Con Sugar se atreve por primera vez a trabajar un formato thriller en el que se se reta a sí misma a seguir un ritmo más misterioso y frenético: “Es mi primera novela de este tipo, lo que me gusta es divertirme y entretenerme escribiendo y probar un poco de cada género. Ahora mismo estoy emocionada en ver cómo funciona esto, es un género que va bastante bien en el mundo de lo audiovisual y seguramente lo haga también en la literatura”, añade la autora. Ella es una fiel consumidora de booktube y bookstagram, que es como se le llama al lado más “librero” de las redes, en el que cientos de lectoras y lectores recomiendan a sus seguidores nuevos títulos que puedan llegar a enganchar. En estas recomendaciones siempre suele funcionar bien el romance, tintado con un poco de drama y de misterio: “Para mi ahora escribo de un género del que siempre he leído, me gusta tocar nuevas líneas de esta narrativa y sacar a la luz las ideas que llevan rondándome desde hace años”, explica.
Tanto en Sugar como en algunas de sus publicaciones anteriores, como Nunca será para siempre, Comes le da una nueva vida a los adolescentes siguiendo su propia "fórmula de éxito": “Las historias de enredos siempre tienen mucho movimiento, me gusta centrarme ahora en cosas más costumbristas y perfilar a mis personajes a través de sus capas. En el caso de Sugar el punto clave es que se ven inmersos en una historia de asesinato mientras intentan sacarse los estudios y ampliar sus círculos”. En este caso se centra más en lo emocional que en lo fantástico, como le ocurre con otras publicaciones, “para mi en este libro hay una Arantxa nueva que se aleja de la ciencia ficción o de lo fantástico -como le sucede con La tierra de la sanación o con La huida- pero que sigue centrándose en como cambia y progresa la gente joven”.
Finalmente escribe sobre lo que conoce y defiende a capa y espada, admite que lo hace con tal obsesión que mientras prepara esta entrevista ya está comenzando a trabajar en su nueva novela, una con un tinte más contemporáneo y realista. En esta sus protagonistas siguen siendo algunos “chavales”, con sus respectivos dramas y sus gestiones. Aunque varíe de género sus protagonistas son siempre aquellos que viven jóvenes eternamente entre las letras.