Hoy es 12 de octubre
En breves días diremos adiós a 2023. Un año que pasará a la historia por muchas cosas: en el ámbito político, se produjo el cambio en el Gobierno de la Generalitat Valenciana, y en el campo económico, porque la economía de la provincia de Alicante y por extensión de la Comunitat Valenciana recuperó algunas cifras de 2019.
El cambio político ha devuelto al PP a la Generalitat Valenciana después de ocho años de gobiernos de izquierdas. Los excelentes resultados del PP y el apoyo de Vox han llevado a Carlos Mazón a la presidencia del Gobierno valenciano y al segundo gobierno de coalición de centro derecha en la Comunitat, no exento de polémica por los posicionamientos de Vox en asuntos como la violencia de género o el cuestionamiento de determinados logros democráticos. Con esa misma fórmula el PP ha recuperado gobiernos locales como los de València, Castelló, Torrent, San Vicente del Raspeig, Orihuela o Elche. Sin embargo, casi un mes después, con las elecciones generales convocadas por Pedro Sánchez como respuesta, el PP también venció las elecciones del 23J pero no ha logrado alcanzar la Moncloa. En noviembre, Sánchez renovó su mandato, esta vez, respaldado por seis partidos y la aprobación de una ley, la de la Amnistía, que ha generado un fuerte rechazo en diferentes sectores sociales, judiciales y económicos.
Y con este telón de fondo, de vaivenes políticos, la economía ha demostrado otra vez sus signos de fortaleza, sobre todo, en sectores como el turismo, que ha recuperado cifras de la prepandemia, en niveles de ocupación hotelera y de llegada de turistas a través del aeropuerto de la Comunitat Valenciana. Tal circunstancia ha llevado al mercado laboral a presentar las mejores cifras de los últimos años, sobre todo, en los meses de verano, con récords de afiliación. El sector servicios, junto al inmobiliario, pese al aumento de tipos de interés, ha consolidado el crecimiento de la provincia de Alicante. En cambio, las exportaciones están marcando cifras decrecientes desde junio, lo cual es preocupante para la agricultura y la industria, los principales sectores exportadores de la provincia de Alicante. En el caso de Valencia, la luz de alarma se ha encendido en la automoción y la transición de Ford.
Con este escenario, y con estas bonanzas y nubarrones, arrancará el 2024. Ambas han ayudado a combatir la inflación, que, aunque con menor impacto, ha hecho mella en la economía de las empresas, las familias y las instituciones públicas, que han visto durante estos meses cómo han tenido que hacer frente al incremento de gastos con una subida de impuestos y tasas, en algunos municipios. Situación que contrasta con la rebaja fiscal aprobada por el Consell de Carlos Mazón que ha hecho de la bonificación del Impuesto de Sucesiones y Donaciones su bandera en sus primeros meses de gestión.
Y más allá de la economía, hay otra incógnita que puede tener influencia en el devenir inmediato de la economía provincial: los nuevos Presupuestos Generales del Estado, si los hay, y la condonación de la deuda a las comunidades autónomas. Tanto por una vía como por otra, en ambos casos, debería ser un alivio a las finanzas de las administraciones y un impulso a las necesidades en infraestructuras que tiene la Comunitat Valenciana en general y la provincia de Alicante en particular. Todo ello con una batalla más amplia, cuyas señales ya son evidentes: el cambio climático y sus efectos. La música ya suena por ahí, aunque se cuestionen impactos como el de los vuelos cortos o el de los cruceros (Lisboa acaba de fijar una tasa turística a sus viajeros).