha en la que acaba un periodo y arranca un nuevo ciclo con características siempre singulares. Para los chinos es la gran fiesta anual, casi como nuestras vacaciones de verano en agosto. Y el número de desplazamientos que se produce en China en esta época de los ciudadanos chinos que regresan a sus hogares es sencillamente colosal. Este año se prevé batir todos los records y alcanzar la desorbitada cifra de ¡9.000 millones!
Recordemos que el zodiaco chino está integrada por doce animales y cada año viene representado por uno de esos animales. La serpiente es el sexto animal. El animal de la serpiente es peculiar y está cargado de una profunda simbología y no solo en la cultura china. La serpiente goza de la condición de sagrada en la India a través de una criatura denominada “Naga” con forma de serpiente y percibida como un semidiós. Por otro lado, en la zona de Mesoamérica (México y América Central) también ocupa una posición preponderante en numerosas civilizaciones. La más célebre es la del dios Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada que veneraban los aztecas (Kukulcán para los Mayas) y que los referidos Aztecas, en el momento de la conquista, confundieron inicialmente con Cortés. Un error sin duda letal. Incluso en la religión cristiana, la serpiente es el animal por el que la humanidad fue expulsada del paraíso al incitar pecaminosamente a Eva a comerse la manzana. Por otro lado, cada año está ligado a uno de los cinco elementos de la cosmología china: madera, fuego, tierra, metal o agua. Este año, como el pasado, es la madera que aporta cierta sabiduría vital, equilibrio y longevidad.
El año de la Serpiente de Madera empieza la semana que viene, concretamente el 29 de enero y se extenderá hasta el 16 de febrero de 2026. De hecho se ha aprovechado este fin de semana para celebrar, unos días antes, el Año Nuevo Chino en numerosas ciudades españolas como es el caso de Valencia que recibió una colorida cabalgata (que año a año va siendo más popular) en el centro de la ciudad ayer sábado.
Con carácter general la serpiente representa la adaptabilidad y la transformación. No olvidemos que la serpiente se regenera constantemente mediante la muda de su piel. Por otro lado, es un animal cuyo aspecto físico es negativo (por sus movimientos sinuosos, su tacto frío y ¡por que da grima!) pero se caracteriza por su rapidez y su astucia. También se la considera como entidad protectora. En este último sentido, hay un componente relevante de buena fortuna ligada a la serpiente. De hecho en Oriente mucha gente lleva amuletos realizados con estos animales como talismanes de la buena fortuna (sobre todo la económica) y se les atribuye la capacidad de atraer la buena suerte y el dinero. Es decir, sobre todo, la riqueza material. Así, en la India la serpiente encarna a la diosa del dinero, Benzaiten.
¿Cuáles son las características recurrentes de las personas que nacen bajo este signo? La Universidad de Valencia a través del Instituto Confucio en su página Web viene a decir que los nacidos bajo el signo de la serpiente son gente determinada, es decir, saben lo que quieren y cómo obtenerlo. Para ello se comportan de forma especialmente astuta. Por un lado son muy intensos y casi obsesivos pero simultáneamente cautos Tiene un discurso especialmente estructurado y sofisticado Se caracterizan igualmente por su lealtad y por vínculos familiares profundos. Pueden ser muy celosos y posesivos. La amistad la valoran especialmente y son muy fieles a sus amigos. No obstante son presa de enfados monumentales si no consiguen lo que quieren o se sienten despreciados. También pueden ser fríos y saben gestionar los momentos difíciles en los que se suele perder la perspectiva por la perturbaciones emocionales que dichos momentos generan.
Y ¿qué debemos esperar de los años bajo el signo de la serpiente de forma general? En estos periodos se producen transformaciones duraderas y significativas de forma discreta y subterránea. Son momentos para la introspección y el autoconocimiento como base necesaria para los cambios futuros. Toda expansión requiere una provechosa contracción previa. Hay incertidumbre y misterio que van a necesitar de una fuerte dosis de astucia y planificación de nuestras acciones para poder enfrentarlos. Va a ser un año para someter nuestra vida a una profunda reflexión, hacer balance, dejar atrás las cosas y las relaciones que ya carecen de sentido o no nos resultan útiles. Por lo tanto, lo dicho, un buen momento para el conocimiento y la pretensión de alcanzar cierta serenidad y sabiduría.
Y ¿qué va a pasar en el mundo? Parece que la época de la globalización y el libre comercio, al menos tal como lo hemos conocido hasta ahora, está concluyendo. Y se está produciendo un deslizamiento a posiciones más nacionalistas y aislacionistas. Es una tendencia que ya se veía venir. A su vez implica que la seguridad nacional se convertirá en la principal prioridad. Seguridad contra los otros países, contra los inmigrantes, contra las amenazas terroristas. Los gastos de defensa se van a incrementar de forma sensible. El Presidente Trump ya ha señalado que se ha cansado de pagar la fiesta en la OTAN y que algunos miembros, como España, cuya contribución es, en proporción, insignificante, tendrán que hacer esfuerzos considerables para ponerse al día si quieren que la OTAN vele por ellos.
Además, dado que nuestras sociedades han alcanzado un elevado grado de desarrollo tecnológico, la ciberseguridad como mecanismo de protección necesario va resultar igualmente muy relevante. El crecimiento económico va a ser moderado. Se pronostica de forma global un crecimiento que no excedería del 3%. Pero lo dicho, la incertidumbre puede golpear y hacer que dicho crecimiento sea inferior. Como ya hemos avanzado en esta columna, las perspectivas para China no son halagüeñas: por sus problemas económicos (crisis inmobiliaria y de consumo interno), sus tensiones sociales y la presión que supone la llegada nuevamente de Trump a la Casa Blanca. Tampoco en la Unión Europea se anticipa un crecimiento notable al encontrarse sus dos grandes economías (Alemania y Francia) en situaciones problemáticas.
Políticamente, la Unión Europea ni está ni se le espera. Y, Estados Unidos va a volver a su posición de líder incuestionable por su ventaja tecnológica. En lo concerniente al desarrollo de la Inteligencia Artificial es evidente que se consolidará durante este nuevo año de la serpiente. Y probablemente su impacto va a implicar cambios drásticos en millones de personas que van a ver alteraciones profundas en sus vidas. En efecto, la inteligencia artificial generativa podría llevar a superar las capacidades cognitivas de los humanos. Para ello se van a necesitar cantidades ingentes de energía y centros de datos. Y sobre todo, recursos de inversión masivos.
El Presidente Trump ya ha anunciado inversiones millonarias en este campo. Las Coreas se van a ver fuertemente afectadas. Las relaciones entre Corea del Norte y Rusia se incrementaran: a cambio del envío de tropas a Ucrania, Corea del Norte va a recibir petróleo, dinero y comida de Moscú. Y la crisis política en Corea de Sur ya se ha cobrado una pérdida enorme del valor del Won ya que numerosos inversores, asustados, han decidido vender sus reservas. Por otro lado, se va a dar un retroceso en el ámbito de las energías renovables y la vuelta del petróleo (el soniquete del Presidente Trump“drill baby drill”) con el consiguiente impacto negativo en el calentamiento global.
El panorama resulta inquietante pero confiemos que no desesperado como decía el Sr. Mac Mc Namara (James Cagney) repitiendo las palabas de su jefe de Atlanta en la frenética “Uno, dos, tres” del genial Billy Wilder. En todo caso, ¡feliz Año de la Serpiente de Madera!