EL HELADO NO ENTIENDE DE ESTACIONES

Antiga Lechería, la heladería artesanal de Russafa

Originales de Albania, pero con pasaporte y sabor italianos, esta pareja, que vivió 32 años en el lago de Garda a los pies de los Alpes, llega a Russafa con los secretos del helado artesano.

| 02/09/2022 | 2 min, 57 seg

El lago de Garda es el mayor lago italiano y uno de los más afamados, a los pies de los Alpes, un gran enclave que sería perfecto para alargar ese verano sin pasar calor. Albergar una gran ilusión, sería suficiente para mudarse de un sitio aparentemente tan paradisíaco. Descubrí La Antigua Lechería hace escasas semanas, a contracorriente pasé una semana en el barrio de Russafa con el privilegio de pasear las calles casi desiertas como quien mira por el ojal de la puerta esperando a que llegue la noche. Llegué a la Antigua Lechería guiada por el calor y allí, en el número 7 de la Plaça del Dr. Landete, estaba Glen Lufi de buen temple. Limpiaba muy apacible el limonero que había sufrido un percance con un helado. Entré y me topé con los ojos de Arlena Xega. Ver la reacción de quien entra por primera en un local casi sin ventanas y con tanta luz debe ser suficiente motivo para dejar atrás el lago de Garda.

Esta es la tercera heladería de Glen y Arlena, la primera se ubicó en el mar negro en Bulgaria y la otra en Croacia, en la costa Dálmata. Este proyecto en Valencia es el que realmente cuenta lo que son, cómo se definen, “artesanos del helado que amamos nuestro trabajo”. Ocho meses han pasado desde que encontraron el local, que era una tienda de textil infantil con mil capas en las paredes, hasta que pudieron servir el primer cucurucho. Durante la reforma, guiada por el arquitecto castellonense Nacho Carbó, decidieron picar las paredes y salieron baldosas antiguas y tradicionales valencianas. Las paredes son tan protagonistas como los mismos helados que dividiremos en cremosos con base de nata y leche frescas y los que no llevan leche.  


El secreto de la Antigua Lechería es elegir la materia prima de gran calidad. Compran en el mercado de Russafa, bien cerca, las frutas de temporada para hacer helados como el de higos o el de limón y albahaca. Estos son de recetas sin leche, de sabores muy refrescantes. ¿A qué sabe un beso? Según ellos, a avellana y chocolate, que es más de invierno. Glen lo tiene claro, el helado es para todo el año y por eso tenía tanta ilusión de establecerse en Valencia, porque aquí puede repartir felicidad durante más tiempo y conseguir una gran variedad de ingredientes de calidad.

La historia de estos helados comienza cuando Glen vendió su empresa de catering, también con su partida de postres. Entonces conoció a Giovanni Michielan, uno de los pocos grandes maestros heladeros originario de Italia, según Glen. Se convirtió en su maestro y siguen manteniendo un estrecho contacto para descubrir nuevos productos y combinaciones. Mantienen las fórmulas creadas junto a Giovanni, algunas de ellas son recetas milenarias.


“Desde la primera piedra puesta hasta el sabor del helado, este lugar recoge nuestro camino y forma de ser”. Turrón, leche merengada, mascarpone e higos caramelizaos, pistacho, cookies, snickers y muchos más. Sobran motivos para un verano sempiterno en forma de cucurucho. Aquí es imposible dejar de sonreír.

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